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A unos meses de mi llegada estaba más que acostumbrada a la vida con los Todoroki, quería creer que todos me veían como un miembro más de la familia, de igual forma había tratado de ganarme el cariño de todos con esfuerzo, algunos lo demostraban más que otros.

Mi favorito era—¡Shotoooo! ¡ayúdame! ¡Fuyumi-chan quiere enseñarme matemáticas!—gritaba huyendo de las regularizaciones con la Maestra Fuyumi.

El niño salió de la cocina, todo cubierto de harina, Rei-san estaba preparándonos panqueques.—No deberías correr Atsu-chan, te puedes caer.—dijo el niño bicolor, no hice caso y resultado de eso fue caerme, rodar y terminar estrellandome la cara contra una pared de madera.

Escuche pasos rápidos hasta donde estaba, al ver estaban unos ojos de distinto color observándome, su mano recorrió mi flequillo y reviso mi frente donde solo estaba rojizo.—¿Te duele Atsu-chan?—negué inmediatamente sintiendo mi corazón golpeando todo alrededor como loco.

Me dio la mano para levantarme y cuando estaba por agradecerle.—Atsuchi~...no escaparas de mí—canturreo Fuyumi, siendo esa, el llamado de escape.

Tome la mano de Shoto y corrimos hasta escondernos en la habitación de Toya.—¿Crees que ya se rindiera?—pregunté.

Shoto negó con la cabeza, haciendo revolotear un poco su cabello lacio.—Eres muy tierno Shoto-kun—al decir eso el bicolor cambio a un tono rojo fuego de la cara.—¡¿Estás quemandote?! ¡V-Voy a ir con Rei-san!—cuando estaba dispuesta a salir, mi amigo tomó mi brazo negando.

—N-No le digas...Solo...sentí raro.—

Estaba apunto de hablar cuando un llamado se escucho por toda la casa.—¡Atsuchi te llama tú mamá!—aviso Natsuo, haciendo de corriera hasta la sala donde estaba el teléfono.

Estaba emocionada, siempre hablaba con mamá por las tardes.—¡Hola mamá!—saludé.

—¡Mi vida! Me alegra oír tu voz, ¿Cómo has estado? ¿Estás comiendo bien? ¿Le has ayudado a la señora Todoroki?—

—Estoy bien mamá, Rei-san esta haciendo panqueques y yo estaba en clase con Fuyumi-chan pero ahora mismo le ayudo, ¡También Enji-san me dijo que iba a enseñarme una técnica nueva hoy!...¿Cómo está Sumi?—pregunte por mi hermana menor, extraña muchísimo ver las cabelleras castañas de mi familia al sur de Japón.

Escuche un suspiro al otro lado de la línea.—sigue en tratamiento, pero es cuestión de tiempo para que se recupere, no te preocupes mi vida.—mamá se oía tan cansada, me ponía triste...todo era mi culpa.

Yo había provocado esto...

...

Estábamos escondidos en el bosque, mientras yo veía a Toya entrenar con flamas, no entendía porque Enji-san lo regañaba tanto, yo también salía herida de los entrenamientos y me recuperaba.

Era la cómplice perfecta de Toya, el me enseñaba tácticas que su papá usaba y yo le enseñaba el entrenamiento del día anterior.—oye Toya...explícame por qué tus papás no te dejan entrenar.—

El chico de 12 años suspiró.—Por qué mamá sólo hace lo que papá le dice y papá no me deja por que ya me remplazo Shoto.—me quedé pensativa.

—yo creo que tus papás te quieren mucho, deberías hacerles caso...—Vi al de cabello blanco rodar los ojos.

—Las niñas son tan sentimentales.—me enfurecí, tomé impulso y caí sobre su cuerpo aplicándole una llave mortal.

—¡Di eso de nuevo flamitas!—el chico pidió que lo soltara y cuando lo hice este agarro mi cabeza para frotarme hasta que me ardiera.—¡auch!—me soltó y me puse en posición de pelea lista para hacerle morder el suelo.

—¡Atsuchi! ¡Toya! ¡Vengan ahora mismo!—el grito de Enji-san nos hizo palidecer, ambos obedecimos, parecía demasiado enojado y rara vez se enfurecido conmigo.

El chico me miró a los ojos.—papá...—murmuró.

Estábamos por llegar a casa, una vez dentro, Enji explotó.—¡Te he dicho miles de veces que no tienes que entrenar! ¡te estas quemando a ti mismo Toya!—le grito y Toya se soltó enfurecido.

—¡Tú me dijiste que querías esto! ¡Deja de detenerme!—Entonces corrió a su cuarto, mire asustada a Enji-san quería disculparme, no sabía que Toya se lastimaba con los entrenamientos a ese extremo, solo quería que Toya me aceptara aunque fuera niña.

Entonces los enfurecidos ojos azules de Enji-san me vieron a mi, tomó mi brazo y me jalado hasta el cuarto de entrenamiento.—¡abre el portal!—mi cuerpo tembló, estaba por correr pero su agarre en mi brazo era más fuerte.

—No quiero...—solté apunto de llorar.

—¡Cuando tienes miedo es cuando tienes que enfrentarlo! ¡Ábrelo ahora!—negué haciendo todo lo posible por jalarme, entonce el hombre me sostuvo hasta estar cara a cara, sosteniéndose solo de mi brazo.—hazlo o no volverás a ver a tu madre.—a este punto estaba aterrorizada, sabía lo que estaba por suceder.

Nada más abrir el portal, fuimos succionados dentro, la fuerza fue tal que salí volando hasta caer en el duro suelo, al mirar no había nada más que oscuridad.

No había manera de saber donde estaba, las oscuridad y el silencio eran absolutos, entonces una mano tomó mi pie y me jalo, sacando gritos de miedo, pataleaba pero cada vez había más manos en mi cuerpo arrastrándome, habían cubierto mi boca y estaban llevándome cada vez más lejos, pronto los gruñidos se hicieron escuchar.

Entonces salió una llamarada y por un momento, Endeavor se hizo visible.—¡Atsuchi!—grito, lanzando llamas de su cuerpo y quitándose a los seres monstruosos de encima.—¡Atsuchi contesta!—

Mordí la mano que me callaba.—¡Pa—volvieron a tomarme presa, arrastrándome más rápido, pero fue suficiente para que Endeavor me sacara y volviéramos por el portal de donde llegamos.

Cerré el portal y caímos en el cuarto de entrenamiento, mi cuerpo tembló recordando el terror que había vuelto a vivir, me había hecho una pequeña bolita en mi lugar cubriendo mi rostro callando mi llanto, sentí que unos brazos calientes me tomaron y me pegaron a un cuerpo, meciéndose.—lo siento...lo siento Atsuchi...—

Este era mi Kosei, un kosei que te enviaba al Tártaro.

Tiempo.[𝑺𝒉𝒐𝒕𝒐 𝑻𝒐𝒅𝒐𝒓𝒐𝒌𝒊]. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora