╏Un grano en el culo╏

6 3 0
                                    

La fiesta estaba en su máximo apogeo cuando el coche viejo y lento del padre de John le permitió llegar. La música bien podría escucharse a una cuadra o dos...o más.

El ambiente allá dentro era un aura donde solo había lugar para el calor, los cuerpos que se movían y las personas que tomaban algo.

Inmediatamente, tomando en cuenta la cantidad de personas, la cantidad de bebidas y la manera en la que se encontraban la fiesta todavía a las once, calculó que culminaría por allá de las 02:37.

Buscó con la mirada los ojos más bellos que el Dios del cielo había creado, oscuros, más allá de los avellanas, pero siempre felices y dispuestos a traspasar la felicidad.

—¡John! —se giró contento, era la reconocible voz de Annie, la mejor amiga de la Insley. Suponía que venían juntas.

No se equivocó, Insley vestía un pantalón holgado licra gris con un abrigo azul que decía encima de sus pechos: Champions. No pudo ignorar la manera en cómo le quedaba aquella ropa, ni siquiera a una modelo.

—¿John? —logró despegar su vista de Insley y ponerla en su menor amiga—. ¿Cómo estás?

—Muy bien, ¿y tú? —sin embargo, no miraba a Annie al hacer esta pregunta, ya miraba a Insley.

En el cuerpo de la pequeña Annie comenzó a burbujear la rabia incontrolablemente.

—Perfectas, íbamos a tomar algo, ¿no, Ins? —la chica asintió, él tenía ganas de decirle que se quedara. Pero no le quedó de otra cuando Annie básicamente se la llevó a rastras.

Vio su figura desaparecer entre el tumulto, caminó para saludar algunos amigos y luego se acercó a una de las paredes con dos tragos, reposando su hombro en la misma.

—Es un grano maduro en el culo —la escuchó—. Gracias. —Tomó el trago y dio varios sorbos con mucho gusto.

John la miró unos segundos, su mirada esparcía picardía, le arregló él un poco el pelo suelto detrás de la oreja. Desde que él recuerda, ella siempre hace lo mismo; se escapa de Annie y sus tragos de Vodka para venir con él por un trago de vino. Es tal ese nivel de confianza, que ella nunca espera que él haya puesto algo en su bebida.

Y es...una pena.

Un mundo para los dos ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora