CAPITULO 18. Nueva York

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2011

Han pasado ya casi cinco años de que Alex y yo somos pareja y la universidad de ambos, además del trabajo de Alex, no nos permiten casi vernos, su padre quien aún sigue molestándolo siempre lo está cuidando, desde el día que Alex fue a verme de sorpresa a mi casa el día que me mudé, fue más estricto con el que de costumbre

En mis vacaciones planeamos vernos en Nueva York, él iría por negocios y cuando terminara iría por mí al aeropuerto.

Al llegar al aeropuerto esperaba encontrarme con Alex, pero justo me llamo

—Cariño, la junta se retrasó un poco, pero ya mandé a alguien por ti, es Damián, ya lo conoces

—Está bien, te veo más tarde

Al salir del aeropuerto vi a Damián de pie junto a la puerta del auto, me miro y agacho la cabeza, abrió la puerta con delicadeza y un hombre salió del auto y sin levantar la cabeza se dirigió al asiento delantero. El hombre que salió era el padre de Alex, sentí escalofríos en todo el cuerpo y de pronto ya estaba frente a mí

—No esperaba verme cierto?

Estábamos sentados junto a una ventana enorme, en la cafetería que estaba en el aeropuerto, estaba sentado frente a mí, pero no me veía, veía a los taxis llegar, y a las personas salir del aeropuerto y solo estaba callado

—Señor...

—¿Ves esos autos ahí afuera? —Interrumpió

—Si—Conteste

—Uno de ellos está dispuesto a llevarte directo con mi hijo

Me quedé en silencio esperando a que dijera algo más, supe en ese momento que estaba enterado del todo sobre mi relación con Alex

—Mi hijo suele ser algo estúpido a la hora de tomar decisiones, siempre traté de darle lo mejor y de que tuviera una vida como él la merecía, las escuelas que mi esposa había decidido para él antes de morir, eran sencillas y pensaba que sería bueno para él, que tendría otras experiencias, y al principio todo iba perfecto hasta que tú llégate a su vida

—Perdón?

—Siempre quise que mantuviera su mente en los estudios y se preparara para la vida adulta, pero desgraciadamente la vida que quería para él se arruinara por completo o se puede salvar, eso dependerá de ti

—De mí?

—Toma—

—¿Qué es esto?

—Está en blanco, escribe la cantidad que tú gustes y la tendrás en tus manos, solo quiero que dejes en paz a mi hijo

—De verdad está haciendo esto?

—Claro, no quiero ser el malo de la historia, pero solo quiero la felicidad de mi hijo

—¿Poniéndole precio?

—Como dije, un auto está dispuesto a llevarte con él, pero... Si tomas el cheque, los negocios de su madre permanecerán intactos

—¿Cómo dice?

—Desde que al idiota de mi hijo se le ocurrió gritar a los cuatro vientos que salía contigo, en aquel entonces los padres de Aida no firmaron unos negocios que teníamos pendientes, así que le entregué papeles falsos, le hice creer que tenía dominio total sobre los negocios de su madre, las becas y las fundaciones, pero no es así, yo lo tengo aún

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