Cinta amarilla

53 14 2
                                    

Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi. Esto es sin fines de lucro, solo diversión por y para los fans.

Hace un mes atrás Akane había perdido su linda cabellera, un accidente del cual tomo parte de la responsabilidad. Una disputa con un antiguo compañero de escuela subió de nivel lastimándola, en verdad me sentí como un patán. Pero ella en su infinita misericordia me  perdonó, es más creo que ese corte abrupto e inesperado le ayudó superar ese enamoramiento por el doctorcito ese, y la verdad es que si bien su melena larga era preciosa, con su cabello corto su belleza se multiplicaba por mil. 

Se veía bien, le quedaba muy bien. Y es por eso que decidí hacerle un obsequio, algo que podría llevar consigo siempre y que le recordaría lo arrepentido que aun me siento pero que también sigue siendo tan bonita como siempre. Pensarlo no suena nada de mal, pero hacerlo era lo difícil. Soy muy torpe con las palabras, a veces nada de lo que quiero me resulta. Por eso le pedí ayuda a Kasumi, ella siempre tan gentil y dispuesta a ayudar me escuchó con mucha atención esta mañana...

—Necesito algo que diga "Lo siento, y que ella lo ame" —Kasumi parpadeó confundida.

—¿Te gusta mi hermanita eh Ranma? —El calor por mis mejillas fue evidente, creo que incluso la camisa roja que traía no era tan encendida.

—Claro que no, yo no dije eso. Cómo me va a gustar Akane, además yo no le intereso de esa forma y solo lo hago porque quiero que se sienta bien —Respondí rápidamente.

Kasumi sonrió y pasó su mano por mi cabeza...

—Eres muy tierno Ranma, en verdad no conocía esa faceta tuya. Te diré algo, Akane es de gustos simples, ella no espera lujos si no la intención de tu corazón. Lo que sea que le des, hazlo con sinceridad. 

Y con eso en mente, sin entender ni carajos, me encuentro en el parque más cercano a casa ojeando los módulos con artesanías y chuches varios que suele colocarse cada viernes. Mi presupuesto no era muy alto, eso me ponía de malas porque si pudiese le compraría un vestido de esos que siempre mira desde las vitrinas cuando regresamos a casa, o un bonito par de aretes pero los yenes son pocos. 

Quizás consiga algún trabajo de medio tiempo, así podría hacerle regalos más a menudo. ¡Espera un momento! ¿Por qué le haría regalos con frecuencia? Solo somos amigos, ¿estaría bien hacerlo? Llevo tan poco tiempo en su casa pero siento que no podría alejarme mucho de ella. 

En fin, algo confundido sigo mirando los puestos. Entonces me encuentro con el despistado de Hibiki.

—Ranma ¿una batalla? —Niego tajantemente —¿Qué te sucede? solo será práctica...

—No puedo ahora, además mira a toda esta gente ¿quieres arruinarles su puesto de trabajo? —Ryoga observó y negó.

—Tienes toda la razón, y qué haces por aquí —replicó.

—Necesito comprar algo, pero no cuento con mucho dinero —respondí cabizbajo.

—Solo conviértete en mujer, inventa algo y obtendrás lo que te falta —comentó el colmilludo dándome una palmada en el hombro, se fue sin decir más.

Claramente no podía hacerlo, sé que ganaría dinero usando algún disfraz o lo que sea pero no siendo mujer. Quería regalarle algo con lo poco que tenía porque eso fue lo que pude ahorrar en un mes.

Ya casi llegaba al final de los puestos y en total derrota regresaría a casa, pero el brillo sedoso sobre la mesa llamó por completo mi atención; era una cinta de color amarillo.

El hombre me dijo que la remataba pues era la única que le quedaba, conté los yenes y me alcanzaba ¡estaba feliz! lo había logrado con mi pobre presupuesto y por sobre todo me gustó mucho en cuanto lo vi. Imaginé a Akane con ella en su cabeza usando alguno de esos vestidos floreados que solía llevar cada domingo, se vería preciosa. 

Vaya pero ¿desde cuándo creo que Tendo es bonita? creo que hoy la he elogiado en mi mente unas diez veces por lo bajo. 

Contento regresé a casa, fui por un vaso con agua y Kasumi me quedó viendo expectante...

—¡Lo conseguí! —susurré animado.

Ella afirmó alegre y señaló con el dedo hacia el dojo, ahí estaba mi prometida, digo Akane.

Fui presto hasta la entrada, moví la puerta de corredera y entonces la vi. 

—¿Dónde andabas? —preguntó algo seria.

—Por ahí... 

Ella enarcó una ceja y bufó dándome la espalda, todo un clásico. 

—¿Estás enojada? —pregunté para tantear los ánimos.

—Por supuesto que no, solo tenía curiosidad —contestó sin verme, aproveché de acercarme lentamente y extender mi mano con la pequeña bolsa de tela de color rosa en la que el vendedor echó su regalo.

—¿Qué es eso? —preguntó con voz más suave, moví la mano para que la tomara.

Akane la cogió y me quedé justo a su lado para capturar su rostro al verla, sus ojos se abrieron de par en par y apenas la sacó de su empaque esbozó la más linda de todas las sonrisas que he visto en mi corta vida. 

—¡Qué bonito! —chilló —Aunque ya no tengo mi cabello largo, quizás luciría mejor en alguien que...

—Nada de eso, esto lucirá perfecto en tu cabeza —la interrumpí y no sé de donde cogí valor pero la tomé de la mano y me senté sobre la duela del dojo junto a ella.

—¿Por qué haces esto Ranma? No es mi cumpleaños aún...

—Solo quería hacerlo y ya —respondí inclinando mis hombros —Permite que te ayude —toqué su mano sin querer al deslizar la cinta por sus dedos, el efecto electrizante me sacudió por completo. 

Pude ver sus mejillas en un ligero rosa, me sentía satisfecho. Tomé la cinta entre mis manos y se la puse sobre su corta y voluminosa cabellera atándola cual listón.

Si por detrás lucía genial por delante sería mucho mejor. Ella giró para que la viese y quedé como hipnotizado...

—¿Ranma? —mi nombre saliendo de su boca, me provocó un micro infarto —¿Cómo me veo? —preguntó finalmente.

—¡Perfecta! —contesté lleno de decisión. 

Los dos nos sonreímos cómplices, últimamente esos momentos se daban con más frecuencia de lo normal. 

De pronto un flash nos sacó de nuestro letargo, miramos hacia la puerta y Nabiki nos sacaba la lengua con la cámara fotográfica en mano. Me puse de pie al instante, la perseguí escaleras arriba y la atajé justo cuando intentaba esconderse en el baño.

—Esto me lo debes cuñadito, mis fotografías no son gratis —vociferó enojada cuando se la quité de la mano, la impresión era magnífica.

Me encerré en mi habitación contemplando aquel momento, sonreí al verla. Nabiki era buenísima sacando fotografías, de eso no cabe duda. Afuera ella golpeaba la puerta sin decoro, abrí para entregarle el último yen que me quedaba en el bolsillo, me vio con indignación y se marchó sabiendo que había perdido.

Por mi parte atesoraría esta bonita fotografía, y todo gracias a esa cinta amarilla.

Fin 

Estimado lector, cuarto día de este desafío y agradezco mucho su apoyo. Este shot está Inspirado en una imagen de natsuo72 en twitter, ese fanart muestra a Ranma colocándole una cinta amarilla sobre el cabello de Akane.

Espero les haya gustado este bonito shot.

Si deseas comentar estaré feliz de leerte, no olvides votar en la estrella estaré muy agradecida.

Desde Chile una fan más de Ranma.

Sweetsimphony.

Siete días con SweetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora