LaurenDicen que cuando la vida te da limones, haz limonada. No estaba completamente segura de que eso fuese aplicable a la infertilidad, el que a menudo parecía un proceso vacío e ingrato en el que ni siquiera existían limones con los que trabajar.
Lo irónico era que todo lo demás en nuestra vida había estado yendo perfectamente los pasados pocos meses. El sistema del hospital finalmente cambió de idea, contratándome para una posición interna permanente en su nueva clínica ambulatoria a las afueras de la ciudad. El horario era coherente, de siete de la mañana a cinco de la tarde, permitiéndome pasar más tiempo con Camila y Brendan que antes.
Y aunque Camila y yo nos prometimos no permitir que la cuestión del bebé nos estresase, con cada mes que pasaba, parecía ser algo que queríamos más y más. El trigésimo quinto cumpleaños de Camila llegaría antes de que nos diésemos cuenta. Y se hizo claro que dejarlo al "destino" no funcionaba. Si realmente queríamos un bebé, íbamos a necesitar ayuda.
Optamos por visitar a un doctor en fertilidad que comprobó mi recuento de espermatozoides, solo para determinar que era anormalmente alto. Mientras que esto en cierto modo era una buena noticia, solo ponía más presión sobre Camila. Y lo odiaba. Primero lo intentamos con medicamentos, y eso llevó a inyecciones diarias. No voy a mentir, las inyecciones eran algo difícil de mirar. Pero sabíamos que probablemente era el único modo en el que iba a suceder, y el doctor comentó que esperar demasiado solo disminuiría nuestras oportunidades.
Había querido proponerle matrimonio a Camila desde hacía tiempo, pero toda nuestra energía mental fue agotada mientras intentábamos concebir. Planear una gran propuesta seguía quedando a un lado. Aunque habíamos discutido que ninguna de las dos sentía que era necesario un papel para definir nuestro compromiso, era algo que quería.
Nunca había parecido más cierto que en cierta noche cuando Camila se hallaba de pie frente a mí al otro lado del baño. Se estaba aplicando una inyección subcutánea en el abdomen por lo que parecía la enésima vez. Simplemente me golpeó lo mucho por lo que se encontraba dispuesta a pasar por mí. No podía decir que alguien me hubiese demostrado cuánto me amaba a través de sus actos en toda mi vida. De repente, me di cuenta de que no podía esperar más. Quería casarme con ella, de inmediato. Claro, no necesitábamos un trozo de papel para definir nuestra relación, pero yo lo quería.
Estaba dejando la jeringuilla en una jarra de cristal cuando me coloqué detrás de ella y le di un beso en el cuello.
—¿A qué viene esto?
—Te amo —contesté simplemente—. Iré a acostar a Brendan. Ve a relajarte. Elige lo que quieras ver esta noche.
Nuestro tiempo de adultas después de que Brendan se fuese a la cama siempre era mi momento favorito de la noche después de un largo día. No existía nada como acurrucarme con mi amor mientras ella se quedaba dormida en mis brazos. Camila siempre se quedaba dormida antes de que terminase lo que fuese que estuviésemos viendo. Esa era la razón por la que optábamos por el sexo antes de encender la televisión últimamente. Aunque esta noche, podía decir que ella se sentía demasiado agotada para el sexo, por mucho que yo lo desease.
Brendan jugaba con su Tablet cuando entré en su habitación.
—Oye, amiguito. Tiempo para apagar el juego y cepillarte los dientes. Cuando vuelvas del baño quiero hablar contigo de algo, ¿está bien?
Cuando Brendan se fue al baño, tomé la oportunidad para hacer lo que no había hecho en un tiempo... hablar con Ben.
Acercándome a la cómoda, alcé la fotografía enmarcada.
—No tengo mucho tiempo. Así que, aquí está. Sabes que estoy enfadada contigo por lo que le hiciste a ella y en muchos sentidos, nunca te perdonaré por ello. Pero el hecho sigue siendo que, con tu muerte, recibí mucho. De un modo extraño, te lo debo por esta vida. Puede que hayas sido un marido de mierda, por lo que escuché, fuiste un buen padre. Puedes descansar en paz sabiendo que cuidaré muy bien de tu hijo, no como amiga sino como la madre que se merece. Y por si sirve de algo, seguiré ocupándome realmente bien de tu esposa. Toma eso como quieras.
Cuando pude escuchar los pasos de Brendan acercándose, volví a dejar la fotografía en su lugar correcto.
—Vamos —dije—. Te arroparé y hablaremos.
Después de que se subiese a la cama, me senté al borde de su colchón.
—Sabes cuánto hemos hablado tu madre y yo sobre nosotras compartiendo una habitación y todo eso...
—Sí. Dijiste que su cama era mucho más cómoda que la de tu habitación.
—Cierto. Eso es parte de la razón. Pero es más acerca de sentirme más cómoda con ella junto a mí a la noche, algo así como cuando duermes con tu conejo de peluche, Miffy.
Pareció entenderlo.
—Sí.
—De todos modos... Quiero preguntarte algo. Y no quiero que sientas que tienes que responderme si no estás seguro.
—Está bien.
—Normalmente, se le hace esta pregunta al padre de una mujer, pero ya que tu abuelo no está cerca, y ya que valoro tu opinión más que la de nadie, me gustaría preguntarte si te parecería bien que le pidiese matrimonio a tu madre.
Se enderezó contra el cabecero para mirarme mejor. —¿Eso nos haría una familia de verdad?
—Bueno, yo siento que ya lo somos. ¿Tú no?
—Sí. Pero a veces siento que está mal pensar eso.—¿Por tu padre?
—No quiero que él esté triste porque yo te quiera.
Sus palabras hicieron que cerrase los ojos. No solo porque nunca hubiese dicho que me amaba, sino porque la otra parte era difícil de escuchar.
—Yo también te quiero, amiguito. Te amo exactamente como se ama a un hijo. Y no creo que tu padre en el Cielo esté triste. Creo que está feliz de que yo esté aquí para cuidarte. Sé que me sentiría del mismo modo si fuese él.
—Quiero que te cases con mi madre.
—¿Sí? ¿Tengo tu permiso?
La ligera sonrisa tímida en su rostro era adorable.
—Sí.
—Gracias por tu bendición. No quería pedírselo a ella sin eso.—¿Cuándo vas a preguntárselo? ¿Podemos tener una fiesta?
—Por supuesto. Pero todavía no lo he resuelto. Te lo haré saber antes de que lo haga. ¿Trato?
—Trato. —Chocó la mano conmigo y preguntó—: ¿Qué serías para mí si te casases con mi madre?
—Técnicamente, sería tu madrastra. Pero para mí, no hay diferencia con una madre.
—¿Cómo te llamaría?
—Puedes llamarme lo que quieras... mientras no sea una palabrota. —Me reí—. Todavía puedes llamarme Lauren, o puedes llamarme mamá si quieres. O quizás me llames algo como Maaa. Así es como llamo a mi madre de vez en cuando. Porque, Brendan, realmente espero que me veas como una madre adicional, no como un reemplazo.
Se tomó unos segundos para sopesar mi sugerencia, luego dijo—: Maa para ti y mamá para mamá Camila
Revolviéndole el cabello, sonreí. —Creo que es brillante, hijo.
💗💗 Nos acercamos al final 💗💗
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Need you (Camren Gip)
أدب الهواةQuerida Camila: Estoy escribiendo esta carta porque es muy improbable que alguna vez consiga el coraje para decirte esto a la cara. Asi que, aqui va. No estamos hechas la una para la otra. Eres la madre soltera perfecta con la cabeza bien puesta sob...