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CONSUELO CARRERA

Domingo, donde se puede dormir hasta tarde y quizá dormir siesta, pero en esta casa no, por qué desde que Iván y Aixa viven acá, madrugamos todos los días y estamos hasta tarde.
No tenemos planes, estábamos sentados en el living jugando un juego de mesa, el Ludo o Parchís.

-PERO ANDATE BIEN A LA MIERDA, AIXA —estalló Ian, quién se arrepintió al instante al ver la mirada que le di.

Seguimos jugando hasta que Iván se comió mi ficha.

-Sos una chinga —m levanté molesta y bastante estresada, dispuesta a ir a dormir— Nos vemos más tarde

Fui directo a la habitación y me acosté en la cama con mi celular, estaba viendo Instagram, no había nada interesante hoy en día.
Pasaron menos de 10 minutos, que alguien llegó y se acostó entre mis brazos.
Lo miré y hablé.

-Que pollerudo que sos —me reí, el estaba serio— Como se nota que sin mi no podés estar

-No hace gracia, Consuelo —m abrazó — Quiero pasar un rato con vos, casi nunca tenemos tiempo solos

-Tenés razón —dije igual abrazandolo— Pero tenemos que encargarnos de los nenes, no podemos tener un rato solos —volví a reir— Vienen y se tiran encima nuestro, te hacen figurita, boludo

-¿Eh? ¿Que es eso de "boludo"? —me miró indignado — ¿Xq no me decís como antes?

-Por que no me da la gana —me reí

Después de esa conversación seguí viendo mi celular y él se fue con los nenes.
Yo ya estaba cansada de estar todo el día en casa, y ahora que me doy cuenta, gano plata fácil, no me parecía bien eso.
Pensé un rato y se me ocurrió la idea de buscarme algún trabajito, en un local o alguna tiendita, algo simple.
Decidí hablarlo con Iván, para ver qué opinaba él.

-Cielo —lo llamé, él llegó y me preguntó qué pasaba — Escúchame, yo quiero empezar a trabajar

-Pero vos ya trabajas, ¿A que te referís?

-Que quiero dejar de ganar plata fácil, me gustaría esforzarme también para conseguir algo

-¿Vos pensás eso? Es como vos quieras Consu, sabes que yo te voy a apoyar en tu desicion

-Gracias corazón —me levanté a darle un abrazo

Ahora, lo difícil era encontrar un lugar para trabajar, en esta zona hay bastantes locales chicos, kioscos, los supermercados chinos y esas cosas, tendría que ir local por local e ir preguntando si necesitan empleados, ¿No?

...

Al día siguiente me desperté temprano para llevar a los nenes, les preparé el desayuno a ellos y a Iván.
Ya los nenes en el colegio, me tomé el tiempo de pasar por algunas tiendas.
Me faltaba un kiosco, ya no tenía esperanza, ya todos me habían dicho que estaban bien y no necesitaban más gente.
Entré al lugar

-Hola, buenas —saludé amable, pero no había nadie, detrás de la cortina salió una señora bastante apurada, que, detrás del mostrador me habló

-Hola nena, ¿Qué andas buscando? —parece simpática la doña, pero parecía andar bastante ocupada
Desde detrás de las cortinas se escuchaban unos críos llorando y un hombre que parecía estar bastante molesto.

-Disculpeme la molestia señora, pero yo ando buscando trabajo, y me preguntaba si usted necesitaba gente para ayudarle con el Kiosco

-Ay querida, la verdad serías de gran ayuda, es que yo con mis muchachitos y mi marido no puedo atender el local ya —habló un poco desanimada

-Si usted quiere puedo ayudarle, no tengo problema —le dije, siempre con amabilidad, respetando y tratando de no verme insistente

-¿Sabe que mijita? Vengase mañana mismo que hablamos de algunas cosas así puede empezar a trabajar

-Muchas gracias señora, enserio —agarre unas cuantas golosinas que había ahí y las dejé en el mostrador— ¿Cuanto sería esto? Dije sacando tres billetes de 100

-170 serían mija

Le pagué, le agradecí y me fui.
Al llegar los nenes estaban en casa, Iván estaba renegando por qué Ian y Aixa estaban discutiendo.

-Aver, aver, aver —alzé la voz — ¿Que pasa acá?

Los tres hablaron a la vez.

-Pasa que Ian me está porfeando con que en la película de la sirenita, la sirena va a ser blanca

-Ella me dice que va a ser negra la sirenita, ma

-Estos pendejos de mierda, que son más hincha pelotas que la vieja de acá

-Hagamos una cosa, mis amores, se calman y vamos a ver una peli —dije y les mostré la bolsa que traía— Les traje caramelos

𝕀𝕒𝕟  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora