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– TU LASTIMOSA PRESENCIA
En New York city las calles son láminas de hielo, sus manos se sentían frías mientras la luna se abulta en las grises nubes de un cielo a medianoche, las estrellas tan altas ante sus ojos son destellos de su clima favorito mientas deja brillante el roble de su última mesa antes de acabar su turno de noche. con su garganta en dolor a consecuencia de los recientes blues en su presentación en el viejo bar; quién mantenía a flote con su voz, atrayendo a todos aquellos viejos hombres qué deleitan su falda con la mirada arriba del escenario, y se sentía infeliz por aquello pero cada cosa que hacía lo hacía por amor. Su gran amor quien corrompía su mente y corazón, rindiendose a las riendas de un romance venenoso qué lastima pero a la vez sana de alguna manera. ella describía su relación como lo justo entre el cielo y el infierno, su palabrería sin bases al igual qué su olor a alcohol fino se había grabado en cada célula de su cuerpo cómo su adicción al whisky, quizás estaba loca por seguir este romance, pero el era su inspiración al subir a cantar y muy bien sabía que moriría por hacer sentir orgulloso a su hombre.
A pesar de su soledad ella esperaba que el cruzará la entrada con su despechaje y tristeza oculta en humor. Una medida de whisky qué se expande por su garganta deja la gran pregunta del por qué se llena de infelicidad con esta situación; "¿Por qué esa zorra tenía qué entrometerse?" Dolía recordar cómo sus bocas se unían en el camarín, sabía qué nunca podría ser su favorita y tal como muchos un hombre hundido en la sombra de la tristeza no se conforma con un unico cuerpo ajeno, y así nuevamente el licor tocaba directamente sus labios y lágrimas de rabia salían a flote mientras soba su nariz.
Nadie en este lugar era feliz del todo.
Un cigarro en su boca y el rechinar de la puerta deja salir el primer humo de la noche, su corazón se acelera al visualizar tal presencia sin aviso alguno, su cara comienza a ponerse roja al recibir una cínica sonrisa qué espera algo a cambio, un abrigado tapado negro al igual qué sus restantes prendas acompañan una corbata roja dejando los ojos de la chica devuelta en el piso sin poder creer tal fuego en su aura.
- Estuviste increíble, en realidad eres fantástica con esas letras, ¿Quien es el afortunado chico? ¡No entiendo cómo alguien como tú tiene tanta inspiración! - El hombre se para detrás de su espalda sacando su saco para luego sostenerlo con su mano.
La pelinegra se queda haciendo caso omiso a sus palabras y sigue lustrando la madera mientras en su mano libre se allá la botella y el humo del cigarro choca contra la cara de Toji. El silencio corrompe el alma de los individuos cortando cruelmente sus heridos corazónes, nesecita cada parte de aquél infiel hombre pero nesecita tener algo de orgullo en esta ocasión.
-¿No vas a dirigirme ninguna palabra?
Quería soltar y escupir todo aquello qué le molestaba, pero como de costumbre todas sus palabras se quedan atascadas en su garganta haciéndola perder sus oportunidades dé hablar todo lo qué lastima; todas esas palabrerías de rabia se hunden y clavan en su alma, pegandose a ella, envenenando cuerpo y mente.
