Capítulo 3

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Mats.

Septiembre 30, 2024.
Chicago.


No deja de hacerme ruido lo que el imbécil de Cadmus habló en la reunión de anoche. Ha pasado un año y medio de no saber de ella. Mircea la oculta y no quiere decir una mierda.

—¡Maldición! — gruñó despertando a la mujer que tengo a mi lado.

—Duerme cariño — inquiere y me levanto del todo.

Esta mansión esta oculta en chicago. No es la misma donde me folle a mi pequeña tantas veces. No, este es el hogar donde crecimos y nuestro lugar seguro donde reunimos al imperio.

Camino hasta el gimnasio y ahí está mi primo que se quedó aquí. Ejercitándose. Este cabron se parece a Maxhell y a Micah. Ellos son pelinegros de ojos sombríos. Hasta que mi padre se enamoro de una rubia de ojos verdes dando a luz a nosotros.

—¿No puedes dormir primo? — inquiere burlón — Ha decir verdad yo tampoco.

—No me interesa — lo corto.

Este suelta a reír negando.

—Hijo de puta como siempre.

Gruñó intentando no oírlo por que estoy a punto de matarlo. Me voy a la pesas alejándome y este suelta a reír.

<<Que tanto sabe>>, quiere joder igual que anoche. Hijo de puta, que haya sido mi mejor amigo de niños no quiere decir que no lo mataré si me jode.

Se acerca a hacer ejercicios en otra máquina.

Se ríe cada que me mira y lo asesino con la mirada. Después de terminar mi rutina vuelvo a mi habitación para poder ducharme, la castaña sigue donde la deje y se levanta a penas me ve llegar. Le indico con la cabeza el baño y sonríe entrando en el.

La llevo a la cerámica y atacó su boca con besos cargados de ira. Si ira, por qué no son lo labios que quiero besar. No es el coño que me quiero comer y no son los pechos que quiero tener en mi manos.

Pero aun así sacio mi brío con ella, porque de las miles de opciones está era la que más se parecía y solo hablo del color de su cabello por que mi pequeña es incomparable. Ella es única y libre… libre de mi.

Alzo a la castaña y la penetro cuando el látex cubre mi miembro, estocada tras estocada llenas de ira y rabia, logrando que ella gima satisfecha hasta derramarme en el condón…

La dejó temblando  terminado el baño. Salgo y ella se encarama en mi espalda, dándome recuerdos estúpidos que no puedo superar haci haya pasado un década.

Mi pecho arde cada que la recuerdo y la forma tan estúpida que decidió irse. Tomó a la castaña  nuevamente lleno de ira  y la follo en la cama utilizando todos los putos condones que me quedan…


***



Octubre 10, 2024.



Estoy en el despacho y Mircea aparece con una cara no muy típica de ella que últimamente no hace más que estar feliz. Entiendo que mi padre se este recuperando pero que ella sonría como lo hacía hace unos días tiene cabida a otra cosa.

—Deberían visitar a su padre… — dice estoica.

—¿No lo hicimos ya? — pregunta Máximo cansado.

—Fue hace un mes — responde molesta.

Por la puerta entra Micah más drogado que nunca. Mi madre no lo determina y este de igual forma le deja un beso en el dorso de la mano.

—No tengo tiempo ahora madre — inquiere Maxhell quién últimamente no hace más que estar ebrio.

Micah y Malakai se la viven drogados, cocaína, oxicodona y adderall y una sarta de mierda más. Alucinógenos de mierda que solos los dañan. No son adictos por que se controlan y la dejan cuando quieren pero es molesto verlos así. En cambio Máximo y Melker se dedican de lleno al trabajo.

Yo tengo mujeres por montón y ninguna me quita estas putas ganas de…

La he buscado por cielo mar y tierra y la muy condenada no aparece. Nos instalamos en chicago de lleno a ver si aparece y nada.

—No lo sé, solo piénsenlo y no abandonen a su padre…

Se va y todo queda en silencio. No se ve bien…

Camino detrás de ella y la alcanzó en el pasillo.

—Mircea…

—No estoy de humor Mats, solo por favor vuelvan hacer lo que eran antes — pide en un ruego.

—¿Cómo antes? Jamás hemos cambiado madre…— me cruzó de brazos.

—Si que lo hicieron, con ella lo hicieron pero tuvieron mucho miedo que mandaron todo al carajo y ella…

Observó el verde de sus ojos, como esta triste y furiosa.

—¿Ella que? — cuestionó esperando su respuesta. Mircea sabe donde está y jamás lo negó. Pero ha callado todo este tiempo.

—El error que cometemos los seres humanos es creer que no somos reemplazables. Pero todos en un punto de la vida lo somos. Todos olvidamos y renacemos de nuevo…

—¿Qué me quieres decir? — inquiero preocupado temiendo la respuesta.

—Ella los está olvidando cariño y yo no puedo hacer nada contra eso — acaricia mi mejilla —  Por qué tiene derecho a rehacer su vida, mientras veo como la de ustedes se esfuma.

Deja un beso en mi frente y tiene la intención de irse pero la detengo.

—¿Dónde está? — espeto.

Se voltea y me toma ambas manos.

—Ve a ver a tu padre cariño…

Sin más se marcha dejándome con el corazón en la garganta y el alma aun más hecha mierda de lo que ya esta.

Me devuelvo al despacho. Entró en el azotando la puerta y me voy al escritorio aun con Max en él…

—¿Qué mierda te pasa lunático? — dice pero lo ignoró <<huele a alcohol>>. Buscando la maldita carpeta de nuestras propiedades.

Tomó la más grande y me voy a las hoja de propiedades en Noruega. La alzó y Melker es el primero en quitármelo y observar para devolverla sin interés.

—¿Para qué mierda quieres direcciones que no son de utilidad?

—Llámenme loco pero creo que la encontré… — inquiero y los menores dejan lo que hacían, ósea nada para prestar atención — En una de estas propiedades en Noruega esta.

Melker me quita la hoja y se va a la computadora de inmediato… comienza a teclear rápidamente y todos nos dirigimos detrás de él para ver que es lo que hace… comienza a revisar estados de cuenta en todas la direcciones y una de ellas en el lado sur y apartada de casi todo es quien más está facturando…

<<Te encontré Phebe Legnnus>>.

Más Pureza Más Maldad (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora