6. Mi chico de la construcción

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MewGulf

Me acababa de graduar y el regalo de mis padres fue un departamento, no muy grande, en la ciudad. Mi padre tenía la idea de que cualquier cosa que yo quisiera, a mi gusto, debía ganármela a pulso, trabajando duro para conseguirla. El dinero en mi familia nunca ha sido un problema, mis padres son dueños de una empresa automotriz, con sucursales en distintas ciudades del País. Pero yo, a mis veintitrés años de edad, no pretendía encerrarme en una oficina, por lo que decidí tomarme un año sabático —y eso definitivamente no le agradó a mi padre— aunque sabía muy bien, que siendo hijo único, en cualquier momento tendría que asumir las riendas del negocio. Así que, recibí el regalo con todo gusto, además no es que fuera algo como para quejarme.

Desde que dejé la universidad, habían pasado dos años. Vivía solo, seguía pensando que no era lo mío encerrarme en una oficina todo el día, pero de vez en cuando lo hacía. Aunque trataba de ir por la empresa, solo para ver cómo marchaban las cosas, y al regresar a casa, me gustaba ejercitarme un poco. No es que sea muy aficionado a los gimnasios, realmente no los tolero, pero me gusta mucho entrenar, por lo cual dentro del departamento tenía una habitación equipada con caminadora, mancuernas, una máquina de pesas multifunción e incluso una bicicleta estacionaria. Así que aquel día, después de volver de la empresa de mi padre. Decidí hacer un poco de ejercicios y luego de mi rutina, me di un baño, cené algo ligero, me serví una copa de vino, tomé un libro y me dirigí a la terraza, dispuesto a leer un poco. Pero mi departamento está ubicado dentro de un complejo habitacional, en ese entonces, nuevo, cerrado, era el último edificio de la primera etapa. Está en el cuarto y último piso y tiene una terraza privada. Así que aquel día mientras entrenaba, me di cuenta que estaban preparando el terreno que estaba justo detrás de mi edificio, posiblemente para comenzar la construcción de una nueva etapa... Y así fue. Al día siguiente, las maquinarias comenzaron a llegar, causando mucho ruido. No lo toleré, así que decidí pasar la mayor parte del tiempo fuera de casa. Iba a la empresa, a las ocho de la mañana, y regresaba alrededor de las cinco de la tarde —ya que los obreros trabajaban de seis a seis—. Cuando llegaba a casa, lo primero que hacía era ponerme ropa deportiva, a veces, y curiosear un poco, mientras me ejercitaba, las maquinarias y los obreros que se veían bastante bien con sus cascos, chalecos y pantalones de mezclilla, en la construcción.

Un día, cuando estaban terminando de recoger todo y cerrando con cinta reflectante, los obreros cruzaron delante de mi edificio formando una desordenada y larga fila mientras hablaban y salían, dando por terminada su jornada. Y esa, fue la primera vez que vi a Gulf. No me fijé inmediatamente en él, pero si recordaba su fantástico culo respingón y su cabello azabache que aparecía, rebelde, por un costado del casco que usaba.

Aquella rutina se repitió durante un par de semanas, la estructura de la nueva etapa de construcción, iba tomando forma y yo ya tenía toda una calificación para cada uno de los obreros, y el que encabezaba mi lista era definitivamente Gulf, claro que para entonces yo no sabía su nombre.

»Soy gay, y salí del closet unos meses antes de graduarme, bueno, ante mis padres. Nunca he sido amanerado, ni voy diciendo por ahí que soy gay, al contrario, me considero muy discreto. Tuve algunas parejas durante mis años de universidad, muy pocos amigos, y mientras los días pasaban, unas ganas inmensas de ver en todo momento a Gulf, porque no lograba sacarlo de mi cabeza. Lo que me llevó en muchas ocasiones a hacerme unas pajas pensando en él, aunque debo confesar que también en otros de sus compañeros. No le veía nada de malo hacerme una paja pensando en alguien, no significaba que estuviera enamorado o algo así...

Uno de esos días en que mis hormonas estaban más aceleradas que nunca —porque había tenido un roce con un imbécil que se pasó la luz roja del semáforo y magulló mi auto, el calor era insoportable y para colmo de males el aire acondicionado del auto no funcionaba y estaba sudando como un cerdo— me aparqué fuera de la cochera, para que el servicio mecánico pasara a recoger el auto y mientras iba caminando, escuché una voz que me gritaba alguna cosa que no alcance a entender. Y un montón de risas a continuación. Gulf y sus compañeros, se estaba riendo de algún chiste o quizá de mí... Les di una mirada fría, arrogante y de pocos amigos y subí a mi departamento. Me di una ducha para calmarme, me vestí, pedí de comer, cené, me cepillé y me desnudé completamente, por el calor y porque así me gusta dormir, completamente desnudo. Me fui a la cama, desactivé las alarmas del celular, era viernes, así que al día siguiente no pretendía levantarme para nada. Gracias a Dios, los ruidos de la construcción ya no eran tan fuertes como los primeros días. Pensando en eso, me dormí sin darme cuenta.

Sweet Pleasure - Multiship 🔥(+18) - HP7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora