𝑀𝑎𝑠𝑜𝑞𝑢𝑖𝑠𝑡𝑎

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ADVERTENCIA: ESCENA +18

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-Mierda... -Susurró al sentir mis labios en su cuello.

-¿Te gusta?. -Pasé mis manos por sus rizos con una sonrisa.

-Me encanta. -Dijo antes de pegar sus labios a los míos, iniciando nuevamente un beso candente en la biblioteca del internado.

Nuestras manos recorrían el cuerpo del otro con deseo de tocar debajo de las estorbosas telas del uniforme.

Esto era común entre nosotros, pequeñas escapadas durante el horario de clases para... Disfrutar.

Tomé los botones de su camisa y comencé a desabrochar uno por uno...

-¿Otra vez ustedes?, deberían estar en clases y no haciendo porquerías en la biblioteca. -La señora Bowers entró haciendo que me separara rápidamente de Miles. Es la 3ra vez que esta anciana nos encuentra...

-Lo sentimos, señorita. -Dijo Miles con pesadez, mientras tomaba mi cintura para salir del cuarto.

-Es la última vez, jóvenes. Pará la próxima se irán a sus casas.

Con un gruñido de parte de ambos y un deseo de placer no cumplido, volvimos a nuestras aulas correspondientes y retomamos nuestras clases del día.


-¿Terminaste?. -Preguntó Miles al verme entrar en su habitación.

-Apenas... Soy como su esclava. -Me quejé lanzado mi mochila en alguna parte del suelo.

-Pero ya estas aquí. Relájate. -Sonrió palmeando la cama.

Cómo sugirió Miles me recosté a su lado y relajé mi cuerpo. Mis músculos se tensar on nuevamente al sentir los labios de Miles en mi cuello y sus manos masajeando mi cintura.

-¿No crees que dejamos algo pendiente?. -Murmuró en mi cuello.

-Casi lo olvido. -Sonreí y rodee su cuello con mis brazos.

Miles rodeo mi cadera con sus piernas, mientras sus manos tocaban todo lo que podían.

Comenzó a desabotonar mi camisa, continuando los besos en mi pecho y parte de mis pechos.

Arruge mi frente al sentir sus manos bajar hasta el cierre de mi falda. Sólo nos besaban os y tocabamos, pero nunca abajo del torso.

-¿Qué haces?. -Dije deteniendo sus movimientos.

-Sólo... Quiero hacerlo, ¿Tú quieres?. -Sonrió mirándome.

-Está... Está bien. -Dije gracias al calor del momento.

Sonrió una vez más, antes de bajar por completo mi falda. Se detuvo un momento para hacer lo mismo con su pantalón y su camisa.

Sé colocó entre mis piernas y se introdujo suavemente en mi.

Apreté mis ojos al sentir un repentino dolor en mi parte baja, pero al pasar los minutos el dolor comenzó a disminuir.

Miles aumentó la velocidad de sus movimientos, así como las caricias de ambos en el cuerpo del contrario.

-Eres mía, ¿Verdad?. -Dijo entre jadeos.

-Si, lo soy. -Dije algo insegura.

-¿Qué?, no te escuché. -Apretó mi cuello.

-Soy tuya. -Dije más fuerte.

-¿Te gusta?. -Preguntó apretando mi cuello con más fuerza.

-S-si. -Dije con algo de dificultad. -M-Miles, me estas lastimando.

-¿Enserio?, parece lo contrario. -Susurró aumentando la fuerza de su agarre y el movimiento de sus caderas, haciendo el momento de todo, menos placentero.

-Miles, sueltame. -Me solté de su agarre empujandolo lejos de mi.

-Tn, ¿Qué mierda?, ninguno de los dos ha terminado. -Dijo algo molesto.

-Estabas ahorcandome, me estabas lastimando.

-Yo, lo siento, fue... El calor del momento.

-¿Tienes este tipo de fetiches?.

-N-no, yo, ni siquiera lo había hecho antes... Fue... Fue el placer, ¿Si?. Perdóname.

-No... Está bien... Sólo avisame antes porque me desconecta un poco. -Reí acercandolo a mi.

-Entonces... ¿Puedo hacerlo de nuevo?. -Preguntó acercando su rostro al mío.

-Seguro... Masoquista.

𝐅𝐢𝐧𝐧 𝐖𝐨𝐥𝐟𝐡𝐚𝐫𝐝 𝐎𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora