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Camila


No podía detener el temblor de mis manos.

Lauren arregló encontrarse con Gina en el McDonald's cerca del hospital, el cual tenía un lugar de juegos para los niños. Estacioné junto a las altas ventanas y miré dentro a media docena de chicas correteando. Una de ellas podría ser la hija de mi marido. La media hermana de mi hijo. La idea me hizo sentir como si pudiera vomitar en mi auto. Tuve que bajar la ventanilla para recibir un poco de aire fresco, luego cerré los ojos durante un total de cinco minutos para que la abrumadora urgencia de vomitar pasara lo suficiente para entrar.

Por suerte, mis pies fueron capaces de moverme hacia delante, a pesar de que mi cerebro me gritaba que corriera en dirección contraria. Al abrir la puerta del restaurante hacia la zona infantil, miré alrededor de la gigante zona de juegos en busca de una mujer que encajara con la descripción que Lauren me dio. A la derecha, había una morena sentada con una pelirroja charlando... podría ser ella. Aunque imaginé que vendría sola. A la izquierda, había otra morena con su espalda hacia mí, pero estaba sentada con gemelos que parecían a punto de ser tres. Empezaba a respirar un poco más fácil, aliviada de que tal vez no había aparecido, cuando localicé a una mujer en la esquina cerca de la piscina de bolas sentada con una niña pequeña. Mi corazón empezó a martillear en mi pecho cuando me acerqué a ella. Era impresionante. Lauren no lo mencionó.

Consideré volverme e irme, pero entonces, un niño pequeño de la edad de Brendan pasó sujetando la mano de una niña pequeña de la edad de la hija de Gina. Probablemente eran hermanos. Mi pecho se apretó, y supe que tenía que pasar por esto. Necesitaba saber por el bien de mi hijo, incluso si no era por el de mi propia cordura.

Sin darme otra oportunidad para retroceder, me acerqué a la mesa donde se encontraban sentadas. La mujer levantó la mirada hacia mí y sonrió al principio.

La miré hasta que esa sonrisa se transformó en preocupación. Rodeó con un brazo protector a su hija.

—¿Puedo ayudarte?

Mi voz apenas fue un susurro.

—¿Eres Gina Delmonico?

—¿Sí?

Cuando mi mirada se movió a su hija, buscando señales de mi marido, señales de mi hijo, ella debió resolverlo. Cerrando sus ojos brevemente, asintió.

—Sí, soy Gina. Eres Camila, ¿no es así?
Me congelé mientras la mujer le hablaba a su hija. —¿Quieres ir a la piscina de bolas?
La pequeña saltó arriba y abajo.
—¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!

—De acuerdo, cariño. —Gina se levantó y me miró—. Discúlpame un momento. —Desapareció para ayudar a su hija a entrar en la piscina de bolas y luego volvió. Haciéndome un gesto hacia el lado de la mesa a la que estuvo sentada, dijo—: Necesito poder vigilarla mientras está allí. ¿Te importa si me siento en este lado?

Sólo seguí allí de pie. Después de que se acomodara, me miró. —¿Quieres hablarme o sólo querías recoger una muestra de Olivia?

—¿Olivia?
—Mi hija. Asumo que es por lo que estás aquí en lugar de la Dra. Jáuregui.

Parpadeando un par de veces, finalmente reaccioné y me senté. No sé qué esperé... tal vez gritarle, o que huyera de mí cuando se diera cuenta de quién era, pero sentarme a hablar de manera civilizada no lo era.

Gina al menos tuvo la decencia de lucir avergonzada. Mirando su taza de café sobre la mesa delante de ella, negó y dejó escapar una respiración entrecortada.

Need you (Camren Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora