Todos los te quiero que no me atrevo a decir (Saga TE QUIERO IV)

CAPÍTULO TRES

—Perfecto —respondo —lo necesito como mucho para la semana que viene.

—No se preocupe, nos pondremos en ello enseguida y en estos días los tendremos listos .

—¿Tan pronto? —desconfío de las promesas.

—Tenemos varios talleres y vamos a dedicarlos exclusivamente a sus diseños.

—Perfecto, espero noticias suyas.

Cuelgo la llamada y suspiro por fin, gracias a mi hermano que es muy bueno en su trabajo, he podido contratar a otro taller para que me confeccionaran más prendas porque apenas tengo para esta semana.

Debo reconocer que me he agobiado muchísimo, no esperaba este recibimiento por parte de los clientes, que les gustara tanto mi marca y que funcione tan bien que apenas hubiera tenido existencia para poder seguir abierto hasta la semana que viene.

Y si ya no era suficiente este problema, debo sumarles que los días han sido agotadores por las continuas reuniones que he tenido para cerrar la siguiente capsulas que sacaremos muy pronto.

Para no arriesgarme, he tenido que aumentar el número de prendas para que no me pase como en la primera cápsula y solo espero que todo salga bien.

Espero que les guste, aunque imagino que sí porque cada diseño es tan bonito e ideal que me tiene enamorada. Es verlos y darme cuenta de que lleva mi esencia, lo que me gusta y creo que puedo conectar con un gran número de la población femenina.

Miro el reloj y me pongo en pie porque ya llego tarde a la reunión que tengo con una marca de joyas para mi colección. Voy a colaborar con ellos y realmente, estoy muy ilusionada. Es mi marca favorita desde que tengo quince años y colaborar con ellos, es increíble.

Estas semanas han sido un no parar, me estoy involucrando en mis negocios dejando a un lado el modelaje. He rechazado varios desfiles y revista porque quiero llevar mi carrera por otro camino, quiero sentirme identificada con cada proyecto y no aceptarlo a lo loco como hacía en un principio.

Quiero que cada cosa que haga a partir de ahora, sea una parte de mí y no me voy a conformar con menos.

Voy hacia mi Fiat 500 corriendo y conduzco hacia la empresa. Al llegar, media hora tarde, aparco en el parking que tienen y salgo con calma porque si llego tarde, que no se note o al menos, esa es mi filosofía.

Llego a recepción y me encuentro con una chica que me mira alucinando. Supongo que me habrá reconocido, pero no le doy mayor importancia.

—Buenas tardes —saludo —soy Lu...

—Lucia Bianchi, la modelo del momento —me interrumpe emocionada.

—Esa soy yo —sonrío —tengo reunión con ...

—Sí, sí —coge aire —disculpa.

—No te preocupes —le quito importancia.

—¿Te importaría hacerte una foro conmigo? —me suplica.

—Claro.

Rodea la mesa y se coloca a mi lado con su móvil en la mano y sonrío mirando la pantalla.

—Gracias —la mira con una sonrisa en los labios —planta cinco, la están esperando.

—Perfecto.

Camino hacia el ascensor y al pulsar el botón, sigue en la recepción y entro en él pulsando el número cinco.

Salgo al llegar y me atiende una secretaria que me indica el camino hacia la sala de reuniones, llego a mi destino y me los encuentro esperándome, pero sin recriminarme nada.