Capítulo IV: Mala idea, terrible

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1978, octubre 9. lunes al mediodía

El desayuno con Warren se había convertido en una rutina. El primer martes, se había sentado en una mesa lo suficientemente cerca para llamar su atención, y había cruzado miradas con él un par de veces. El segundo día, se sentó un poco más cerca, y consiguió que Warren se acercara por cuenta propia. Cuando llegó el fin de semana, ya lo había convencido de presentarlo a la manada.

Por otra parte, mientras Remus hacía todo eso, Charlie se había encargado de organizar unos últimos detalles y planear el regreso. Por supuesto, esto estaba causando peleas entre los dos.

— ¿En serio te estás oyendo? ¡Quieres cambiar todo lo que venimos planeando! —gritó ella.

— Warren me llevará con ellos hoy a la noche ¿Crees que en una semana voy a conseguir reclutar a alguien? —respondió Remus—. No tienen idea de quién soy, y no puedo intentar convencerlos el mismísimo minuto en el que entre, si nos vamos el dieciséis todo esto no habrá servido de absolutamente nada.

Charlie se frotó la cara con ira.

— Seguiremos el plan que TÚ —recalcó— insististe en crear.

— Si paso la luna llena con ellos confiarán más en mí.

— Si pasas la luna llena con ellos Merlín sabe qué te harán hacer.

— Encontraré una forma —afirmó—. Por una vez confía en mí.

— ¡Te descubrirán, grandísimo imbécil! —hizo una breve pausa para suspirar y calmarse— Ellos no sufren sus transformaciones porque las disfrutan —intentó explicarle, ignorando la mirada molesta que Remus le enviaba—, adoran ser hombres lobos. Notarán la diferencia entre tú y ellos apenas comiences a gritar del dolor. Cuando eso suceda y decidan despedazarte no sólo tendré que volver a la orden con ningún recluta, sino que también con un aliado menos. Ahí realmente nada de esto habrá servido.

En ese momento, escucharon a Reneé golpear la puerta, avisando que el almuerzo estaba listo.

— Más tarde seguimos con esto.

[...]

Mientras el día avanzaba, decidieron en un acuerdo silencioso dejar el tema de lado y centrarse en el mayor problema del día: preparar a Remus.

— Warren te buscará en unos minutos, ve a la cafetería, no quieres llegar tarde. No olvides que fuera de aquí, eres... ¿Cuál era tu alias?

— Kirk Pussett.

— Que ridículo.

Él rodó los ojos con molestia— No tiene que ser bueno, solamente falso. Debo irme, adiós —se despidió rápidamente.

Charlie esperó que se alejara un poco antes de descolgar su abrigo del perchero y colocarse una bufanda.

— Oye oye, ¿Dónde vas tú, muchachita? —la retuvo Reneé.

— Necesito un poco de aire fresco, iré a caminar. Vuelvo pronto.

Sin darle tiempo de contestar, cerró la puerta y emprendió la marcha hacia la cafetería. Le tomó menos de un minuto decidir acompañarlo y quedarse cerca del lugar de la reunión. Solo por si llegaba a necesitar ayuda, ella estaría cerca.

Por muy raro que sonase, en el fondo sí que confiaba en Remus y sabía que tenía razón al decir que no podían hacer mucho en una semana, pero, en parte su orgullo y en parte su pensamiento lógico, le impedían acceder a quedarse. Tomó la nota mental de escribirle a Olivia apenas volviera. Ella seguramente sabría qué hacer.

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⏰ Última actualización: Feb 27, 2023 ⏰

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