De nuevo, él yo, y mi otro yo

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-Arriba, maldito presumido. – Dijo Zephret con una cierta sonrisa.

-¿Qué paso?

-Las preguntas las hago yo, maldito idiota de porquería, ¿Si encontró algo que ayudara, o solo se quedó a presumirle a Jesús que no puede morir?

-Un poco de ambas sinceramente.

-¡Si no fuera el quién le exploto la cabeza, lo hubiera hecho yo!

-Se siente el cariño, gracias.

-Cállese, y dígame, ¿qué paso?

-Creo que... necesitamos de niños.

-¿Qué?

-No lo sé solo, creo que lo debilitaría un poco.

-¿Y de dónde va a sacar niños que quieran matar a Jesús?

-Yo sé dónde.

-Intrigante... No la vaya a cagar.

-Antes de que se vaya, necesito un favor.

- ¿Qué?

-Hay alguna forma en la que... ¿Me puede ayudar a llegar a la villa roja?

-No le va a gustar. – De repente el piso se empezó a desquebrajar, revelando así un infierno azul y frío, en el cual tendría que entrar si quería llegar a mi destino. – Solo cae, al final llegarás a tu lugar.

-¿No hay otra forma?

-No. - Dijo sereno con una sonrisa mientras me pateaba el culo hacia el fondo, que bastardo.

A diferencia mía, Nazareno no gozaba de las noches tranquilas, si se había vestido de traje no era para bailar con un cadáver, sino con alguien que realmente lo satisfaga, en el único lugar donde él y yo podemos encontrar lo que buscamos, en la casa de un cura, aprovechado de sus monaguillos:

¿Y a mí?

Yo me puse tus brazos de bebe, así cuando me masturbe sentiré que son los brazos de otro.

- ¿Qué mierda es esto padre?

-Oh nazareno... No sabía que vendría.

-Otra vez con esa mierda de masturbación con niños y padres, que asco.

-Sabe, yo creo que no es tan diferente a lo que usted hace... - era lo que él quería decir, pero no pudo terminar porque Nazareno ya lo había tomado del cuello.

-Usted no es ni mierda, ni piensa, ni mierda, ¡es solo mi accesorio para conseguir alimento, ahora salga de este chiquero y tráigame un malnacido niño antes de que me lo trague a usted!

El tipo no dijo nada, solo salió, Nazareno recorrió su pútrido hogar, encontrando los cadáveres del bebe y sus padres. No soporto el dolor de verlos así, por lo que tomo los cadáveres y haciendo uso de su poder, los trajo devuelta:

-Ah!, ¿Qué mierda está pasando?

-Silencio, los cadáveres no hablan - Lo tomo del cuero cabelludo, y alargando su cuello miles de bocas fueron descubiertas, y empezaron a masticar su rostro asustado, en cuanto a la madre, ella se atragantaba con los trozos de su bebe, según Nazareno, porque la veía con hambre.

-En esta casa todos comen.

Cuando termino ya había regresado el cura con lo que quería, un poco tímido para hablar, tenía por lo menos 9 años, y un corazón puro, hasta esa noche. No era tan maldito como para cogerse a un niño, ni dejar que el cura se lo cogiera, pero si para tragárselo.

-Padre... quiero ir a casa.

-Lo harás. – Respondió Nazareno – Cuando despiertes estarás en el cielo.

Aumento su tamaño casi 4 metros, y su masa muscular lo dejo como un esqueleto con barba y ojos metidos en sus cuencas, tanto el cura como el niño gritaron de ver a tan espantoso demonio, pero a diferencia del cura, al niño se lo trago un monstruo de forma voraz.

Primero le rompió las piernas, corto su ropa y lo tiro directo a su boca, cada mordida representaba otro hueso roto, yo no sé lo que se sintió, pero reconozco el terror de ese niño y hasta del cura por esa cosa esa... aberración divina.

-Oh mierda, gracias padre, se podrá seguir rascando las bolas si sigue así. – Así como llego se fue, dejando un baño de sangre en todos lados que obviamente el señor cura tendría que limpiar.

La villa roja era un pueblo grande, se ganó ese nombre en los años 80, cuando un intento de grupo nazi secuestro a los habitantes y los torturaron hasta la muerte, únicamente fueron encontrados los cuerpos, pero los culpables jamás se hallaron. Desde entonces se ha visto envuelto en desgracias que van desde asesinatos, hasta misteriosas desapariciones, mi trabajo aquí es abordar al responsable de las desapariciones, y sacarle la verdad acerca de su conexión con Nazareno y... los niños que vi en ese infierno de la iglesia.

Aunque me haya movido de un punto a otro, estaba seguro de que mis sueños y alucinaciones no pararía, pues todo lugar en el que ese monstruo ha estado, está destinado a ser un salón de torturas para sus habitantes, sin embargo, en este pueblo las vibras eran diferentes al anterior. Su estética era más colorida, de noche las luces de lugares de entretenimiento hacían brillar todo, y de día el sol desnudaba a la más sensual colegiala para disfrutar de su calor.

Me hospedé en un hotel que se hallaba en la zona comercial más ruidosa que jamás espere conocer, pero no era ese su principal atractivo, sino más bien el hecho de que cada 5 minutos prostitutas pasaban de puerta en puerta ofreciendo mamar al mejor precio, y para que mentir, quería descansar de todo lo que estaba pasando, así que decidí salir a refrescar un poco mi mente, alma, y verga.


NAZARENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora