24. Descanso

665 25 2
                                    

GunOff

Me tomo un descanso del trabajo como hemos quedado y decido volver a casa mientras tú te encargas de todo.

Preparo el almuerzo, pero no pruebo bocado; ojeo una revista pero no la leo; pongo una película y la silencio; riego tus flores y alimento al perro. Estoy acostumbrado a verte el día entero y este día de descanso no resulta placentero.

Subo a la habitación y me veo al espejo, mientras acaricio mi cuerpo atrás de mi te veo, siento tu respiración en la piel desnuda de mi cuello y por un segundo juro que es cierto.

No podré soportar ocho horas más hasta tu regreso.

Me quito la ropa pero imagino que eres tú haciéndolo. Decido que un baño es lo más acertado y alargo los minutos tocando mi cuerpo bajo las gotas de agua que terminan golpeando los azulejos.

Un poco más tarde, siento que me traiciona el tiempo, cada segundo dura un minuto y cada minuto una hora que se hace eterna... el agua caliente es fría ahora y si no salgo inmediatamente moriré de hipotermia.

Cierro la llave y salgo del baño, todavía mojado, me termino de secar en la habitación y decido que es mejor meterme a la cama para calentar mi cuerpo y no tener que volver por una ducha caliente.

Siento que necesito descansar, lo merezco, estoy sumamente cansado después de pasar tres largas horas sin ti.

Estaba siendo un día agotador.

Estoy acostado, sin ropa, desnudo, mi pene suave y flácido y mis manos al costado. Cierro los ojos y trato de descansar mi mente, pero de pronto tu imagen aparece, entonces —ya entrado en calor, con la piel lavada y limpia, oliendo a fresco— mis manos empiezan a tocarme los labios, el cuello, a acariciarme los pezones y se van deslizando poco a poco más abajo. Llegan a la parte entre mis piernas donde descansa mi miembro y se pasean por cada uno de los relieves que tiene la piel bajo mis huevos, me seduzco a mí mismo, me toco, me palpo, descubro nuevos caminos, nuevas formas de hacerme sentir y de llegarme.

Completamente desnudo y pensando en ti, me excito, mi polla se levanta, va tomando forma, no dudo en acariciarla, en saludarla con una palma. Con la mano derecha, la toco suavemente, le digo hola como harías tú, la meneo, hasta tener una erección completa.

Esta ahí, levantada, despierta, se inclina solo un poco y me mira, lo siento, la toco y la suelto, cuando lo hago ella me toca. De pronto entras en silencio, desnudo, yo no me doy cuenta, me observas un rato desde donde estás —entre el pasillo y la puerta— pero sigo con los ojos cerrados y no veo que también la tienes erecta. Estabas tocándote hasta llegar al punto exacto donde tu polla se pone gruesa y grande, donde las venas dicen estamos acá, calientes y apretadas por el semen que está próximo a salir.

Lentamente te acercas, me miras —yo no te veo— me sigo tocando, pensando en tus labios y suspiro al aire, anhelando besarlos. Inexplicablemente mi ano pide tu polla, la necesita y mi boca quiere tu carne. No es imposible sentirme así, justamente hoy que no estoy contigo, te cortaste el pelo, ya no usas una coleta, delineaste de negro tus ojos, elegiste también un traje negro y te negaste a usar corbata, por lo cual tampoco usaste camisa ni camiseta.

Pasaste por la puerta, estas ahí parado, con la erección más grande que jamás pudiera haber imaginado, tu polla reclama mi ano y también mi boca. Te acercas, me miras, yo —lentamente— abro los ojos cuando siento tu aroma, y te miro —mis ojos brillan— te sonrío, me excita mucho más tu llegada, mi frescura en la piel se va, una ola incontrolable de calor la recorre, una inesperada adicción a tu semen, invade mi boca, me hace salivar; tu olor me marea, te tengo ganas y sé que tú tienes ganas de mí.

Sweet Pleasure - Multiship 🔥(+18) - HP7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora