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JACOB

El capitán nos mando la tarea de perseguir a una chica, solamente con la simple descripción de que siempre iba con capucha y de que todos los días cogía el metro para ir a una casa (si es que a eso se le podía considerar casa) de las afueras de la ciudad.

Fuimos únicamente cuatro personas, ya que pensamos que no sería tan complicado dejar a una chica solitaria inconsciente. La encontramos rápidamente: iba sentada al fondo del metro en una esquina. Cuando salió del metro nos encargamos de seguirla muy a la distancia para que no sospechara, y , en el caso de que se llegará a girar teníamos la excusa de parecer que íbamos borrachos los cuatro.

Como no llegó a pasar los cuatro fuimos normales y evitando hacer ruido. Cuando entró a la casa esperamos unos minutos para que no sospechará de que alguien la podía seguir, y, si era lo que nosotros pensábamos debíamos hacerla creer que estaba a salvo y que nadie la seguía.

Decidimos que Saúl y Adam irían a la planta de abajo y que Caleb y yo iríamos a la de arriba. Entramos sin hacer ruido y cuando estábamos arriba escuchamos el ruido de alguien tropezándose.

-Mierda- Mascullé- ¿Tanto les cuesta entrar sin hacer ruido?.

Nada más terminé de decir esa frase empezamos a escuchar ruidos por la parte de abajo. Le hice una seña a Caleb indicándole que saliera por la ventana y vigilará la puerta por si la chica decidía salir.

Me puse la capucha y baje a la planta de abajo, la chica estaba respirando agitadamente y Saúl y Adam estaba tirados en el suelo.

Supuse que a Adam le habían disparado porque salía sangre de su pecho, no me preocupe por eso porque sabía que se iba a poner bien. Aproveché que la chica estaba de espaldas para acercarme despacio y sujetarla por los hombros. Al principio se sobresaltó pero luego, al ver que iba a sacar la jeringuilla del bolsillo me cogió del brazo y me intentó tirar al suelo.

Nada más caí me levanté y me puse pelear con ella, en una de estas logré tirarla al suelo conmigo encima de ella, y volví a intentar inyectarle el líquido de la jeringuilla.

Pero ella siendo más ágil que yo me dio una patada en mi entrepierna y...Dios que dolor.

A eso se le llama estrategia.

Intenté acercarme un poco a la jeringuilla, pero al darse cuenta de mis intenciones la tiró lejos de mi. Me fuí levantando poco a poco cuando vi entrar sigilosamente a Caleb al patio, y, ahí si consiguió inyectarle el líquido en el cuello a la chica.

Cayó rendida al suelo y me permití hacer una mueca de dolor ante la patada que me había dado.

-¿Que ha pasado?- Preguntó Caleb- ¿Todo esto lo ha hecho ella en...1 minuto?

-Si- Contesté enfadado.

Nunca me habían dejado en el suelo en tan poco tiempo y eso me molestaba, había estado entrenando durante toda mi vida y había ganado muchas peleas. Solo que me había ablandado al luchar con ella, no sé porque. Pero no lo volvería ha hacer.

Despertamos a Saúl y trasladamos a Adam a la furgoneta que habíamos dejado días atrás en la casa. Cargué con la chica en brazos, y la dejé tumbada en dos asientos que había juntos. El trayecto era de aproximadamente de una hora y media...y no sabía que hacer durante ese tiempo.

Giré mi cabeza y la observé: tenía el pelo negro azabache, y se veían unas pequeñas pecas en la aparte de abajo de los ojos, justo en la línea del puente de la nariz. No llevaba ni una gota de maquillaje, lo que me pareció bastante raro, ya que todas las chicas que había conocido llevaban grandes capas de maquillaje.

Dejé de mirarla, molesto de que tardáramos tanto en llegar, me intenté dormir un poco pero como era de esperar los ronquidos de Saúl ya resonaban por toda la furgoneta. Parecía un búfalo. Así que gracias a ese precioso sonido no pude conciliar el sueño durante la hora y cuarto que quedaba de trayecto.

Llegamos después de un largo rato a nuestro edificio. Estaba en una zona deshabitada, nunca nadie pasaba por ahí pero por precaución, si alguien llegaba a pasar teníamos puesto un gran muro de metal que solo se podía abrir con las huellas oculares de los que vivían en esa civilización.

Salimos todos y sacamos a la chica de la furgoneta, puse mi huella ocular en el reconocimiento y pasamos todos. Se llevaron a Adam al ambulatorio más cercano para revisarle la herida y ponerle pomada, pues se encontraba bien, la herida no había traspasado nada y además llevaba el chaleco anti-valas así que no a sufrido daños graves.

A la chica la llevé a su nueva habitación: era espaciosa y tenía una cama de matrimonio y un baño con una bañera.

Cuando la dejé en la cama saqué la poca ropa que habíamos encontrado y la puse en el armario. Escuché un ruido y supe que se había levantado iba a girarme cuando sentí una pistola en mi sien. Me hizo gracia lo violenta que podía llegar a ser cuando se sentía desubicada .

-¿Dónde estoy?- Me exigió.

-Estás en tu civilización, y antes de que lo preguntes, no, no queremos matarte eres una de nosotros, así que baja el arma y tranquilizate un poco ¿entendido?- Respondí furioso.

La bajó pero muy lentamente y ahí es cuando me di la vuelta y nos quedamos cara a cara. Sin capucha. Se quedó sorprendida la ver mis ojos, parecé ser que nunca los había visto grises. Los suyos eran muy extraños.

El izquierdo lo tenía azul muy claro y caramelo, en cambio el derecho era totalmente azul .

Esos ojos eran poco habituales en nuestra civilización, al igual que los míos.

Sin entretenerme más le expliqué como iban a ser las cosas a partir de ahora.

-Mira aquí vas a tener que seguir un horario; simple pero estricto: te levantarás todos los días a las ocho, en esa media hora te vestirás con el uniforme de entrenamiento y te lavarás. Bajarás a desayunar de ocho y media a nueve y cuarto. Cuando termines de desayunar volverás a tu habitación y la recogerás, todos los días se revisan los dormitorios así que te recomiendo que lo tengas ordenado. Lo que queda de mañana la pasarás entrenando, luego comerás y tendrás la clase extra durante toda la tarde. Cenarás y tendréis turnos de guardia todo el mundo durante todos los días. ¿ Te ha quedado claro, novata?- Declaré.

Vi en su rostro sorpresa por la palabra que había utilizado.

-¿Me has llamado novata, viejo?- Respondió enfadada.

-Pues si porque ¡sorpresa! Me toca pringar y seré tu instructor.- Dije con sarcasmo.

- Y me puedes explicar porque tengo que hacer todo esto durante todos los días. Instructor.

Esa última palabra la dijo con burla, y eso me molesto. Mucho.

-Se te explicará más adelante- Contesté seco.

Y me fui de ahí sin más. Lo último que vi fue su mirada de incredulidad.

LOS PERPETUOSWhere stories live. Discover now