Una cita en noria

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Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi. Esto es sin fines de lucro, solo diversión por y para los fans. 

Día 6 de "Siete días con Sweet" disfruten la lectura.

El ruidoso murmullo de los niños alrededor me tenía algo fastidiado, era medio día y el sol pegaba con fuerza en lo más alto del cielo azul. Junto a mi mejor amigo de la infancia decidimos ir a la feria que había llegado a la ciudad, pero por alguna razón comenzaba a arrepentirme. 

—Ya cambia esa cara Ranma, este lugar es enorme y es mejor mirar el mapa que nos dieron cuando pagamos nuestras entradas —decía Ryoga con la vista pegada a la hoja.

—Ya deja el maldito papel, solo paseemos un rato y regresemos a casa.

—Tan poca paciencia, quiero subir a la montaña rusa y tu cara de culo espantará a las chicas.

Rodé los ojos cabreado, precisamente ese era el objetivo de venir aquí "chicas" ya que quien me gustaba no me pelaba ni por lástima, Hibiki pensó que venir aquí sería un blanco fácil de hacer amigas y porque no conseguir una novia, y no, no es que esté buscándola pero si siento algo de desilusión sobre todo después de que ella fuese a la graduación con ese pelafustán de Ryu Kumon. El muy sinvergüenza me la ganó, no tuve tiempo de pedírselo y simplemente ella ya había accedido a ir con él, esa noche fue mi primera borrachera.

 —Mira Ranma ¡usemos de estas! —chilló el ojimiel al tiempo que pagaba por una paleta fría, hacía calor.

—¡Estás loco! —grité abriendo los ojos al ver lo que me indicaba.

Más allá, había un puesto vendiendo orejas de animales y mi mejor amigo pensaba que debíamos comprarlos para atraer chicas.

—No seas tonto, esto les gusta nos hace ver tiernos...

—Es algo infantil ¿no crees? —le increpé.

—Saotome no tienes idea de nada, estas cosas las usan las parejas de enamorados en su primera cita, las compran a juego claro está. Pero si las llevamos puestas será un imán para ellas, créemelo. 

—No me convences —repliqué mientras este tomaba un par de orejas de conejo y me las ponía sobre la cabeza.

—Te ves adorable, si fuera mujer —en ese momento lo interrumpí con un leve zape en la cabeza.

—No digas boberías, solo sigamos caminando para llegar a esa bendita montaña rusa —aseveré.

Solo dos minutos después la vi, ella iba del brazo de su amiga y sonreían alegres. Se veía preciosa en esa faldita de jeans que dejaba mostrar sus largas y bien torneadas piernas y la blusa en tono rosa echa un nudo cerca de su vientre mostrando más piel de lo común; Akane Tendo era divina.

—Eh Ryoga mira nada más —señalé hacia la casita embrujada. 

Mi buen amigo algo despistado comenzó a reírse victorioso, si Akane iba con otra fémina esa no podía ser otra que la mismísima Akari, y es que la parejita de amigas era muy admirada por nosotros dos. 

—¡Corramos! —Exclamó pero lo detuve del brazo.

—¿Cómo que corramos? una cosa es que nos gusten y nos tengan despiertos por las noches, otra muy diferente es que parezcamos desesperados ¿no crees? 

—Saotome deja la joda, están solas y próximamente ya no las veremos podría ser un noviazgo de verano —dijo lleno de entusiasmo mi colmilludo amigo. 

—Solo sígueme la corriente ¿quieres? —señalé caminando con lentitud hasta la salida de la casa embrujada. 

Ryoga me veía impaciente y solo saboreaba mi paleta hasta acabarla.

Siete días con SweetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora