27 semanas

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Mi hijo cumplió un año y se bautizó en medio de las personas que más lo queremos.

Mis suegros reservaron un bonito lugar campestre donde pasamos toda la tarde, mi hijo y sus primitas no pararon de revolcarse hasta terminar hechos mugre.

Disfruté del sol y del aire puro que brindaban los árboles, mi hija se movía mucho mas y hasta ese momento no había vuelto a tener episodios de dolor o mucosidad que reflejase que algo andaba mal.

Tampoco es que andaba bien pero hasta este momento todo estaba controlado.

Cuando llegue a los seis meses y medio empecé a sentir un dolor pélvico inusual, la verdad es que al principio no quise hacerle mucho caso pero con forme pasó la mañana se acentuó.

Llamé a mi esposo, llamé a mi médico y me dijeron que debía ir por emergencia porque no podía tener dolores de ese tipo.

Cuando me levanté de mi cama noté sangrado en mi pijama.

Me horrorice al principio no tuve reacción pero como mi suegra estaba conmigo ella me samaqueo y llamó a su esposo para que me ayudara a bajar.

Mi esposo no fue a recogerme a la casa porque no estaba en su oficina estaba lejos con mi hermano que en ese momento estaba con él.

Mi suegro me llevó en un taxi y mi suegra se quedó con mi hijo en casa.

Tal como la primera vez no llore en todo el camino a la clínica, yo seguía en mi mundo preguntándome porque me pasaba esto a mi.

Llegamos a emergencia y de inmediato me internaron.

— Temari escúchame, tienes contracciones

— ¿Contracciones? Pero todavía es muy pronto

— Vamos a tratar de controlar el sangrado pero si no mejora vamos a tener que hacerte una cesaría —no pude responder

— Necesito que firmes los permisos

— Ella no puede firmar nada, van a tener que esperar a mi hijo para que él lea lo que va firmar

Mi doctor asintió ante lo dicho por mi suegro que estaba conmigo.

Shikamaru llego dos horas después junto con mi hermano

Lo vi de lejos porque su padre lo sacó, no sé que hablaron pero se demoraron bastante.

Tampoco dejaron entrar a mi hermano porque era de noche pero sabía que estaba abajo.

— ¿Cómo estás? —entró cerrando la puerta— ¿Pregunta tonta no?

Empecé a llorar y él también lo hizo

— Dicen que es posible que me hagan una cesárea

— Si, es muy probable... acabo de leer y firmar todos los papeles era bastante

— ¿Tan grave es?

— Es porque van a poner a nuestra hija en una incubadora y va requerir máquinas, es por eso —asentí— mi papá está abajo con tu hermano, sólo me han dado un pase a mi pero van a quedarse para ver como sales de la cesárea

— ¿Ya me la van hacer? ¿Que no iban a esperar?

— Sus latidos están bajando —negué con la cabeza— el doctor me dijo que en media hora deben estarte interviniendo... no me gusta la idea pero es lo mejor

— ¿Y si no resiste?

— No lo sé... no podemos saberlo pero... —él tampoco podía hablar— no lo sé ya veremos.

Infieles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora