PRÓLOGO

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Estoy muy nerviosa, en cinco horas es la inauguración de mi marca de ropa Lucibi y siento que me va a dar un infarto.

Llevo prácticamente toda mi vida soñando con este momento y en vez de disfrutarlo y celebrarlo, estoy nerviosa, inquiera e irascible.

La maquilladora y la peluquera comienza a arreglarme e intento descansar la mente. Para esta ocasión, me he decantado por un vestido de pluma color malva, con corte asimétrico, dejando al descubierto la pierna y hombro izquierdo.

Lo he combinado con unos tacones altos de punta y un maquillaje sutil con tonos similares al del vestido. En el pelo; van a hacerme un recogido desenfadado, dejándome un mechón del flequillo suelto.

Al mirarme al espejo, descubro que voy cómoda, sencilla, pero elegante, que era mi objetivo.

Me despido de ambas y al mirar el reloj, ya es la hora de irme para comprobar que todo marcha según lo planeado antes de que lleguen los invitados.

—Cariño —entra mamá —ya es hora de irnos.

—Sí, cojo el bolso y bajo.

Al hacerlo, suspiro para darme fuerza y dejar todas las inquietudes en estas cuatro paredes para reunirme con mis padres e ir a mi inauguración.

—Estás preciosa —indica papá emocionado —mi pequeña ya no lo es tanto.

—Papá, no empiece —me abraza y entre sus brazos me siento bien y segura.

—Anda, deja a la niña que llegaremos tarde.

—Lo siento.

Caminamos en dirección al coche de papá y mientras lo hacemos, pienso en la suerte que tengo de tener a unos padres como ellos. Están tan enamorados que para ellos no han pasado los años. Siempre se ha dedicado a ayudarnos y apoyarnos en todo lo que necesitamos y soñábamos.

Supongo que intentan no cometer los mismos errores de mis abuelos, pero eso ya es pasado y está olvidado.

—¿Estás nerviosa?

—Un poco, mamá —confieso.

—Pero si todo ha quedado precioso y tus diseños son increíbles —me apoya —deja los nervios y disfruta de esta noche.

—Lo sé, pero irá la prensa y de sus opiniones, decidirá mi futuro.

—Eres la mejor y lo sabe —sentencia papá y sonrío porque es único.

Llegamos y como imaginaba, está la prensa haciendo guardia para no perderse nada de la inauguración. Bajo del coche con esa máscara de frialdad y seguridad que siempre me acompaña y poso durante unos segundos para que me saquen fotos.

Cuando siento que ya es suficiente, entro a mi tienda que, a partir del lunes, estará abierta para el público y me muero de ganas de que ocurra.

—Que bonito —señala mamá el mural de flores que tenemos en la pared de la derecha —todo es tan fino y elegante.

—Gracias, mamá —le doy un beso en la mejilla y voy directa hacia el encargado para que me dé las últimas novedades.

Por lo que me comenta, todo va según lo planeado y no hay retrasos ni inconvenientes y eso es estupendo.

Me queda más o menos cuarenta y cinco minutos antes de que empiecen a aparecer los primeros invitados y me pongo a analizar todo para corregir posibles fallos.

—Estás aquí —escucho de repente y casi pego un grito.

—Que susto, Eloi —cojo aire —has venido temprano.

Todos los te quiero que no me atrevo a decir (Saga TE QUIERO IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora