El disfraz del infierno.

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Todo el mundo salió a ver que ocurría, una anciana proclamo frente a todos que había sido mi culpa:

-Tú!, ¡como osas dejar nuestra iglesia en ruinas!

-Su iglesia estaba en ruinas antes de que yo apareciera vieja decrépita. – Un joven contesto:

- ¿Cómo va a estar en ruinas algo que recién se ha inaugurado? – Al igual que tú, me quede perplejo con su respuesta.

-¿Qué? No... - Lo único que oía era el reclamo de las personas a mi alrededor, todos gritaban demente, loco, bastardo. – Paren... Deténganse... ¡Paren!

Sin darme cuenta estaba solo, no había nada ni nadie a mí al redor, solo cabañas abandonadas y putrefactas, estaba entrando en shock, lo único que era real en ese lugar eran los restos de una iglesia blanca. En mi pánico corrí a una de las cabañas, y para mi desagradable sorpresa me esperaban 2 cosas, la primera eran los cadáveres sentados en sus sillas en posición de lectura, y la segunda, era Nazareno.

- ¿Qué se siente vivir rodeado de cadáveres?

- ...

-Contésteme!... Hmmm perdón, responde a mi pregunta hijo.

- No se siente nada, padre. – El tipo con su cabellera se acercó a mí, y nublando sus ojos en una nube negra me dijo:

-Yo sé lo que se siente, es como una pesadilla, cuando sabes que vas a ir al infierno por los pecados.

-Yo no iré al infierno.

- ¿Por qué?

-Porque yo no muero, je. – soltando una sonrisa, Nazareno hizo explotar mi cabeza, dejando la escena pintada de rojo, dientes, y un ojo que el mismo se encargó de aplastar. Sin embargo, seguía viendo, no creo que él lo supiera, pero como si de magia se tratase, cambio su túnica por un traje fino y empezó a bailar con los cadáveres sobre mi cuerpo.

- Vigila que no se vaya, ¿si María? – Le dijo al cadáver antes de partir.

En mis sueños veía un hermoso pueblo con lindas personas y un ambiente agradable, pero todo se acabó con la apertura de un nuevo cura en la iglesia, de un día para el otro los niños se alejaron de ese lugar, los adultos evitaban hablar de ello, y las mascotas amanecían despedazadas a unos cuantos pasos de allí.

La gente sentía los gritos de personas bajo sus casas, como si corrieran de algo o alguien, pero no podían hacer nada, solo escuchar. Una noche se cansaron de escuchar como un viejo en sotana violaba y asesinaba a sus familiares mientras rezaba, así que tomaron iniciativa:

-Vamos a quemarla, no importa quien este adentro.

- ¿Y si aún hay alguien con vida?

-¿Es usted imbécil?, ese monstruo no dejaría viva ni a su madre.

-José, tiene razón, tenemos que acabarlo, aunque nos cueste la plata en daños colaterales.

En la reunión había aproximadamente 27 personas, sin embargo, se sumó una voz número 28 para hablar.

-¿Y como lo harán, si no pueden protegerse ni a ustedes mismos? – Dijo Nazareno, quien prontamente incendio el punto con todos dentro, pues al igual que yo al enfrentármele, nunca me había dado cuenta del lugar en el que estaba, en el caso de ellos, era la iglesia.

- ¡No, por favor piedad!

-Lo siento, no escucho bien, ¿puede repetirlo? – cuando el hombre quiso repetir en llamas lo que dijo, el fuego se le metió hasta el fondo y lo hizo explotar. Solo 5 pudieron escapar, pero su destino no sería mejor que el de los quemados. No se sabe que paso con 2 de ellos, pero... uno fue arrollado por un camión que no lo vio pasar, mientras que los otros 2 mantuvieron una conversación rápida con el mesías antes de morir.

-Por favor señor... ¡Yo ni siquiera estaba de acuerdo con quemar su iglesia!

- ¿Me estás jurando lealtad, hija?

¡-Si señor!

-Si es así, acaba con tu acompañante.

¡-No... por favor no!

-Silencio!, los muertos no tienen voto aquí.

-No... no puedo.

-Esto es lo que va a pasar, o tú lo matas, o me limpiaré los dientes con tus tetas y el culo con las entrañas de él.

La chica parecía decidida a hacerlo, pero en un acto desesperado tomo el crucifijo del cuello de Nazareno y se lo enterró en el ojo.

¡-Perra maldita!

De lo que quedaba de su ojo emergía una cruz, parecía doler mucho, y ellos aprovecharon esto para escapar.

¡-Mierda rápida!

- ¿A dónde vamos?

-No lo sé!, calla y corre.

Tras ellos se encontraba deambulando la viva imagen de Jesús cargando su propia cruz, pero esta vez no era para él, era para ellos, que desafortunadamente no llegaron más allá del río.

-Malditos!, ¿saben lo que han hecho?, regenerar esta mierda no es fácil, y a ustedes les costará. – El muchacho le apuntaba con el crucifijo, pero fue arrastrado al río, por lo que parecía el cadáver quemado de su abuela.

- ¿Abuela? – Fueron sus últimas palabras antes de que Nazareno estrellara su cabeza en el suelo y su abuela se lo llevara con ella. En cuanto a la chica... pues. Como Vlad a sus víctimas, le empalo esa cruz desde la boca hasta el culo, y la dejo ahí como decorativo.

Hasta ahí llego la historia del pueblo fantasma en el que, aparentemente, yo no vivía.

NAZARENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora