Capitulo 17 - parte 2
L: Entonces, ¿vas a jugar en Buenos Aires el próximo domingo? —pregunto desde mi lugar en el sofá. Martina me enseñó la lección. Creo que puedo necesitar de más clases como esas en el futuro. Soy una alumna retrasada. Luego, pedimos la cena, y ahora estamos en el sofá, viendo un partido de tenis.
Bien, Martina lo está viendo. Yo estoy a punto de pintarme las uñas.
M: Sí.
L: ¿En casa? —pregunto casualmente.
M: Sí. —Ella sonríe para mí—. Después del juego, toda la familia va hasta la casa de mis padres a cenar. Este probablemente será el último fin de semana de este año, que todavía podremos disfrutar de su jardín.
L: Ok.
M: Quiero que estés presente.
No es un pedido, y eso me hace sonreír. Quiero estar presente.
L: Está bien —digo de nuevo. Martina balancea la cabeza y regresa a ver el juego, ahora que eso fue resuelto.
Agito mi esmalte rojo, y coloco mi pie derecho sobre el sofá, mi otro pie doblado contra mi trasero, y lo abro.
Antes de que pueda pasar el pincel sobre mí uña, Martina me interrumpe.
M: ¿Puedo ayudarte con eso?
Mi cabeza vibra hasta encontrar sus ojos, por la sorpresa.
L: ¿Qué?
M: Quiero ayudarte.
L: ¿Por qué?
Ella apenas mueve los hombros y sonríe mientras jala mi pie hasta su regazo, haciéndome deslizar contra el apoyo del brazo, me sostiene firme, esperando que le entregue el esmalte.
L: ¿Estás segura? Recuerdo que dijiste que no te gustaba hacerlo casi nunca.....
Apenas levanta una ceja para mí, aquella sonrisa arrogante todavía en sus labios, y le entrego el esmalte.
L: No es tan fácil como parece, sabes.
M: Estoy segura que puedo hacerlo.
L: Pensé que estabas viendo el juego.
M: Estoy escuchando.
Balanceo mi cabeza y me inclino contra un cojín suave, los brazos cruzados sobre mi estómago, mientras miro su cabeza de pelo rubio encima de mis pies, con las manos sosteniendo el pequeño pincel y pasándolo por mis dedos, metódicamente pintando cada dedo. Milagrosamente, no pinta mi piel.
M: No deberías hacer tu propio cuidado de pies. —Murmura bajito.
L: ¿eh?
M: No deberías estar haciendo tu propio cuidado de pies. —Repite, levantando la cabeza para mirarme en los ojos.
L: ¿Por qué no?
M: Porque deberías dejarme cuidarte, consentirte y hacerte una pedicure con algún profesional.
L: uh, por favor —respondo—. ¿Quién tiene tiempo para eso?
M: Solo trabajas tres días a la semana, querida.
L: Bien, ahora que no voy a enviarle hasta el último centavo que sobre a Gabriela, voy a gastar más en mí —comento con una sonrisa, más la mirada que me envía es feroz.
M: ¿Es por eso que te haces tus propios pies? ¿Es por eso que tienes el servicio básico de la Tv por cable? ¿Cuánto dinero le estabas enviando?
L: No es de tu incumbencia. —Trato de jalar mi pie, pero ella agarra mi tobillo y me mantiene en el lugar.
M: Es de mi incumbencia.
L: No, no lo es.
M: lu, no luches conmigo sobre eso. Estoy enamorada de vos irremediablemente, y estás enviando dinero que necesitas, para aquel pedazo de mierda humana. Ahora dime, ¿cuánto le envías?
L: Todo lo que sobra.
M: ¿Y cuánto significa eso?
L: Lo que dije. Pago las cuentas, compro lo que necesito y guardo un poco para emergencias, y le envió el resto.
M: Pero, Britt.
L: Ya te dije que no lo voy a seguir haciendo. Y no voy a hacerlo.
M: Dios, no lo vas a hacer.
L: ¿Por qué te molestas tanto? No es tu dinero.
M: No es sobre dinero. Es sobre aquella mujer aprovechándose de vos, y la dejaste, me mata saber que te quedaste sin dinero, cuando no necesitabas hacerlo.
M: No me quedé sin dinero. —Balanceo mi cabeza, y paso mis manos por mi cabello, frustrada—. Confía en mí, Martina, yo sé lo que es estar sin dinero. Esto no es quedarse sin dinero. Tengo lo que necesito. Estoy bien.
M: Estás bien.
L: Estoy bien —repito—. No necesito ser rica. Estoy feliz con lo que tengo. Sabes que no estoy contigo a causa de tu gran contrato, ¿verdad?
Ella ríe, como se acabase de decir la cosa más absurda que escuchara.
M: Confía en mí, lu, no sos una interesada.
L: Bueno, continúa con el trabajo. —Relajo mis pies en sus manos, encogiendo los hombros.
Ella regresa a mis pies, y nos quedamos en silencio, el juego en el fondo, cuando cuidadosamente pinta cada pequeña uña. Cuando pasa la segunda mano, cierra el esmalte, y sopla mis dedos para ayudarlos a secar. Haciéndome cosquillas.
M: Tus dedos son tan hermosos como absolutamente todo de vos —comenta en voz baja.
Suspiro cuando termina de encargarse de mis pies. Esta latina sexy, segura de sí misma, gentilmente está pintando mis deditos, ella es adorable. Es dulce. Me ama.
L: Gracias por pintarlos —murmuro.
M: De nada —responde con una sonrisa—. No fue tan difícil.
L: Tal vez te deje pintarlos a partir de ahora. —Le guiño y ella ríe, provocándome escalofríos. Amo su voz. Y adoro hacerla reír.
M: Creo que te voy a enviar al spa con Guada y Meg , cuando yo este ocupada o si puedo te acompañaré personalmente.
L: No me vas a enviar...
M: Cállate, lu. —Me jala a su regazo, con cuidado de no arruinar el esmalte, y me besa profundamente, hasta que las dos estamos sin aliento—. ¿Solo déjame mimarte un poco, ¿ok?
L: No necesitas mimarme.
Ella acaricia una mecha de cabello en mi rostro y besa mi frente, enseguida, me coloca contra ella, para que podamos terminar de ver el juego.
M: Acostúmbrate a eso —susurra.*****
V: ¿Cómo fueron las vacaciones? —Vicki pregunta, mientras se inclina en el balcón de lado de donde estoy mirando un gráfico, y me pasa un café.
L: buenísimas —respondo con una sonrisa traviesa.
V: Te odio. Sabes eso, ¿no?
L: Me amas. —Me río, y le doy un abrazo—. Es bueno estar de regreso. Gracias por eso.
Es martes, y estamos trabajando el turno de la mañana.
V: ¿Cómo está tu atractiva rubia?
L: Bien, En el trabajo. —Encojo los hombros y regreso al gráfico.
V: ¿Cuánto tiempo trabaja? No sé nada sobre lo que ellas hacen durante la semana.
L: Bien, eso varía. Ayer entrenaron en la mañana y, luego, vieron juegos y tuvieron reuniones el resto del día. Ella llego a la casa anoche a las ocho.
V: Wow, días largos.
L: Sí, y hoy va hacer igual. Ellas están trabajando horas extras por haber tenido una semana libre.
V: Que bien. —Ella sonríe.
El teléfono suena en mi codo, y lo cojo.L: Oncología Pediátrica, aca Lu.
—Hey, hola lu, es Lyle de seguridad. Solo quería avisar que la Srta. Benza está subiendo para verte.
Hago una mueca y miro para el ascensor, cuando escucho la señal de su llegada, y Santana sale, sonriendo de oreja a oreja, caminando en mi dirección.
L: Gracias, Lyle. —Termino la llamada y cruzo mi mirada con la suya—. ¿Qué haces?
Ella apenas me abraza, dejando mis pies en aire, me gira en un círculo, y entonces me besa apasionadamente, en frente de todos.
De todo el mundo.
L: em, Martina, estoy trabajando. —Sonrío y me alejo, confundida, pero satisfecha por la manera en como ella me está mirando animada—. ¿Qué pasó contigo?
M: Sele tuvo a su bebé esta mañana. Acabo de venir de allá. —Está tan orgullosa y contenta.
L: ¡Oh! ¡Eso es increíble! ¿Cómo están ellos?
M: Felices. Sele está cansada, pero fue maravillosa. El bebé es pequeño y adorable, y Rama no puede dejar de mirarlo. Lo molestaría, pero la verdad es que no puedo culparlo. El niño es hermoso.
L: Estoy tan feliz, por todos ustedes. —Paso mis manos en su cintura, entonces veo una mueca rápida, antes que sea sustituida por su bonita sonrisa.
M: Gracias. Entonces, estaba por aquí y quería contártelo.
L: Estoy feliz que lo hicieras. No puedo esperar para ir a felicitarlos.
M: Todos ellos van a estar en la casa de mis padres, el domingo, sos bienvenida para ir a verlos más tarde. Creo que ellos se quedarán en el hospital hasta el jueves.
L: Ok, voy. Seguro. Tengo algunos regalos, que no voy a conseguir esperar para entregárselos.
M: ¿Compraste regalos? —Sonríe nuevamente, encantada conmigo.
L: obvio. —Encojo los hombros tímidamente—. Los bebés necesitan de cosas nuevas. Además de eso, vas a aprobar lo que compre.
M: ¿Qué compraste?
L: Ropas y accesorios de tenis para el bebé. Él va a estar todo vestido el domingo para apoyar a su tía Marti.
Los ojos de Martina se suavizan, y me jala contra ella, besándome otra vez, lentamente, apenas rozando sus labios con los míos, y no me importa quién nos vea. Entierra sus dedos en mi cabello y me sostiene fuerte, mientras me devora con sus labios. Ella huele tan bien. Ella es toda seguridad y sensualidad. La fragancia de Martina es de vainilla........y me encanta.
M: Te amo —susurra contra mis labios.
L: Lo sé —respondo, y ella sonríe de nuevo.
M; Tengo que regresar con la organización de tenis, tenemos más reuniones el resto del día. ¿Te voy a ver en la noche? —levanta una ceja con la pregunta, y sonrío.
L: Voy a estar allí.
M: Perfecto. —Me besa, una última vez, con pasión y devoción a la vez, y se voltea, caminando hasta el ascensor—. Hasta más tarde.
L: Hasta más tarde —me despido y la veo desaparecer en el ascensor.
V: Oh Yeah —murmura Vicki con diversión detrás de mí—. Ella es buena, chica, dios.
Suspiro y estoy de acuerdo.
L: Sí, ella es buena.VOTEN Y/O COMENTEN - nació el bebé de sele y ramaaaa !!! Jajajaja ahora q pasará?
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"Juega Conmigo" (+18) - Martuli - (Terminada)
FanfictionCAPÍTULOS CORTITOS - Esta historia es originalmente de Kristen Proby, esta es una adaptación Martuli. Disfruten.