02; 𝐆𝐨𝐣𝐨 𝐒𝐚𝐭𝐨𝐫𝐮

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— 𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐄𝐒 

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𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐄𝐒
 

  Podría ser este acto una condena absoluta en el hablar de la sociedad, actos en los qué se veian enredados, y promesas qué quiebran en la unión de sus almas; y bien lo sabían, pero su placer está por encima de todo aquello qué prometen con el corazón, más el culpable es aquel hombre qué de su dedo se envuelve un anillo. Gojo sabía qué cargaría con lágrimas y rencores de quién le había jurado lealtad en la salud y enfermedad, pero es experto en colocar vendas en mentiras sobre la felíz casada, dónde su vista es nublada por palabrería sin valor alguno, dónde se creía qué el era un hombre con principios adecuados y ser el esposo perfecto ante todos sus vínculos.
Aunque el trataba de reinventarse por el calido amor que se le era otorgado siempre era consumido por sus principios de hombre en busca de llenar algo de lo que nunca comprendería, más el tiempo habla y su cuerpo se conecta en la danza de lujuriosos cuerpos encendidos, dónde una mujer era dispuesta a ser su secreto más preciado, o éso le gusta hacerle creer, tener a su merced una preciosa joven y hacerla necesitar de su tacto lo llenaba por completo.

La fría noche enciende la llama de estos amantes, que no lograron llegar hasta la habitación, y lo único que se escucha en la sala es el sonido que producen sus bocas, al estar enganchadas en un desesperado beso, las caricias iban calentando el lugar y comenzaba el despojo de prendas.

— ¿Me amas? — Recita sin pensar la rubia.

El silencio tomo el control de todo.

Podría ser terrible el mezclar de whisky para una triste amante qué no lograba entender su situación con claridad, más su alma se endulza de aquel licor que deja salir sus más profundos pensares, y su herida paternal de una infancia sin querer de su respectivo a cargo la dejaba ser manipulada de un tacto incorrecto cada vez qué se abría a amar.

— Claro qué lo hago —Suelta el peliblanco sin soltar el cuello que se encontraba besando.

Su cuerpo cae rendido en el alivió de las palabras y se aferra ciegamente, lágrimas en mezclas de dulce felicidad salen a flote, viviendo en el creer de una vida soñada en tonos cálidos, un bebé y un vestido qué lucir en una fecha importante, aferrada a la mariposa que es la felicidad.
La Luna y las estrellas eran testigos acallados de este acto tan egoista, contemplando cada hechizante palabra proveniente del peliblanco, dejando encandilados hasta los mismos cuerpos azules, y a su vez las nubes se volvían de tonos grises al no creer como la ingenuidad tomaba el control de la fémina, siendo de muchas la única triste, soportando todo por un nosotros que solo es recitado por ella, hacia caer una gran tormenta en la plenitud de verano.

La amante es tomada de manera brusca, Su pecho y mejilla es colocado en la fría madera del mueble que se alla con anterioridad.

El siempre decía amar las faldas, por eso ella traía siempre una a sus encuentros, solía justificar qué hacía fácil el paso con solo subirla; y era totalmente cierto, solo una de sus masculinas manos nesecita para quitar aquella ropa interior, mientras la otra sube su tableada falda. Retira la tela suavemente  depositando un golpe hacia su muslo, llegando a sentirse como un beso para la mujer.

𝐹𝑈𝐶𝐾 𝐼𝑇  / 𝑱𝒖𝒋𝒖𝒕𝒔𝒖 𝒌𝒂𝒊𝒔𝒆𝒏!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora