Capítulo 1.

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NATHALIE.

Pequeña, sé que cuando leas esta simple nota, ya me encontraré en un profundo sueño perpetuo, y lo lamento por ello. Estaba cansado ¿sabes?, creo que el accidente dictaminó el fin de mi carrera, pero no me arrepiento. Considero absurdo decir que esto es lo que quería, porque no es así, me hubiese gustado mucho compartir junto a ti, todas las etapas de la vida que aún te quedan por delante, pero desafortunadamente, esta fue mi mejor, y única opción. No olvides que de los errores se aprende, y que las peores puñaladas, vienen de las personas que menos esperamos. Estaré contigo eternamente, pues mis palabras no dirán nada, pero mis silencios te lo explicarán todo.

Morir ya no me asusta, porque te llevo en mi alma, y ella es eterna.

Espero puedas perdonarme. Te amo y siempre te amaré, desde donde sea que me encuentre.

                   Para la niña de mis ojos,
                                                           Papá.

Aunque es la tercera vez que leo la limitada carta, me tomo unos minutos para procesar sus palabras.

Cinco días. Han pasado cinco días desde que encontraron el cuerpo sin vida de mi padre, y francamente, siento que aún no me encuentro en la fase de aceptación.

No tengo un corazón de piedra, en su momento, fue un buen padre, y duele comprender que se marchó, y esta vez, no volverá; pero aunque mis ojos se humedecieron cuando me comunicaron la noticia, no le he derramado ni una sola lágrima. ¿En qué clase de persona me convierte eso?

Hoy, después de muchas dudas, finalmente decidí participar en la incógnita de su muerte. Así que luego de ponerme al día con el oficial a cargo del caso, aquí estoy, examinando su carta de despedida.

—¿Qué pasa si realmente se cansó de vivir con las consecuencias del accidente? —interrumpe mis pensamientos la voz ronca de Xavier, mi mejor amigo, y fiel acompañante. Niego con la cabeza—. ¿Cómo estás tan segura de que no fue un suicidio?

A pesar de todos sus defectos, mi padre era un hombre muy intelectual e ingenioso, amante de los desafíos, o cualquier intriga que implicara jugar con la mente. Era muy ocurrente, y he de admitir, que la idea de la nota me resulta bastante interesante. La realidad es que no estoy totalmente segura, pero la misma me hizo analizar varias cosas.

Tenía una peculiar manera de escribir, su letra siempre fue pequeña y clara, pero en su condición, es casi imposible que lograra redactarla de esa forma, pues sus manos pasaban la mayor parte del tiempo temblorosas. Entonces ¿cómo lo hizo?

—Hay varias señales de que no fue un suicidio en la carta, Xavi —informo luego de levantarme de la cama donde ambos permanecíamos acostados, comenzando a rebuscar entre las cajas y bolsas que se encuentran esparcidas en el suelo de mi habitación—. Por ejemplo, dice que las peores puñaladas vienen de quien menos esperamos ¿Por qué me diría eso?

—¿Porque eres tonta y te fías de cualquiera? —le lanzo una mala mirada, provocando que sus perfectos labios se curven formando una sonrisa maliciosa.

—No, lo dice para advertirme que la persona que terminó con su vida se encuentra a mi alrededor —explico revisando dentro de una caja llena de ropa. Es poco probable que unas fotos estén ahí, pero nada pierdo con verificar.

—Creo que has visto demasiadas películas de ficción —sus grandes y bonitos ojos grises me contemplan con sorpresa, mientras revuelve con una mano su cabellera dorada.

No niego que me decepcionaría si realmente fuera un suicidio, no obstante, eso no significa que esté delirando, ni creando teorías ilógicas.

—Oye, ¿ya viste esto? —pregunta mientras reviso debajo de la cama, e inmediatamente me incorporo para mirarlo voltear la nota—. Aquí dice: "postdata: hoy estamos nosotros, pero en el mañana serán ustedes, mis hijos, y es por ello que he decidido dejarles mi herencia. Consúltenlo con mi abogado, espero que se respete mi decisión."

 Inesperada Realidad ❍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora