Capítulo 18

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Capítulo 18

Aparentemente, perder un juego deja a Martina un poco malhumorada. O muy malhumorada. Vamos a casa de sus , después del partido de esta mañana, y ella está extrañamente tranquila.
Hoy estuve en el juego, en su palco privado con Meg, Guada y los chicos. Fue muy divertido. Hasta el final del cuarto tiempo. Las jugadoras de Buenos Aires estaban tres puntos por arriba de las chicas de Mendoza , pero en los últimos minutos, Martina hizo una mala jugada, y su contrincante aprovechó el momento para hacer un movimiento rápido.
Perdimos.
Martina ha estado distante la mayor parte del día. Podía ver eso. No estaba siendo ella misma. Los demás siguieron delante de nosotras hasta la casa de los de Martina, y me quedé atrás, esperando que diera algunas entrevistas y tomara un baño. Me abrazó cuando me vio, pero no dijo mucho.
¿Qué diablos debería hacer?
No lo sé.
Entonces, solo me acerco, tomo una de sus manos en la mía, entrelazando nuestros dedos, y beso su mano, luego, las descanso en su regazo. Esto produce una media sonrisa.
Estaciona delante de la casa de sus , sale del auto y me abre la puerta. Es un día de otoño excepcionalmente caliente.
L: Siento el olor de la lluvia —digo casualmente.
M: Espero que no. Una parrillada en la lluvia es una pérdida de tiempo.
L: Vives en Buenos Aires. Parrillada en la lluvia es normal.
Ella sonríe, y caminamos por el lado de afuera de la casa de sus , hasta el patio trasero, y suspiro. Dios, mierda, su padre debe gastar horas y horas por semana en este patio. Incluso en otoño, cuando la mayoría de las flores mueren, y las hojas están cayendo, es un espectáculo para ser admirado, con senderos, bancos y árboles frutales.
L: Esto es hermoso.
Martina mira hacia atrás y sonríe. Ahí está.
M: Sí, mi padre trabaja duro para esto.
L: Lo puedo imaginar.
— ¡Están aquí! —grita una niña de alrededor cinco años de edad, saltando hacia arriba y hacia abajo. Tiene una raqueta y una pelota de tenis, camiseta de la organización femenina de Buenos Aires y vaqueros, sus largos cabellos negros trenzados girando alrededor de su rostro con entusiasmo. De repente una imagen igual a ella, está de pie a su lado.
L: Bueno, hola. —Le sonrío a las pequeñas niñas dulces.
— Hola! —dicen al unísono, sonriéndonos.
M: lu, estas son Josie y Maddie. Son las hijas de Cami. 
Todo el mundo está mirando en nuestra dirección, y nos asienten, y solo puedo estar parada, mirando con reverencia el patio trasero. Parece algún tipo de convención de gente bonita.
De verdad.
D: ¡Ven a ayudarme con la parrilla, hija! Agarra un refresco. —El padre de Martina, Dan, está en la parrillera, con una camiseta que decía: Bailando y asando, y empujando una espátula de metal. Algunos de los chicos y chicas están cerca de la parrillera con Dan, o sentados en una mesa cercana.
¿Qué hay con la adoración de las familias a las parrillas?
Las chicas están dispersas en el patio cubierto en pequeños grupos, conversando y riendo, sujetando los bebés, tomando una bebida. Por Dios, no sabía que las reuniones de familia como estas existían en la vida real.
M; Claro, papá, déjame presentarte a Lourdes . —Me sonríe y entrelaza sus dedos con los míos de forma tranquilizadora.
L: No creo que debería estar acá—le susurro. Martina frunce el ceño y besa delicadamente mi mejilla.
M: Definitivamente deberías estar acá—susurra en mi oído. Se endereza y me lleva por el patio—. Conoces a la mayoría. Alguno de nuestros amigos están allí. —Apunta hacia a Rama y Cami, y todos sonríen de vuelta, asintiendo.
Dios.......todos las personas presentes son tan atractivas.
M: Conociste a mi madre y a mi padre, y las niñas. —Nuevamente más sonrisas y asentimientos—. Y esa es la madre de Rama y su padre, Neil y Lucy. Aquel matrimonio vagando por los árboles son los de Sele, y los padres de Guada están sentados con mi madre. Y ese gran hombre, que obviamente tiene rasgos de Cami, con mi padre en la parrillera, es el padre de Cami, Rich.
Estoy completamente sobrecargada.
L: Hola a todos. —Sonrío y asiento hacia todo el grupo, y todos ellos sonríen y asienten de vuelta. Ellos son un mar de marrón, verde y azul, claramente vestidos para apoyar a Martina.
Excepto Lara, que está usando una sexy camiseta negra y pantalones jeans descoloridos, su cabello suelto, el brazo tatuado alrededor de la cintura de guada, y le está susurrando en el oído, haciéndola reír.
N: Creo que lu podría necesitar una bebida. —Nico da un paso hacia adelante, y me entrega un refresco. Tiene ojos marrones amables y un cuerpo para morirse. Claro él es un militar de aviación.
L: Sí, lu realmente lo necesita —estoy de acuerdo y tomo el refresco—. Gracias.
M: Veni a sentarte con nosotras —me llama Meg, con su hija Olivia en su hombro. Ella está sentada con Sele, el pepo y cami en los sofás felpudos, al aire libre en la extremidad del patio.
L: Voy a estar allá. —Le guiño a Martina, y me vuelvo para irme, pero ella sujeta mi mano y me empuja contra ella, balanceando nuestras manos tomadas detrás de mi espalda y me besa, largo y lento, delante de todas estas personas.
N; ¡Alquilen una habitación, joder! —grita Nico.
C: ¡Cuidado con esa maldita boca! —grita la madre de Marti, sil o "Chivin", haciéndonos caer a todos de risa.
L: ¿Por qué? —le pregunto.
M: Porque puedo. —Me guiña y camina hasta su padre—. Esto no es la manera correcta de asar un filete, papá.
C: acá. —cami se aleja más en el sofá, dejando un espacio para sentarme, y me entrega el más nuevo miembro del clan Benza, Liam—. Está usando la ropa que tan gentilmente le obsequiaste, sujétalo.
Miro a sele, que está descansando confortablemente al lado de Meg.
L: ¿Te importa?
S: obvio que no. Los bebés son pasados por los brazos de esta familia durante todo el día. Acostúmbrate a eso. —Le sonríe a su hijo con amor, mientras agarro de las manos de cami y lo envuelvo en mis brazos. Está usando una gorra blanca con claros símbolos representativos de tenis, combinado con el body que parece una camisa, con su nombre al frente, llevando los más pequeños jeans que he visto en mi vida. Y estaba todo envuelto en una manta azul y verde.
S: es la ropas que le diste al bebé son las cosas más adorables lu. Gracias.
L: Oh, de nada. No pude resistirme a ellas cuando entré. Pero las niñas están absolutamente hermosas. —Sophie, la hija más grande de sele e rama, y Olivia están con sandalias de bailarina iguales, de tul verde y azul, y azul en el cabello, más grandes que su cabecitas.
M: sele hizo las sandalias. —Meg sonríe, y le da palmadas en la espalda a su hija.
S: No hay mucho que hacer, cuando tienes mil meses de embarazo— sele observa con una mueca—. Estaba locamente aburrida.
L: Esto debe haber sido un desafío, con una hija con solo un año de edad. —Tiro de Liam en mi pecho, y él se acurruca en mi barbilla, suspira, y vuelve a dormir.
S: Lo fue, pero rama es genial. Consiguió trabajar bastante en casa, y tenía a mi madre, cami, Meg y Guada, para que nunca estuviera sola por mucho tiempo.
Rama Baretose junta a nosotras, besa la mejilla de su hija y, entonces, los labios de su esposa.
R: ¿Quieres que la cuide?
M: Claro. —Meg le entrega a la hermosa bebé dormida, con el cabello oscuro como el de rama y sonríe cuando le murmura al bebé, y vuelve a estar con los chicos.
C: Él es sexy con un bebé en los brazos—observa cami con un suspiro.
S: Él es solo sexy —responde sele—. Disculpa, Meg.
P: Qué asco —comenta pepo y hace un ruido de vómito—. Es mi hermano, chicas. ¿Y por qué él tiene que agarrar el bebé? Siempre está con ella.
R: Porque viene de mis entrañas —responde ram de vuelta, después de oír a pepo.
P: Oh, Dios, no hables sobre tus entrañas. Voy a vomitar.
M: No te disculpes, sele. Estás en lo correcto —dice sele, riendo—. Aunque, creo que todos los presentes aquí son muy calientes.
Asiento y miro a Martina. Ella está frunciendo el ceño, al lado de los otro chicos, Guada y Lara, pero inmersa en sus pensamientos. Está debatiendo internamente la derrota que ocurrió hoy. ¿Qué puedo hacer, para hacerla sentir mejor?
Muerdo mis labios, frotando la espalda de Liam, y entonces tengo una idea.
Con una sonrisa, equilibro a Liam en mi pecho, y agarro mi teléfono de mi bolsillo, enviándole un mensaje.

*marti, el pensamiento de hacerte mía en el auto de camino a casa, ¿te anima?

Presiono la opción enviar, y beso la cabeza del bebé, mitad de mi oído en las chicas conversando. Mis ojos están en Martina, cuando saca el teléfono del bolsillo de sus pantalones cortos de jeans para verificarlo.
Sus labios se contraen, y sus ojos se encuentran con los míos del otro lado del patio, y entonces sus pulgares se están moviendo en la pantalla.
Mi teléfono vibra con su respuesta.

*¿Estás usando tanga?

Ella me hace sonreír. Me encanta la forma en que es, porque no uso tanga con frecuencia.

*No.

Levanta una ceja, me mira con una mirada terriblemente sexy y caliente, entonces, se concentra en su teléfono nuevamente.
G: lu, ¿cómo les fue en Nueva Orleans? —pregunta Guada, cuando se junta a nosotras, Sophie en su cadera. El bebé está jugando con el teléfono de Guada.
L: Fue muy bueno —respondo y siento mi teléfono vibrar.

*¿Puedo hacerte cosas "muy interesantes" y placenteras mientras hacemos el amor?

C: ¿Qué hicieron mientras estaban allá? —pregunta cami, con una de sus hijas subiendo a su regazo, no estoy segura de cuál de ellas es. Estamos rodeadas de niños, y estoy intercambiando mensajes subidos de tono con mi irresistible novia.

*Sí, por favor.

L: Comimos una tonelada de comida, escuchamos un montón de música, caminamos alrededor de la ciudad. Quería ir a una excursión embrujada, pero Martina se acobardó.
M: Escuché eso —grita del otro lado del patio.
L: No estaba tratando de esconderlo —grito de vuelta, y todos ríen.
S: Siempre quise ir para allá —observa sele—. Rama y yo vamos a ir algún día.
L: Tienes que ir —asiento—. Es muy divertido. Y caliente, fue fantástico.

*Solo por ese último comentario, voy a hacer que supliques para te haga mía hoy en la noche.

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"Juega Conmigo" (+18) - Martuli - (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora