Desde de casi dos largos años que Anne se fue de su cuidada natal, decidió volver para empezar su primer semestre en la universidad. Nuestra querida Anne solo queria terminar su carrera, no queria alguna relación por el momento, por su última experi...
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6 de abril del 2018
—no te preocupes, Anny—la dulce voz de April hizo eco en el cuarto—. La próxima no se te dañara.
Mire las piedritas que estaba regadas por el cuarto y el hilo reventado. La manilla se había dañado, ocasionando me enojo. El regalo que compartía con ella está roto, completamente. La miré y solo pude suspira.
Mi corazón estaba en mi mano mientras volvía a ver su rostro.
—te hare otra, una más fuerte—ella sonrió y empezó a recoger las piedritas.
—no es lo mismo, April—dije—. No la quise dañar.
—sé que no fue con intensión, lo sé muy bien—toco mi hombro con calma.
Volví a levantar mi mirada y ella paso a estar frente a mí a estar a mi lado. La pequeña sensación de culpa seso un poco, pero no lo suficiente como para no evitar que las lágrimas salieran de mis ojos. Se que esto es un sueño y es el único lugar que podía volver a ver a April.
—no llores, no fue para tanto—me abrazo mientras reía.
Pero la risa después se fue convirtiendo en un leve zumbido que me hacía doler la cabeza. Sus brazos me apretaban mucho más y sentí como la respiración se me cortaba. Intente zafarme pero fue en vano.
Mi mano toco mi pecho mientras intentaba volver a respirar sin dificultades. Mire las paredes, todo oscuros, el pequeño abismo frio volvió a aparecer y las caliente lagrimas bajaban por mis mejillas. Mis pies tocaron el frio suelo y solo mire la hora.
1:11 A.M.
Volví a tirarme a la cama con el celular en mis manos y el dolor en mi pecho. Y ni siquiera lo prendí, solo miraba mi reflejo mediante la pantalla negra. Mis ojos están levemente hinchados y mis mejillas acaloradas. Suspire y me levante de mi cama.
Con seguridad baje las escaleras mientras sentía el frio del suelo en las plantas de mis pies. Toda la casa estaba en oscuras. papá le había tocado turno nocturno por los problemas que había últimamente en el hospital, por lo que estoy más que sola. Prendí la luz de la cocina, me acerqué a la nevera y vi el postre que había traído Amanda en la tarde del día de ayer.
El rostro de April aparecía en cada rincón de la nevera: a ella no le gusta los quesos, a ella le encanta los pasteles de chocolate, a ella no le agrada el sabor de yogurt griego, a ella le encanta las zanahorias, a ella no le gusta las carnes rojas... es como un espíritu que me sigue a todos lados y hasta llegando a un punto en donde no lo estoy soportando.
Quiero resistirme, no quiero seguir teniendo estas pesadillas en donde termino llorando cada vez peor. Han pasado ya cuatro años y aun la abertura que su muerte ocasión sigue abierta. April siempre será esa parte de mí que no podre superar del todo.
