II

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Cuando Luke se quitó los auriculares y vio que había un grupito de personas pidiendo la palabra en mitad del aula, se sintió desconcertado. ¿Es que acaso se había equivocado de aula? Tras comprobar que no al reconocer a varios compañeros en las filas de delante decidió prestar atención a lo que decían, en caso de que fuera importante.

- "Buenos días chicos. Mi nombre es Michael, y estos son dos de mis compañeros del aula de Música. Este año, después de insistir mucho a dirección, se ha aceptado la creación de una especie de club, donde podremos interpretar juntos cualquier tipo de música. Así pues, le dejo aquí a vuestro profesor unas hojas en donde podéis apuntaros. Espero que os inscribáis, ¡Será divertido!" -dijo uno de los chicos mientras los otros dos asentían y sonreían desde detrás. Al lado de ellos, el chico que hablaba destacaba. Tenía el pelo de un color indefinido, con toques lilas y morados, pero también alguno azul y alguno blanco, y, aunque no era intimidante, a Luke le dio la impresión de que era capaz de hacer que cualquiera hiciera lo que le pidiera.

- "Muchas gracias, señor Clifford. Ahora, si ustedes me permiten, debo empezar con mi lección de hoy -dijo mientras el chico, Michael, y sus dos compañeros se despidieran con la mano y salieran por la puerta-. Así pues, señores, abran su ejemplar de Matar a un ruiseñor por la página...." -empezó a decir el profesor. Luke, sin embargo, no pudo evitar perderse en sus propios pensamientos, dando vueltas a aquello que el chico había dicho.

Un club de música sonaba bien. A Luke le encantaba la música. Podía cantar, y también tocaba la guitarra, aunque nunca lo había hecho en público por vergüenza. Por ello mismo, aunque hubiera considerado por unos segundos unirse, cortó esa linea de pensamientos y se centró en aquello que el profesor escribía en la pizarra. Luke no se veía lo suficientemente valiente para cantar y tocar delante de gente que iba a su misma universidad. ¿Y si se reían de él? ¿Y si la fastidiaba? No había ninguna razón para querer arriesgarse así.

O al menos eso pensaba.

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Sonaba "Champagne Supernova" de Oasis por los auriculares, y Luke decidió aprovechar la media hora de descanso que tenía a media mañana para pasarse por la cafetería; llevaba todo el día con una sola tostada en el cuerpo, y aunque no había malgastado mucha energía durante el día (solo había tomado unos pocos apuntes en clase de literatura, y luego se había dedicado a mirar por la ventana, esperando que las horas pasaran más rápido), tenía mucha hambre.

Agarrando la mochila del suelo y pasando el asa bajo su brazo derecho salió de clase pensando en qué habría en la cafetería que pudiera comprar con el poco dinero que llevaba en el bolsillo. Por ello, no se dio cuenta de que, al traspasar la puerta para salir al pasillo alguien intentaba hacerlo en sentido opuesto.

Se chocó de bruces contra alguien y el móvil se le resbaló de las manos y aterrizo en el suelo con un sonido bastante desagradable.

- "¡JODER!" - gritó Luke mientras se arrodillaba al suelo frente a un par de botas oscuras y recogía su ahora (al menos en apariencia) roto móvil. Presionó la tecla del medio para ver si aún se encendía, y al ver que se encendían las luces dejó escapar un suspiro de alivio. Solo tenía la pantalla rota.

La persona contra la que había chocado carraspeó.

-Eh, lo siento chico. Aunque bueno, en realidad no. Tú tampoco estabas mirando al frente, así que...

Luke se levantó y, aun con la cabeza agachada, mirando su precioso y fracturado móvil, y susurrando un "eh, sí, lo siento, tengo prisa", pasó a toda prisa al lado del desconocido; no podía llegar tarde a la siguiente clase.

I'm a ruinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora