Capítulo 4

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Sentí como el viento pegó en mi cuello desde que emergí a la profundidad de mis deseos, se veían tan intensos, inalcanzables y... por encima de mí, sobrepasaban mi entusiasmo de (sobre)vivir, y aún así, por más que intentaba pedir deseos se soplaban, desaparecían tan veloz con la vela que soplé hace unos días cuando fue mi cumpleaños.

Cuando todos cantaban hacía mi no pude evitar sentir agonía dentro de mí, siempre quise ser el centro y estar por encima de ello, pero ahora que lo fui, ello estuvo por encima de mí y me agoté, y estuve a punto de llorar, quizá porque realmente me estaba divirtiendo después de tanto tiempo, pero me pidieron soplar la maldita vela y pedir un deseo.

Tengo muchos sueños en realidad, pero ahora el deseo que estaba pidiendo estaba tan lejano a la realidad. De hecho, ahora mismo estoy soñando.

Por algún motivo me encontraba en mi anterior escuela, todo estaba exactamente igual a como recordaba, inclusive las personas que las que estudié estaban allí, comencé a caminar por los pasillos de esta nada más para pasar el tiempo en lo que despertaba, otra vez estaba soñando y sabía que era un sueño, pero por algún motivo no podía hacer nada al respecto, más que solamente andar por ahí.

Cuando pasé cerca de los baños sentí un escalofrío, ese lugar siempre fue tan aterrador, tenía miedo solo de verlo y por algún motivo no podía dejar de hacerlo, hubo tanto sufrimiento ahí que jamás pudo salir, y no solo por mí, sino también porque otros niños también fueron sangrados allí. Lo sé muy bien, yo también vi lo que pasaron.

Eso sumando el hecho de que un profesor murió estando allá dentro, su apéndice explotó mientras el estaba en el baño, afectó a todos los demás órganos matándolo así dentro de poco tiempo, todos estaban en clase y nadie se dio cuenta de ello a pesar de que él gritaba. Fue desgarrador.

Seguí caminando y me encontré con mi antigua mejor amiga, me acerqué para hablar con ella, pero pasó de largo, creo que aún soñando nadie podía percibirme estando allí, aunque estuviese al lado de ellos, nada lejano a la realidad.

Quería hablar con ella, mi única petición era que no me abandonase, era mi único deseo, pero sabía que es algo que no se podría cumplir. Ella me abandonó antes de siquiera pedírselo.

Me di cuenta entonces que aún sigo siendo incapaz de soltar, que soy incapaz de sanar dolor y que probablemente seré así hasta que el dolor me sané a mí, hasta que éste decida acabar conmigo y mis miserables caprichos. Entonces me doy cuenta que no puedo dejarlo ser aún así, que la extraño, y que por mucho que quiera jamás va a volver.

Desperté, y mientras aún me mantenía sobrio en mi llanto simplemente escribí.

Prometo mantenerme ocupado,

Pensando en el manto azulado que tan solo a veces cambia a tonos colorados,

asemejados a la mirada del cabizbajo muchacho empapado de nostalgia.

Qué tal vez si lo dejo pasar todo podría llenarse de magia.

Permitiré descansar los errores y que su errancia divaga en nuestras estancias

Hasta que duela y no pueda soportarlo más.

Hasta que la magia ya no sea magia, sino otra vez errancia y me permita descansar en paz.

Cobardía, fue el remplazo de mi sentir, porque por más que me lo haya intentado permitir,

O por más que haya intentado abrir camino para poderlo decir, jamás te lo dije a ti.

Solo me imaginé divagando e imaginando tu recepción de lo claro que estaba el  mensaje que estaba comunicando.

Pero quizá no pude divagar ni imaginar la recepción de claro que estaba el mensaje que intentaba comunicar.

Porque por más que quise hablar, al receptor el mensaje nunca logró llegar, y es que en realidad ni iba a llegar, porque aunque intenté gritar ni siquiera logré susurrar.

-Hasta que el dolor me sane a mi.

No muerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora