Capítulo II: Resfrío

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Quinto año, 1976, febrero. Domingo por la mañana.

— Está resfriado.

Esa fue la excusa que dieron los merodeadores una y otra vez durante una semana para explicar la ausencia de Remus. El lunes, justo después de discutir con Charlotte, el licántropo había corrido hasta su habitación, encerrándose durante todo el día...y toda la semana. Los merodeadores se turnaban para pasar una hora con Remus (Sirius en especial), causando que faltaran varias veces a las clases y recibieran muchos castigos por ello.

Para ser honestos, la mentira del resfrío fue creíble porque Remus realmente tenía pinta de estar enfermo. Ojos hinchados, nariz roja, muchos mocos, falta de apetito, etc, así que cuando la profesora McGonagall entró a corroborar el estado de su alumno, creyó completamente la historia.

Volviendo al presente, los merodeadores estaban intentando sacar a su amigo de la cama. En la mesita de luz de su izquierda, había montones de envoltorios de chocolate y, junto a estos, una tostada con mermelada y un café. Desde el lunes que ellos, al no lograr llevar a Remus al Gran Comedor, intentaban que comiera llevándole el desayuno a la cama, pero ni siquiera lo había probado.

— Oigan, esto me está preocupando ¿Tú viste su cómoda? Está llena de basura, ni siquiera se ha molestado en hacer un hechizo para limpiar, y estamos hablando de Remus —exclamó James, caminando por la sala común en círculos.

— ¿Qué se supone que hagamos, James? ¿Darle amortentia a Charlotte? ¿Hacerle un imperio a Remus? No podemos hacer nada, Cornamenta —respondió Peter, derrotado por la situación.

— No lo sé, pero necesitamos a nuestro amigo de vuelta —dijo, frustrado.

Sirius, por otra parte, estaba enfrascado en sus propios pensamientos. Remus estaba sufriendo demasiado por Charlotte, pero no pensó que él sufriría de la misma forma y estaba intentando descifrar el porqué de eso. Amaba a Peter y James como sus hermanos, pero sabía que si a ellos les hacían lo que le había hecho Charlotte a Remus, no reaccionaría igual. Le daba vueltas al asunto día y noche. También amaba a Remus solo como un hermano ¿No?

Entonces ¿por qué piensas que podrías ser mejor que Charlotte si estuvieras en su lugar? —susurraba una voz lejana en su cabeza.

[...]

— Charlie, te estás quedando dormida por séptima vez en una hora, ¿Estás segura de que estás bien? —preguntó Olivia, sacudiendo a su amiga no tan suavemente.

— Mhm, claro que sí, solo que anoche me quedé despierta estudiando —respondió.

Charlotte tenía ganas de aventarse por la ventana, pero no le iba a decir eso a su amiga.

Era verdad que se había quedado despierta estudiando, pero tardaba demasiado tiempo en concentrarse porque otro problema rondaba su cabeza. Efectivamente, el tema de su pelea con Remus había puesto todo de cabeza, y era principalmente porque el único momento en el que se permitía sufrir por ello era cuando estaba sola, algo que la agotaba enormemente.

— Ajá, y mi madre es la Reina Isabel —se burló su amiga—. Escucha, conmigo no tienes que fingir que lo de Remus no te está doliendo.

— No lo hace, Liv, ni siquiera lo quería tanto. Lo extrañé un poco, pero ya pasó. Él quiso alejarse y está perfecto, no voy a rogarle que se quede cuando claramente no quiere. Intenté hablar pero no funcionó. Listo. Pasado pisado —dijo, reabriendo el libro de pociones y buscando algún capítulo en el cual centrar su atención.

"Sucias mentiras", susurró su subconsciente.

— Eso de "pasado pisado" no aplica a esta situación. Y no me jodas, Charlie, literalmente me dijiste que estabas confundida acerca de lo que sentías por él. Lo vuelvo a decir, no tienes que fingir que lo que pasó no te lastima, porque tal vez los alumnos de este colegio no se den cuenta, pero yo sí veo cómo miras la mesa de Gryffindor durante todo el desayuno, almuerzo y cena esperando verlo, y que notas cada vez que no va a clase.

Symphony 𝄞 - Remus LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora