cap 4- Enigma.

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Athenea

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Athenea.

según la mitología griega, diosa de la guerra justa, los héroes, la artesanía y sabiduría.

Una diosa orgullosa que hace actos de bondad pero también de un egoísmo inigualable.

Hija de zeus, dios del rayo, y rey del olimpo.

Era la consejera de guerra, y primordial guerrera y líder de las fuerzas de olimpo.

Revajada a.........

Nada más que una modelo de ropa en un lugar desconocido.

- Thena-chan!!!- una voz chiyona grito su nombre, lo que la hizo mover la ceja.
- Este te queda hermoso!- otra voz, un poco más tranquila hablo.

Y extraña mente, a la diosa de la guerra y sabiduría, le gustaba.

- De verdad creen que se ve bien?- pregunto.

Sakura eh ino chocaron sus cachetes, viéndola fijamente.
Simultáneamente ellas gritaron
-Siiiiii!-.

Time skip.

- Ah sido un día maravilloso no creen.- El atardecer era hermoso, la ciudad de la Hoja Oculta bañada por el sol anaranjado del atardecer, sakura estaba extasiada y no dudo en comentar su felicidad.

- Si, la ropa que conseguimos para Thena es maravillosa, le queda bien, tal como una guerrera, una kunoichi inigualable.- Ino Gorjeo, igual de contenta.

Athenea, solo sonrió, un leve sonrojo en su rostro, siempre le gustó de la compañía de buenas amigas, al ver los malos recuerdos de Naruto acerca de ellas, Athenea pensó que serían desagradables, sin embargo, fue grata su sorpresa al ver que estaba equivocada.

Ambas eran buenas personas, bellas y fuertes, le gustaría que fuesen sus sacerdotisas, pero en un mundo que no conoce, ellas son las que deben guiarla.

- Agradezco su ayuda.- fue el sincero agradecimiento de la diosa.
Tanto Ino como sakura vieron como hacia una reverencia, ambas se sonrojarse y chillaron, y empezaron a aullar a la diosa, ella se veía tan hermosa y adorable.

Athenea solo pudo sonreír, no recordaba la última vez que se divertía así.

En la azotea de un edificio cercano, un ambu vigilaba a las kunoichis y diosa.

Sakura volteo a ver a dirección del ambu mientras ino se reía junto con athena.

El ambu regreso el saludo se fue en un borrón.

En otro lugar.

Naruto caminaba en un prado conocido, su capa revoloteando suavemente al compás del viento.

Sumido en sus pensamientos, su ojos solo expresaban pura serenidad fría.
Concentrados, listos, determinados.

El rubio se dirigía a la piedra conmemorativa, a brindar su respeto por aquellos que calleron en batalla.

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