1- Prólogo

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- ¿Estás lista, cariño?

- Sí, mamá.

- ¿No te olvidaste de nada, verdad? -dijo tan preocupada como de costumbre-.

- No, mamá, tranquila. Me voy ya a clases, ¡adiós!

- ¡Adiós, pásatelo bien!

Al cumplir mis doce años pasé de ir a primaria a ir a secundaria, lo que significaba cambiarme a un instituto para poder seguir estudiando. Al principio me aterrorizó, ya que no me suelen gustar los cambios, pero al final me convencí a mí misma de que haría que fuese increíble para que no me asustase tanto.

Cuando entré por la puerta inmediatamente comencé a buscar a mi mejor amiga, Anya. Estuve buscando por más de treinta minutos hasta que dí con ella, estaba en la cafetería. Fui corriendo y le di un fuerte abrazo de oso, ya que no nos veíamos desde hace tres meses.
- ¡Elis!¡Te había echado muchísimo de menos!

- ¡Yo igual, Any!¡Por fin estamos juntas de nuevo!

- ¿Vamos a buscar al resto de nuestra clase? ¡Quiero conocerlos!

- ¡Vamos!

Al final nos encontrábamos todos en clase, allí estaban nuestros nuevos profesores y todos nosotros, los alumnos. Todos estábamos igual: emocionados pero con miedo. ¿Quién no iba a a tener miedo sabiendo que empezaba una nueva etapa en su vida y no sabían cómo iba a ser?

Luego de una larga charla, guiádonos por el instituto -gigante, por cierto- y explicándonos como sería nuestro horario, nos dejaron elegir el asiento que tendríamos e el aula por todo un año.

- Ahora, silenciosamente, elija cada uno su asiento, por favor -dijo nuestra profesora, Wendy-.

Cómo no, fue tremendamente escandaloso. Wendy nos llamó la atención varias veces, pero todos hicieron caso omiso a su orden, pues todos queríamos el mejor sitio: la última fila.

- ¡¡Any!!¡Corre, corre!

- ¡Vamos!

En ese momento Jule, una chica de mi antiguo colegio, me empujó haciéndome caer encima de Anya. Por suerte, fuimos rápidas y nos levantamos al instante así que nadie se rió, pero absolutamente todos los sitios estaban ocupados menos dos, los de delante del todo.

- Empezamos bien el año... -le dije a mi mejor amiga, irónicamente-.

- Todavía, nos quedan nueve meses para mejorarlo, no te pongas así. Venga, juntas podremos.

Ojalá haber escuchado eso otra vez cuando más lo necesitaba.

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