Renjun miró a Jaemin como si tuviera monos en la cara y habló.
-Como si esto fuera una jodida comedia romántica, Na Jaemin.
-Bueno, técnicamente lo es.
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Donde Huang Renjun y Na Jaemin, quienes luchan por ser el mejor promedio de su...
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Pasaron juntos otras dos horas hasta que Jaemin propuso volver a la casa.
Caminaron esta vez uno junto al otro, con los hombros casi rozándose a pesar de que la vereda no era angosta y no había ningún auto que pudiera pasar por la calle.
Jaemin murmuraba algunas cosas acerca del clima o de las innumerables casas que había ahí a pesar de todas estar deshabitadas, Renjun asentía mientras estaba perdido en sus pensamientos.
Debía estar loco, no podía ser que su corazón se había acelerado por su enemigo. No era posible que se acelerara por Na Jaemin.
Se negaba a ser el primero en caer.
Sí, Na Jaemin podía ser caliente, carismático, hasta divertido podría decir, pero era un idiota y lo odiaba. No le podía gustar.
¿Verdad?
Miró de reojo al chico a su lado que seguía hablando trivialidades solo y analizó su perfil.
Su mandíbula marcada era lo primero que resaltaba en él. Luego sus pestañas, las cuales eran bastantes largas debía admitir, Renjun pensaba si no se las habría maquillado en algún momento.
Aquel pensamiento hizo que una pequeña risa se le escapara, haciendo que Jaemin lo mirara confundido.
—¿Acabas de reírte? —preguntó.
Renjun se aclaró la garganta y negó —Para nada, lo imaginaste.
Siguió caminando mientras ignoraba al chico detrás de él.
Definitivamente no iba a ser el primero en caer, se iba a encargar de eso.
Por otro lado, Jaemin miraba la silueta de Renjun alejarse por delante de él.
Simplemente estaba confundido, demasiado.
No pensaba que Renjun podría ser alguien con quien podría entablar una conversación sin insultarse cada dos segundos, pero, para su sorpresa, el chino era alguien casi extrovertido.
Siempre había creído que era un aguafiestas, egoísta y creído con una fuerte actitud, pero en realidad descubrió que era bastante más simple que eso.
Mientras hablaban en la playa se enteró que en verdad era bastante empático con los demás y hasta amable con todos.
Obviamente, con todos menos Na Jaemin.
Suspiró y siguió al chino.
¿Siquiera era posible que ambos lograran enamorarse? Simplemente no eran compatibles, ¿acaso el universo no quería entender eso?
Después del candente beso de esa mañana estaba empezando a dejar de lado el tema de su sexualidad. Lo admitía, sexualmente el chico lo tenía en la palma de su mano.
No sabía aún si llegaría a desarrollar sentimientos románticos por el más bajo, pero estaba seguro en que quería cogerlo.
Una vez dentro de la casa Jaemin se ofreció a hacer la cena en lo que Renjun se bañaba.
