Capítulo 5

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Avanzo junto al relieve divisado a mi alrededor, escucho a las olas del mar chocando sobre las piedras cuando aún no era evidente, me mantenía disociando la realidad por la irrealidad de dicho momento y cada que lo pienso siento que me muero.

El mundo comienza a girar y junto con él se coloreaba el relieve magnetizándose y dando formas únicas al azulejo; con destellos de arrebol y luces palpitantes que no dejaban de resonar en mi mirada. Estaba ciego.

Si lo piensas un poco y empiezas a inspeccionar, te darás cuanta que no es tan difícil de ver, digo, si magnetizas los vientos y paras el tiempo podrías haberte evitado ilusiones, lágrimas y taquicardia. No te doy del todo la culpa (aunque la tengas), de todas formas consistes en básicamente coexistir con tu entorno a como quede lugar y mantenerte activo para no morir, pero, aún así, pudiste haberte ahorrado tu desespero.

Pudiste evitármelo también.

Vaya ¨cautela¨, realmente podrías ser comparado con el primero párrafo de acá arriba, ¨escucho las olas del mar chocando con las piedras¨, la penumbra SI estaba creciendo. Estabas muriendo.

Moriste.

Sabía que iba a pasar, pero aún así me tomaré el tiempo de volver a culparte. Estas muerto porque decidiste morir.

La penumbra del lugar ahora comenzaba a sustituir el arrebol magnetizando esta vez con brillantina el cielo, realmente eran estrellas pero eran tantas y tan pequeñas que parecían brillantina gris en un dibujo de algún niño.

En fin, cuestión, me estaba cansando.

Me gustaría decir que realmente estoy vivo,

O viviendo.

Yo no decidí morir, él lo hizo. Estúpido corazón.


-Arrebol

No muerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora