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envuelta en una toalla salí del cuarto de baño, me dirigí a dónde estaba mi maleta y la puse sobre la cama para ver qué era lo que me pondría para salir, ya que no hacía frío, de hecho estaba nublado, entre mi ropa eligi un poleron ancho de color negro que era bastante largo me cubría un poco las piernas y un shorts  de este mismo color, al cual lo taba el poleron al ser un poco corto está prenda.

Tome mi banano con cosas importantes como dinero, y mi teléfono para sacar fotos de los lugares que conocería hoy, para ser sincera era algo que me emocionaba demasiado, así que salí lo más rápido que pude, bajando las escaleras, sin caerme, antes de salir por la puerta choque con Noah, antes de caer el me sujeto impidiendo que me estrellara contra el piso.

-wow. ¿A dónde se dirige con tanta prisa?  -pregunto con el seño fruncido.

—voy a salir a explorar -sonrie como una niña pequeña de la emoción-

—¿A está hora? -Pregunto incrédulo-

—sip, ¿Sucede algo? -pregunte confundía al ver su rostro de preocupación-

—Nada solo que a estás horas es muy peligroso salir

—El que tenga miedo a morir que no nasca -rei por lo bajo-

—No lo digo en broma lo digo en serio, es muy peligroso salir a esta hora -se excusó-.

—Noah.... -lo mire fijamente-.
—alguna vez has visitado Latinoamérica de noche? Allá se nace sabiendo esquivar  balasos, aunque pensándolo bien también ocurre durante el día , dudo que algo me ocurra.

—Pero aún así... -no alcanzo a seguir hablando, ya que lo interrumpí.

—no evitarás que salga, sal conmigo entonces si te da miedo que me pase algo. -propuse a lo cual no se negó.

Mientras espera que Noah sacará el auto del estacionamiento, veía mi teléfono, esperando ver algún mensaje de mi novio pero nada, ni un llegaste bien? Cómo estás? Acaso se le habrá olvidado... Quiero pensar que estaba estresado después de todo era finales de exámenes... Buscaba cualquier escusa razonable para no dejarlo mal conmigo misma. Aún así espera con ansias un mensaje de su parte.

Me quedé revisando el celular un rato más, buscando alguna actividad que realizar durante la noche en roppongi, hasta que las luces del auto me despegaron la vista del móvil, Noah puso el freno de mano y se bajó del auto para abrirme la puerta de mi lado, para que me pudiera subir, era raro, al menos para mí, ya que en chile nadie hacía eso, pero bueno al fin y al cabo me subí y le agradeci a Noah, y este cerro la puerta con delicadeza, dirigiendose al lado del conductor,

Al final, ambos nos subimos al auto que manejaba Noah, yo iba de copiloto, me hacía mucha ilusión conocer la ciudad de noche, siempre había visto fotos espectaculares por Internet, pero verlo en vivo y en directo debe ser más hermosa aún.

Mi mirada se reflejaba por el vidrio de la ventana polarizada, Noah vio de reojo mi ilusión por el brillo de mis ojos, que observaba todo el camino, de vez en cuando hacía alguna pregunta que otra.

Al cabo de un rato llegamos al centro de  roppongi, había escuchado de Noah muchas cosas de este lugar, cómo que las comidas eran muy exquisitas, y que las tiendas de ropa tenían muchos estilos, así que tenía aún más ganas de ver todo, pero algo me detuvo, aún estábamos en el auto cuando ví por el vidrio del auto unos chicos en motocicletas que andaban en una alta velocidad, lo que más me llamo la atención es que llevaban uniformes.

— Noah que son ellos y por qué van con uniformes, se ven cools -pregunte al no poder ocultar mi curiosidad mientras los seguía con la mirada.

—pues son pandilleros y creo que son de la toman por sus uniformes, pero es raro que estén aquí... Se van a meter en problemas.. -respondio sin quitar las mirada de la calle.

—¿Por qué se meterían en problemas por estar aquí? -pregunte incrédula.

— Es que este es territorio de los haitani, y ellos son de otra parte -explicaba Noah mientras yo seguía observando lo bien que se veían en uniforme, hasta que se estacionaron en un parque...

Aproveche que estábamos atascados en un semáforo y sin avisarle a Noah que bajaría del auto, abrí la puerta mientras le decía a Noah que iría a  comprar unas galletas después de todo no había comido nada  comido nada en todo el día

Salí a un paso apurado antes de que el semáforo se pusiera en verde, escuché a Noah decir que no me bajará, pero ya lo había hecho cuando me di cuenta ya estaba en el vereda que quedaba frente al parque, y el rojo del semáforo cambio a verde, así que Noah solamente tuvo que a avanzar sin mi.

Para mí buena suerte había un negocio de dulces cerca, asi que apresure mi paso  para entrar a la tienda ya que tenía muy buena pinta de tener cosas deliciosas.

Cuando entre ví un variedad gigante de dulces, a lo que mi vista se dirigió a unos postes en forma de pez, así que le pregunté a la señora que atendía si me podía vender los últimos dorayakis que quedaban en el mostrador, la señora era una persona mayor, tenía su pelo con muchas canitas, y su carita arrugadita, me atendió con una sonrisa, hasta que se dirigió a mi me habló.

—¿usted no es de aquí, verdad? -a lo que yo contesté amablemente

—asi es, no soy de aquí, de hecho soy de Chile-dije orgullosa de mi país querido-

—oh... Chile? Eso queda en América no?

—si!! -dije con entusiasmo- es mi primera vez en un país completamente nuevo para mí

— Es tu primera vez? Es que hablas muy fluido y es sorprendente. -me dijo con asombro.

—si.. es que siempre me gustó la idea de aprender nuevos idiomas.

Me quedé unos cinco minutos hablando con la señora, hasta que entró un joven alto, rubio, y con una tatuaje de un dragón en la cien, además de tener una trenza con el pelo que no estaba rasurado, y atrás de él un enano rubio con un moñito en su pelo.

—cuanto sería el precio de estos postres? -pregunte al acordarme que había abandonado a Noah en el tráfico.

—serian 150 yenes señorita.

—esta bien -saque de mi banano los billetes para pagar los dorayakis. —muchas gracias. -hable con una sonrisa.


—vuelta pronto jovencita. -me dijo con una agradable sonrisa.

Era obvio que volvería en algún momento que tuviera libre, así que salí contenta de la tienda y me dirigí al parque a por mi principal objetivo, esos muchachos en uniformes, si eran una pandilla me interesaba, no unirme si no conocer una poco más de las costumbres de los adolescentes en Japón, ya que por lo visto las cosas eran muy diferentes con mi país de origen

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Apocalipsis~ Tokyo revengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora