Solo soy una mujer apunto de confesarte que me fascinas.
Discúlpame por semejante muestra de cinismo, es solo que yo, lo que siento y lo que veo estamos de acuerdo en que esto no es un sueño.
Nos percibimos de la misma manera en la que se aprecia un diente de león y le reconocemos como símbolo de suerte ; ansiamos el mismo deseo y las tremendas ganas de afanar la suave flor con ternura y devoción.
Inspira y sopla, mi amor. Fluyamos sin alebrestar al corazón.
Tu presencia me confunde, ¿lo notas? Me distraigo y por eso prefiero mirar a otro lado, se me nota.
Y cuando te miro percibo que atenta me buscas, es como si me llamaras, ¿cómo puedes soportar que evada la mirada?
Indícame cómo proceder y llámame a accionar que sin dudarlo te invito a bailar.
Ahora que te lo he confesado, le entrego este sentimiento a tu encanto y al destino para poder coincidir nuevamente contigo, si lo encuentras prudente, claro.
Si mi intuición me traiciona y no percibes lo que yo, te ofrezco mil disculpas desde el punto donde se encuentran mi razón y fervor.