1.Memorias

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El aire de mis pulmones cada vez se sentía más sofocante, las lágrimas llenaban mis ojos a un ritmo acelerado nublando mi visión y haciéndome tropezar con cada roca por el bosque, pero no me podía permitir el detenerme, tenía que huir cuánto antes, sólo escuchaba los gritos de Joyce instándonos a alejarnos al tiempo que mi hermano tiraba de mi mano, acercándonos cada vez más a las luces de la carretera cuando en un instante... Desperté, la misma pesadilla desde hace meses donde tengo que recordar cada maldita vez como mi padre murió a lado de Hopper al intentar salvar Hawkins.

Lo mejor que podía hacer era olvidarlo, no iba a ser la primera ni la última noche que me sucediera por lo que acudí a los gritos que lograron despertarme de mi queridísimo hermano Andrew.

- Podrías por una vez en la vida despertarte cuando suena tu alarma hermanita- bufó Andrew al tiempo que me pasaba un plato con el desayuno y una hoja llena de anotaciones

- ¿En verdad, una nueva rutina? No tiene ni una semana que perfeccioné la última ¿Cuándo vas a descansar?- dije entre bocados

- ¿!Crees que ellos están descansando en este momento _______ !? ¿¡Qué va a pasar si sólo descansamos y vuelve a suceder, otra maquina rusa, otro enfrentamiento a criaturas que no podemos ni describir sin parecer locos!?- gritó mi hermano más tenso de lo normal, cosa que podía ser obvia considerando que se acercaba el cumpleaños de papá.

-No puedo permitirme perderte a ti también, eres mi familia, mi hermana ______. Desayuna y te veo en el jardín de atrás para empezar, no te tardes- ordenó

Asentí cansada de ver a mi hermano tan enfrascado en su coraje, planeando rutinas de ataque, entrenamientos físicos, mentales, investigando bases rusas, dejando ir su vida, nuestra vida.

Suficiente era con vivir en las afueras de Hawkins lejos de todos para sumarle un constante entrenamiento militar de su parte.

Después de las 3 horas creyéndonos protagonistas de karate kid pude regresar a mi cuarto a tomar un baño y estudiar un poco, ya había perdido un año no podía permitirme otro.

Mientras reflexionaba en mi escritorio, me rodeaba un vago museo de recuerdos de una vida que ya no existía, sentía la nostalgia de tiempos más simples, la foto de las vacaciones de navidad hace 2 años aún con mamá, el llavero de de mi antiguo locker, un ticket del auto cinema y esa foto con Billy, lo extrañaba tanto, apoyarlo en sus partidos, llevar a Max a los videojuegos, hasta las constantes peleas y los gritos en el auto, no porque estuvieran bien pero al menos ahí sabía que al día siguiente tocaría mi puerta con una flor en la mano para pedirme perdón, pero ahora las flores son para él...

Entre sombras y memoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora