Capítulo 7.

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NATHALIE.

Ahí, un ansiado sábado, apenas iniciando la gélida noche, sentada en el suelo de un oscuro callejón, con un cadáver delante, me encontraba yo, todavía asimilando lo que acababa de suceder minutos antes.

Pasé tantos años estudiando la conducta de los culpables, ya fueran asesinos, violadores, ladrones... que me decepciona haber estado conviviendo casi toda mi vida con una, y no haberme dado cuenta.

¿Melissa era una asesina?

No, fue en mi defensa, si ella no hubiese llegado, nadie sabe qué me habría hecho el desgraciado de Nick.

Un asesino no nace, se forma.

Tiene sus problemas, como todo el mundo, pero.. ¡es mi amiga! ¿por qué desconfío de ella? el hecho de que estuviera en la casa de mi padre el día que murió no quiere decir que...

¿Acaso ella...? ¡No! ¡Basta!

—Nathalie ¿estás bien? —contra todo pronóstico, me pregunta ella, genuinamente preocupada.

Estoy al responderle que no se preocupe, que no es la primera vez que observo a alguien morir, pero me detengo a tiempo, porque me percato de que se refería al hecho de que en estos minutos, he estado tirando con fuerza de mi cabello, y no a mis posibles traumas por lo vivido.

—Sí —miento, pues me molesta que luzca tan serena, cuando recién terminó con una vida, que no tenía derecho a arrebatar.

Todo el lugar queda en un incómodo silencio, que estoy dispuesta a romper, no obstante, cuando la observo removerse en busca de algo, me es difícil creer que se atreverá a fumar ahora —porque según ella, fumar le da paz, y solo lo hace en los momentos de sosiego— pero una vez siento ese olor tan característico, y alzo la vista para observarla, compruebo que sí, efectivamente está fumando, con una envidiable tranquilidad.

—¿Quién era él? —cuestiona al cabo de unos minutos, tomando asiento a mi lado, y expulsando el humo por los labios, a lo cual no puedo evitar hacer una mueca de desagrado.

Tengo cinco años ejerciendo oficialmente mi profesión como abogada. Los dos primeros años, Kyle fue mi supervisor, encargado de asegurarse de que no existieran errores en mis casos, sin embargo, mi primer caso del año siguiente, consistía en llevar a prisión, al tipo había que abusado sexualmente de una jovencita.

Sí, ese violador era Nick, y no, no necesité la ayuda de Kyle para cumplir mi objetivo.

No obstante, Nick siempre me guardó rencor; pues como todos, decía que había destruido su vida, cuando en realidad, intentaba que no la siguiera arruinando.

Una vez termino de contarle todo a Melissa, observo el rostro apagado del aludido, que tiempo atrás juró vengarse de mí, y tuerzo mis labios. A pesar de todo, no merecía morir, y conozco tan bien a la vampira, que estoy segura que después de todo lo que le he relatado, estará mucho menos preocupada de tener una muerte sobre sus hombros, porque se resguardará en el hecho de que era una escoria, indebidamente llamada persona.

Pero ¿qué diferencia hay entre un violador y una asesina, cuando ambos acaban con la vida de su víctima?

—¡Oh, por mi jodido cielo! —chilla alguien a lo lejos, haciendo que nos incorporemos rápidamente.

 Inesperada Realidad ❍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora