tres.

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El móvil sonó en su bolsillo. Ambos se miraron fijamente, JongIn se echó a reír, pero parecía estar asustado. —No te preocupes, debe ser mi amiga Yuri, le dije que necesitaba contactarte de inmediato, y salí prácticamente huyendo del hospital.

—Vaya. Quién diría que al final estaríamos aquí, y creerías mi historia. —le dijo— Aunque para serte sincero, no entiendo absolutamente nada de lo que está escrito en esta pizarra. Todo esta en chino para mí.

La dirección que su hermana Lucy había escrito en la carta no era nada más y nada menos que una casa a las afueras de la ciudad, utilizó la llave para entrar por una puerta que parecía tener años de no ser abierta. Y ahí estaban ante una pizarra llena de letras y números, un cuarto repleto de periódicos, cartas, anotaciones y polvo, mucho polvo.

—Oye, mi hermana es... —durante un segundo pareció haber olvidado que su hermana había fallecido— Era, mi hermana era muy inteligente. 

—¡Nadie ha dicho lo contrario Mad! Estoy seguro que tu hermana lo era, y tú también.—posó sus manos sobre los hombros de Maddie, y sonrió tiernamente, una situación que les pareció un poco incómoda a ambos. 

—Sí sabes que soy lesbiana, ¿no?

—Eh. Sí sabes que tengo un matrimonio con mi esposo al que quiero regresar, ¿no?—JongIn retiró sus manos y ambos quedaron en silencio por unos segundos, pero luego se rieron esbozando una sonrisa en el rostro— ¿Y entonces? ¿Cuál es el veredicto?

—Pues debe haber alguna respuesta por aquí, en algún lado. Empecemos por revisar esos libros de ahí.

—¿Libros? Quieres decir polvo, porqué literalmente acá hay un poquito de libros en su polvo. 

—Ya, no es para tanto. —cogió uno y sopló el polvo que tenía encima, a los segundos comenzó a estornudar.

—Te dije.

Sinceramente, pensó que esto sería más fácil, que su hermana tendría por ahí algún tipo de manual dónde estarían las instrucciones paso por paso de lo que tendría que hacer para ayudarle a ese tipo tan raro. Maddie detuvo sus pensamientos de golpe al encontrarse a sí misma criticándole, cuando la verdad ese hombre de aspecto triste estaba a punto de renunciar a una vida llena de lujos por una dónde no tenía nada, pero tenía a su esposo. 

—¿Ya revisaste todo?—preguntó, al ver como JongIn negó con la cabeza, suspiró hondo y se cruzó por toda la sala, hasta ver una pequeña luz que parpadeaba de forma intermitente— Mira eso, no estaba antes ahí, ¿o sí?

—Eh, no lo sé. —se encogió de hombros— ¿Vamos a ver? Tal vez es algo importante.

Como si se hubiesen leído la mente, ambos asintieron con la cabeza al mismo tiempo. Lentamente se acercaron a una puerta con una bonita decoración, ese vitral era hermoso,  estaba cubierto de telarañas pero tenía una figura particular que por más que Maddie y JongIn intentaban descifrar, no podían.

—Abriré a la cuenta de tres. ¿De acuerdo? —murmuró JongIn. Colocó su mano sobre la perilla y la giró sin abrir la puerta. Miró a su nueva amiga, y empezó el conteo con su otra mano— Uno... Dos... Tres. 

Maddie fue la primera persona en tener la oportunidad de ver el interior de la habitación, llevó ambas manos a su rostro, tapando su boca en forma de 'o'. JongIn frunció el ceño confundido al ver el gesto de Maddie, se movió un poco de dónde estaba para poder ver el interior y asomó su cabeza por la puerta. 

—No me jodan—soltó JongIn, sus ojos no podían creer lo que veían. El pequeño gesto de sorpresa de la chica había cambiado por completo, ahora estaba en el piso, muerta en risa. La situación aunque era seria, también era cómica, parecía un capítulo de telenovela— Ya no puedo más. ¿Dónde están las cámaras escondidas? Deben estar dentro de eso.

Back To You.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora