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CONSUELO CARRERA

Sentada en el living, Ian dormía e Iván estaba recostado en mi hombro mirando su celular.
Tenía una de esas dudas, esas de las hacen hacerte la cabeza de una forma impresionante.
Decidí tocar el tema.

-Eu —llamé su atención, él volteo a verme— ¿Aixa es tu hija?

-¿Que? No, ¿Por qué?

-No, nada, pensé, por qué viste, la nena te re quiere y es re apegada a vos

-No es mía, es de mi ex pareja, pero me da cosa dejarla a ella solita —habló con pena— Además la quiero un montón y si la dejo ahora, va a ser imposible ganarme su custodia

-¿Su custodia? —pregunté

-Si, por qué la madre no está como para tenerla —dijo triste— Tiene problemas médicos y bueno...

-Uh, que lastima eu...

-Si, yo vendría a ser tipo padrastro de Aixa, me conoce desde que tiene 4 creo, desde chiquita —sonrió, al parecer estaba recordando algo— Cuando la conocí era re chiquita y hablaba muchísimo, aunque no se le entendía nada por qué hablaba muy rápido, y no sé qué pasó, pero me encariñé una banda con la nena.

-Mas chu —conmovida con su pequeño relato

No sé cómo, pero de un momento a otro estábamos viendo nuestra galería, desde más recientes hasta las primeras fotos que teníamos.
Encontramos muchas fotos suyas con sus amigos, familia y muchas más personas, pero resaltaban más la cantidad de fotos que tenía junto con Aixa, no lo juzgo, mi galería está completa de principio a fin con fotos que Ian y yo nos sacamos, ambos somos muy fotogénicos.
El revisaba mi galería detalladamente, hasta que entró a una carpeta nombrada "Love♥️", donde ahí estaban TODAS las fotos de Ian, donde nadie estaba con el, fotos que yo le sacaba cuando estaba distraído o cuando se veía lindo, o sea siempre.

-ERA RE LINDO —Alzó la voz Iván

Ian bajó las escaleras corriendo, al parecer lo había escuchado.

-TIO —llegó y se tiró encima de Iván

Comenzó a llamarlo tío desde que se dio cuenta que éramos "Amigos" y al saber que Iván iba a estar mucho tiempo en la casa.
El suele llamar "tío/a" a todos mis amigos o personas muy cercanas a mi, el toma como familia a cualquier conocido mío.
Ian vino a mi y se sentó en mi regazo para luego susurrarme la misma pregunta de siempre

-¿Puedo tener un hermanito? —habló bajito cerca de mi oreja, para que Iván no escuchara

-No, Ian, ya lo hablamos

-Fo —se cruzó de brazos y puso cara de ofendido, la cual se le fue con varias cosquillas

-¿Que dice? — preguntó Iván conteniendo la risa

-Nada, nada —sonreí inconscientemente

Y estuvimos un largo rato hablando.
Ambos hablaban sobre un mismo tema y sobre lo que Ian siempre hablaba, sobre hijos.
Hasta que escuché algo que me asustó.

-Si, yo tengo un hijo —el corazón se me paró, no sabía si reír, llorar o preocuparme por si Ian se enteraba de quién era su padre

-Iván, ¿Te quedas a comer? —pregunté para evitar que siga hablando

-¿Eh? Bueno, si Ian quiere —ambos volteamos a verlo, el asintió emocionado

Agarre las llaves del auto y salimos los tres a comprar, por qué en la alacena no había una mierda, gracias a Ian que se morfa todo.
Ya en el supermercado, pasaron cosas, Ian se nos perdió en las góndolas, se cayó y se raspó, y nos peleamos con la señora de la caja, muy normal todo.
Al llegar nuevamente a casa Ian llegó al sillón, llevado a upa por Iván, por qué el nene exageraba con que no podía caminar.
Me agaché a la altura de su rodilla y con un algodón le pasé un poco de alcohol, ni hablemos del grito que pegó al sentir el algodón húmedo, como buena madre le sople la herida para que no le arda tanto por culpa del alcohol y le puse una anestésico en crema, y finalmente una gasa con un poco de cinta para que no me llene de sangre la casa.
Iván y yo éramos un desastre para cocinar, imaginen lo que era la cocina en ese momento, cosas tiradas por doquier, Ivan tratando de apagar un repasador incendiado, espera, ¿Qué?

-Soltá eso boludo, te vas a quemar —se lo saqué de la mano y lo tiré al suelo para luego pisarlo, y ahí se apagó.

Y ahí estaba, siendo feliz, por primera vez cenando en familia, está vez no éramos dos en la mesa, como de costumbre, estábamos madre, padre e hijo, felices y sin saber lo que el futuro nos tenía preparado.

𝕀𝕒𝕟  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora