UN NUEVO INICIO

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La coloración ha cambiado, la sombra en mis ojos ya no veía rojo y negro, pues ahora estaba tratando de adaptarse a una paleta de colores más llamativos que pasaban desde el morado hasta el azul, aun así, eso no le quitaba la oscuridad a la apariencia de las cosas, o de los pobladores. Cuando la primera prostituta poso para mí, los colores en su vestimenta se asemejaban a los de una dulce bailarina del arte abstracto, un blanco amarillento con verde pastel en la minifalda y labios negros que, al besar, hacían estallar fuegos artificiales con los colores ya mencionados.

La segunda prostituta desfilaba mi entrepierna con un sostén negro, botas, púrpura y una sonrisa falsa.

No puedo decir que en esto todo es felicidad, pues el sexo es momentáneo, todo lo que pase en él se queda en el momento y en la mente, los terceros que saben de ello realmente están perdidos, porque no estuvieron en el momento en donde gemían de manera monstruosa. En la vida he escuchado gemidos tan suaves como el golpe del viento, pero este goce de anoche parecía un exorcismo, como si al meterme en ellas penetrara hasta su mente y las liberara de una prisión mental.

- ¿Cómo terminaste aquí, es decir, en esto? – Pregunté a una de ellas.

-No lo sé...

-Entiendo... No tienes que decirlo.

-No... Yo, ¡no sé qué es esto!, ¿Qué está pasando? ¡Ayuda!

Después de esa histeria solo recuerdo un río negro que sucumbió en mí al caer. A la mañana siguiente desperté en la habitación más limpia en la que haya estado, es como si la noche anterior no hubiera pasado nada más que mi ensueño de media noche; al salir a la calle solo encontraba pequeño comercio, entre las muchas tiendas de los viejos se encontraba una llamativa venta de periódicos viejos, él titular de 1929:

Las 2 reinas de la noche asesinadas.

Lo único que se encontró, fue una minifalda verde pastel y un par de botas púrpura.

En aquella época los asesinatos de prostitutas ya no eran tan comunes, era más bien algo que podía ocurrir una vez al año, a diferencia de los finales de los 80 del siglo XIX, donde estos actos se le atribuían al infame asesino Jack el destripador.

Para este punto de la historia es fácil pensar que mi rival también fue aquel homicida, pero no, la realidad es que tras Jack el destripador se escondía una mujer cuya apariencia la hubiera llevado al suicidio inmediato, si no fuera por la presencia de Nazareno.

En el siglo XIX...

-Sé muy bien, hija mía, que no es fácil, solo mírate, si no fuera porque eres humana, pensaría que eres mi niña muerta e infeliz.

-Por favor señor... ayúdame... a esta hermosa dama...

-Primero hay que definir hermoso... porque claramente lo único que veo es un pedazo de ser inmundo e inmune a la belleza, la cual, tiene cierto precio...

-¡Lo que sea, pero por favor, ayúdeme! – Él la sujetó de los pechos, o bueno, creo que eran sus pechos si no era su lonja.

-La belleza se gana, no se nace con ella... pero a diferencia de la vida, uno puede morir siendo un inmundo, o un inmundo bello, y a ti te ha tocado ser la muerte. Esto es lo que harás, vas a traerme las vidas de la mayor cantidad de mujeres bellas posibles... y la belleza con la que nacieron ahora te será entregada.

-Pero señor...

- ¿Pero?, pero ni mierda, no seré yo el que muera sin haber tenido sexo gracias a su físico.

Supongo que no hay que saber lo que hizo después de esa linda conversación... Lástima que el final le haya salido caro.

En 1886...

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⏰ Última actualización: Sep 15, 2022 ⏰

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