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"𝑻𝒐𝒓𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒅𝒆 𝒗𝒆𝒓𝒂𝒏𝒐"
Bruscamente la tarde se fue oscureciendo, los ciudadanos sé esconden en el calor de sus hogares a causa de una gran lluvia, más en su corazón se encuentra la tristeza de un reciente desamor y en cada gota la herida sé purifica. su rostro desbordado de angustia sé refleja en el charco sintiéndose cada vez más hundida en el sentimiento de su dolor quién guía sus pasos sin rumbo alguno, mientras el viento sopla su piel se eriza al frío de la tormenta en una caída de lágrimas qué se asemejan al clima. Era increíble cómo podía llegar a sentirse la desilusión, su pensar no era claro en lo absoluto más la vileza de un amar errado continúa apuñalando su alma en contacto dé un recuerdo calido. el idealizar dé un amor nos mantiene vivos, somos seres de sentimientos magníficos y capazes de ver todo aquello qué nos rodea de forma grata, pero la sorpresa de un interrumpir de el mundo creado por nuestra mente nos lleva a un pozo del qué nos vemos hundidos, asfixiante y oscuro por instantes, pensamientos torturosos qué nos arrinconan en desiciones confusas. el deslizar de gotas por su húmeda ropa la traen devuelta a la realidad, encontrándose en caminos desconocidos su respirar se vuelve doloroso al entrar por su nariz, y con su mente en estado de alcohol en verdad sé sentía fría por cada detalle de su día. quería sentir el calor, por eso se pone de cuclillas y abraza sus piernas y nota como la lluvia corta su mojar, pero un peculiar ruido atraviesa sus oídos.
— ¿Qué estás haciendo por aquí?.
Al levantar su mirada se encuentra con Hiromi sosteniendo un paraguas para cubrirla de las mojaduras. si de alguien no quería presenciar era de el, los últimos días en la oficina fueron agotadores a causa de la confusión qué maneja su corazón; Hiromi es alguien quién despertó la curiosidad en ella y por razones sumamente sin sentido apartaba los momentos a solas con el. aunque moría por dentro en probar de aquella fruta prohibida de la qué se revolvía en las bocas de mujeres del trabajo. ¿Por qué se volvían rojas sus mejillas al estar a su cercanía?.
— Sólo doy una vuelta
— ¿Con una alerta amarilla?
No tendría sentido alguno meter excusas a tal punto correcto, y la razón se la terminaba de dar un estornudo.
Suspira agotado — Te vas a resfriar, no voy a dejar que el talento de la publicidad sé enferme — Exclama tomando su muñeca— Acompáñame, secate y pide un taxi.
no tenía opción, solo se deja llevar por aquel hombre de camisa a medio abrir con agarré fuerte hacía su apartamento, un viejo edificio del qué parecía de bajas condiciones pero no le importaba en lo absoluto. el hombre del qué compartía pocos momentos o miradas descuidadas le extendía la mano para su ayuda a pesar de qué no eran cercanos amigos, sus pocos momentos a solas eran los más incómodos por el echó de qué las mujeres de la oficina sé la pasaban murmurando sobre el. por qué este hombre tiene a sus pies a las mujeres más atractivas de el trabajo; a pesar de no ser alguien que destaqué y siempre estar con cara de pocos amigos los rumores de algunas se esparcen y destacan su presencia, creía no ser posible que tal antipático la tomará de la forma en qué se imagina, sus masculinas manos al igual qué su voz la traían detrás de su espalda, inspeccionando cada paso de aquel; y había caído en cuentas qué apesar de no ser muy atractivo su aura varonil y el rumor de ser bueno en la intimidad incitaban su curiosidad más allá de lo qué creía no cruzar, pero todo aquello ¿Era del todo cierto? ¿Quién comprobaba eso?, los rumores eran lejanos de su comprobar.
