8._Pelicula

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-¿Le importaría contarme algunas historias?- le pregunto Mary después de un rato de intercambiar impresiones con él, que la miró dubitativo- Cuarenta años en el mundo del cine son toda una vida.

-Sin duda- exclamó Dai- Sin embargo, contrario a lo que muchos pueden creer, no tengo mucho que contar. Las historias que suceden en el mundo del espectáculo son repetitivas. Una rutina cansina y desgastada donde lo único nuevo es el protagonista.

-La vida entera en una rutina cansina y gastada, señor Dai- le dijo Mary- Las persona, las acciones y todo lo demás siempre se repite.

-Como bien lo dicen sus canciones tristes- señaló Dai y ella río divertida.

-Por eso me gustan tanto. Me deleitó en su recordatorio quejumbroso de que la vida es cruel, pues aunque es cierto también sé que no es absoluto- le dijo Mary y se acercó un poco a él para descansar su cabeza en la almohada también- Respecto a lo de que las historias se repiten... Mi última pareja me enseñó algo muy importante. Un día puso una película vieja, le gustaban esas, empezaba con lo que parecía un sueño o premonición. Obviamente mi naturaleza me llevo a intentar vaticinar que iba a suceder, pero él me dijo: solo ve la película. Y solo ví la película descubriendo que si bien todo era predecible, hubo algo que no lo fue. No nos contaron la historia de la infidelidad del marido, como ese sueño profético nos hizo creer, sino la historia de amor de la esposa con un hombre que conoció tarde. Nada nuevo en realidad, pero la forma en que sucedieron los hechos, al final, me hizo pensar que esa película de bajo presupuesto es de las mejores que he visto.

-Me gustaría trabajar para el director que dirigió esa película- comentó Dai.

-Creo ya está muerto.

-Que lastima.

-Sí...-murmuro Mary y cerró los ojos un momento.

-En realidad jamás hice teatro- confesó Dai súbitamente- Cuando estaba en la universidad, un amigo me pidió saliéramos antes para ir a una audición. Lo acompañe porque estaba nervioso pensando que habría mucha gente esperando poder hacer la prueba, pero resultó que además de él habían otras cinco personas nada más. Fue por ello que me sugirieron audicionar también... Les gusto lo que hice.

-Creo que ese ha sido su mejor papel-le dijo Mary- Aunque también le queda ser mafioso italiano.

-Se refiere a Lista Negra. Esa película está basada en una novela que no consiguió mucho éxito.

-¿Sí? Me gustaría leerla- le confesó la muchacha y siguieron hablando otro rato.

Después de unas horas de estar oyendo anécdotas, Mary se quedó profundamente dormida. Dai que seguía de cara al techo giro su cabeza hacia ella y se le quedó viendo un momento. La situación era algo surrealista para él. Era la primera vez que estaba en tan íntimo espacio con una mujer que no fuera alguien relevante en su vida. Tal y como Mary dijo él tenía estrictas reglas respecto a su conducta que lo ayudaban a preservar su estabilidad. Por este motivo él jamás se permitiría sucumbir a un deseo pasional. Era capas de brincar sobre sus emociones para evitar situaciones problemáticas y seleccionaba a las personas que mantenía cerca meticulosamente. Si Mary estaba dormida a su costado, era porque él se lo había permitido.

Por un instante se sintió tentado a hacerle una caricia en el rostro. Aunque aquello no era precisamente un gesto amoroso. Prefirió no hacerlo. De un modo muy peculiar, ella se le hizo alguien un tanto peligrosa, aunque reconocía que era agradable hablar con esa mujer que no esperaba nada de él y solo acepto lo que le ofreció. Tal vez eso lo ayudo a mostrarse como lo hizo. Incluso a permitirse quebrarse un instante. Claro que había un factor muy relevante en toda esa situación. Mary era un extraña cuya opinión no era para algo importante. Si ella lo veía llorar, si él decidía intimar con ella no trascenderia más allá de un momento, en un pueblo olvidado. Apartó la mirada de Mary y fijo su atención en el techo, como si en el se estuviera proyectando la película de su vida. La miró con atención. Era un largometraje tranquilo más allá de lo que implicaba ser actor. Todo estaba donde y como lo quería. Como dispuso que fuera. No había de que preocuparse. Si a esas alturas de su vida deseaba hacer un pequeño ajuste sabía como realizarlo sin afectar demasiado los aspectos más fundamentales.

El toque de MidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora