Estoy agotada, acabo de aterrizar en Madrid después de estar desfilando en Italia. Últimamente, no paro, mi carrera como modelo ha despegado e incluso, tengo que rechazar propuestas por falta de tiempo.
Ahora mismo estoy centrada en mi proyecto, han pasado tres meses desde que saqué mi propia marca de ropa y por el momento, me va estupendamente, mejor que en las estadísticas iniciales.
Como era de esperar, esta decisión no le agrada a todo el mundo, en mi agencia de modelo no le parece bien que rechace tantos proyectos porque eso significa que no se lleven su comisión pertinente y no ganan dinero, pero no puedo dividirme en dos y ser empresaria requiere mucha responsabilidad y estar al pendiente de todo.
Al salir del aeropuerto, me encuentro con mamá esperándome para llevarme a casa. La saludo con un beso en la mejilla y vamos hacia el parking para montarnos en su coche e ir a casa de una vez por todas.
—Te recuerdo que hoy tenemos la barbacoa —vuelve a decir y gruño.
—No me apetece —suspiro porque no lo entiende —estoy agotada y solo quiero dormir.
—Pues dormirás y a las dos te quiero más que preparada.
—Pero son casi las once —me escandalizo.
No me responde y enciende la radio para escuchar música e ignorarme. Odio cuando hace eso, no lo soporto, pero me contengo porque esta semana ha sido muy agotadora y con mucho estrés.
Cuarenta minutos después, aparca en el garaje de casa y bajo sin coger la maleta. Ya lo haré después que ahora mismo, solo quiero acostarme en mi cama y desear que tiempo se detenga para poder descansar.
—Cariño —me acarician la cara —despierta que son las una y media.
—Mamá —me quejo dándome la vuelta.
—Vamos —me quita el antifaz y me quejo al sentir la luz en mi cara —levántate.
—No quiero.
—Sí y punto.
Se va de mi habitación y suspirando, salgo de la cama para ir al baño a darme una ducha rápida. Odio las comidas en casa cuando solo quiero dormir y hacer la vaga.
Quince minutos después, me pongo el albornoz mientras el agua gotea por todo el suelo. Voy hacia mi vestidor para escoger que ponerme. Vamos a comer en el jardín, así que optaré por algo cómodo y sencillo.
Me decanto por unos jeans, un jersey beis y unos botines camel con un poco de tacón. Vuelco al baño para peinarme el pelo mojado y comienzo a maquillarme, me pongo un poco de corrector, colorete rosa, rímel y pintalabios burdeos para darle color a la cara.
Miro el reloj y son las dos y cuarto de la tarde, no creo que haya llegado nadie, así que, con pocas ganas, salgo de mi habitación y me dirijo al jardín.
Al llegar, descubro que ya está Thiago con Audrey hablando con papá mientras prepara la barbacoa.
—Estaba a punto de subir a buscarte —indica mamá al verme.
—No empieces por favor —suspiro —papá, ¿te ayudo?
—No, lo tengo controlado.
—Hola chicos —saludo —que puntuales.
—A diferencia de ti —me critica mi hermano y le miro mal.
—Voy a por una cerveza —escapo.
—Te acompaño —se ofrece mi cuñada.
—Thiago es insoportable, no sé como lo soportas —necesito su secreto.
—Quizás al principio —me guiña un ojo y gruño al saber por donde va —no me mires así.
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Todos los te quiero que no me atrevo a decir (Saga TE QUIERO IV)
RomanceDISPONIBLE EN AMAZON KINDLE A PARTIR DEL 23 DE ENERO 2024. Lucía Bianchi siempre ha aparentado ser una mujer muy segura y que lucha por lo que quiere. Podría definir su vida como perfecta, ya que empieza a ser reconocida en el mundo del modelaje, a...