Capítulo 14

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Capítulo 14

M: ¿como te fue hoy, pepe?
Dios, es tan bueno escuchar su voz. Me inclino hacia atrás en el sillón tapizado detrás de mi escritorio y sonrío.
L: Fue un día muy tranquilo hasta ahora. ¿Y el tuyo?
M: Lo de siempre. Vimos algunas cintas esta mañana, después fuimos para el campo un rato. Ahora estamos esperando para hacer algunas entrevistas y terminar el día. —Parece cansada.
L: Escuché decir que Miami es divertida. ¿Vas a salir hoy en la noche? —pregunto con una sonrisa y sistemáticamente desmantelo un clip de papel. Ella ríe y aprieto mis muslos. Incluso a tres mil kilómetros de distancia, su voz hace cosas conmigo. Solo se fue hace 36 horas y estoy ansiosa de colocar mis manos en ella.
M: No, tenemos un toque de queda cuando estamos fuera de la ciudad, lu. Probablemente vamos a volver al hotel y pedir servicio al cuarto, te llamo en la noche otra vez. Quisiera que estuvieras aquí. —La última frase es susurrada y agarro mi teléfono todavía más fuerte.
L: Yo también —murmuro.
M: Genial. Toma un avión hoy en la noche.
Me río alto. Sí, claro.
L: Martina, eso no es posible.
M: ¿Por qué no? Voy a reservar el pasaje ahora mismo.
L: Tengo un empleo, ¿recuerdas?
M: Di que estás enferma.
L: No. —Sacudo mi cabeza y río de nuevo—. Vas a estar de vuelta en casa mañana en la noche.
M: Quiero verte hoy en la noche. Desespero con la distancia, lu, deberías estar aquí. Te quiero en el juego de mañana. De hecho, falta toda la semana. Vamos a viajar a algún lugar, solas, por algunos días.
Me quedo en silencio. ¿Está hablando en serio?
L: Martina, tengo que pedir con meses de anticipación, para tener vacaciones. —La oigo suspirar al otro lado y me siento como una estúpida por decepcionarla—. Quiero verte también —le digo con firmeza—. Pero no puedo simplemente dejar la ciudad sin cualquier aviso previo.
M: Necesitas vacaciones, lu. Estás exhausta. Necesitamos de un tiempo, juntas.
L: Estoy con vos todos los días —le recuerdo.
M: Te extraño.
L: Yo también, cariño. Te llamo esta noche, cuando salga del trabajo.
M: Está bien. Hasta más tarde.
Cuelgo y froto mi frente. Ella está en lo correcto, necesito vacaciones. Tomar vacaciones, por un momento suena fantástico, pero no soy una súper estrella rica. Tengo un trabajo, una hipoteca y una madre biológicamente loca, que parece pensar que tengo que enviarle mi dinero regularmente. Vuelvo la silla de frente a la mesa y trato de olvidar a cierta sexy jugadora de tenis y lo que ella podría estar haciendo ahora en la calurosa Florida.
L: ¿Puedo entrar? —pregunta mi jefa, Soledad.
S: Claro.
Ella se sienta en la silla delante de mí y coloca un sobre en la mesa.
S: ¿Cómo estás? —pregunta.
L: Bien, gracias. ¿Y tú?
S: Oh, bien —asiente despreocupadamente a mi pregunta y me mira por un largo minuto—. Ha sido una semana difícil.
L: La mayoría de las semanas son difíciles por aquí, Soledad —le recuerdo. Ella asiente, pensativa.
S: Vi que tu sexy jugadora de tenis te acompañó al funeral el otro día —menciona casualmente, una sonrisa en su rostro amable.
L: Sí, ella fue —le confirmo—. Le gustaba Nick.
S: A todos nos gustaba Nick —suspira pesadamente—. Perderlo fue difícil para todos nosotros.
No digo nada y la observo, preguntándome a dónde quiere llegar con esta conversación.
S: Sabes, estaba mirando tus registros de servicio y recordé que no has tomado vacaciones desde hace dos años.
Martina Benza, voy a torturarte. Después de besarte apasionadamente.
L: Eso es verdad —respondo.
S: Tienes casi 200 horas en tu banco de horas, Lourdes.
Asiento, mirándola.
Soledad sacude la cabeza, y suspira, entonces ríe.
S: Aprecio tu dedicación. Confía en mí, lo aprecio. Pero lu, este trabajo va a acabar contigo rápidamente si no cuidas de ti misma. Tu jugadora de tenis me llamó más temprano y me pidió que te dejara esto, junto con los próximos diez días de descanso.
Ella desliza el sobre para mí y lo abro, y mi barbilla cae cuando leo el papel de adentro. Es un itinerario de vuelo hasta Miami, saliendo en cuatro horas. Detrás de esto hay un correo enviado por Martina.

Soledad,
Gracias por cuidar de esto. Te lo debo.
Martina Benza.

Sacudo la cabeza y miro hacia soledad.
L: ¿En serio?
S: En serio. No quiero verte por diez días, querida. Ve a divertirte. Toma algo de sol. Ten un poco de sexo. Gasta tiempo con esa hermosa rubia que tienes.
Se levanta y camina hasta la puerta, pero se voltea hacia mí, cuando llega al tope de la puerta.
S: Ah, a propósito. Tienes el resto del día libre también. Felices vacaciones.
Me quedo sentada por un largo minuto, solo mirando los pasajes, entonces, tomo mi teléfono y disparo un mensaje para Martina.

*¿Siempre consigues lo que quieres?

Después tomo mi bolsa y recojo mis cosas, ella responde:

*Te necesito.

Bueno, ¿cómo puedo discutir con eso?

*****

Es tarde cuando llego a Miami, pero Marti tiene un auto esperándome en el aeropuerto. Imagino que ella estará durmiendo cuando llegue al hotel. La recepcionista ni siquiera parpadea cuando le doy mi nombre y le digo que estoy con Martina. Ella sólo me entrega la llave del cuarto de Marti, dándome indicaciones de cómo encontrarlo.
Tirando de mi gran maleta detrás de mí, entro en el ascensor. Probablemente llené la maleta de más, ¿pero qué diablos debe traer una chica para una semana de vacaciones, cuando no sabe para dónde está yendo y su chica tiene más dinero que el sentido común? Dios, podemos hasta acabar en Islandia, por todo lo que sé.
Uso mi llave para entrar en su cuarto, y casi me trago mi lengua.
"Cuarto" es una palabra muy suave para definir el lugar. Es del tamaño de mi casa, con una decoración moderna y grandes ventanas con vista a la ciudad. Todas las luces están apagadas, excepto la luz al lado de la cama. Martina está apoyada en las almohadas, con el en su regazo y está durmiendo.
Dejo mi maleta cerca del baño, me saco mis zapatos y mi chaqueta, y camino hasta su lado de la cama. Quito el de su regazo, lo pongo de lado, y paso mis dedos por su suave pelo rubio, despertándola.
M: Estás acá.
Ella envuelve los brazos alrededor de mi cintura, y me abraza efusivamente, enterrando el rostro en mi cuello, y agarrándose a mí.
L: Hola, ¿estás bien? —Envuelvo mis brazos alrededor de sus hombros, acariciándola, sintiendo cuan sexy y caliente es, deleitándome con este toque.
M: Estoy bien. Te extrañé. —Se aleja y lleva los dedos por mi mejilla—. Gracias por haber venido.
L: Gracias por mandarme los pasajes. Rubia mandona —beso sus labios suavemente y froto mi nariz contra la de ella—. Necesitas dormir.
En vez de responder, me besa más profundo. Metiendo las manos en mi cabello, me besa como si no me hubiese visto en años, consumiéndome completamente. Muerde los lados de mis labios, besa mi hoyuelo y después continua besándome apasionadamente.
Finalmente, se aleja y refunfuña:
M: Te necesito desnuda.
Me río, y arranco el vestido suelto que usé en el avión, tirándolo en el suelo.
M: Estás usando bragas —murmura, con sus ojos abiertos, buscando los míos.
L: Estaba en un avión, Martina. Por supuesto que estaba usando bragas.
Sus pulgares pasan por el encaje y cierro los ojos con un suspiro. Amo la manera con la que me toca.

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"Juega Conmigo" (+18) - Martuli - (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora