Cuando la soga tira de ella y su cuerpo reacciona buscando liberación, Athanasia solamente puede pedir perdón a las personas que le amaban y que siempre dieron todo para que viviera. Su nana Lily York, sus hermanas Hannah y Seth, sus hermanos Louis...
Había una vez, dos niños que crecieron como hermanos, a pesar de tener diferentes padre y madre, ellos sabían que eran unos príncipes. Esos niños fueron cuidados y amados por sus doncellas y cabaleros, quienes orgullosos, alababan sus logros que con esfuerzo obtenían.
Ambos príncipes vivían en un imperio llamado Obelia, mismo que era de grandes riquezas y con fuertes magos que protegían la enorme cuidad, junto a su emperador.
Con el paso de los años, esos niños fueron creciendo, demostrando cuan inteligentes eran, pero todo cambio cuando un ser lleno de oscuridad llego al debut de las señoritas de catorce años. Un hombre, corrompidó por la ambición presentó a un ser podrido como la sangre del emperador, bajo el nombre de Zenit Margarita, alguien que se decía ser la hija del gobernante.
Desde la llegada de ese ser, el brillante y resplandeciente imperio se vio cubierto por una enorme nube negra, que hacía a todos caer rendidos a los pies de aquella moza de cabello marrón y despreciar aquellos seres de luz que permanecían detrás de las paredes de un palacio abandonado.
Pobre almas ignorantes y estúpidas, la princesa que tanto aman, es la misma que los va a llevar a la ruina. Pobres almas ignorantes y estúpidas, que no han notado que mataron a la luz pura del imperio y que su sombra; se acerca para reclamar las vidas de todos aquellos que se atrevieron a herir a aquella hermosa hada.
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Los infiltrados rodean los puestos de comida, ropa, accesorios y otros más. Observan con precaución alrededor de las grandes multitudes que parecen hablar alegres por la muerte de aquella princesa que los amaba sin recibir nada cambio.
- Deberiamos matarlos ahora - susurra la joven doncella de cabello castaño y ojos marrones - Por favor
- Sera divertido abrir sus gargantas y verlos chorrear cual fuentes - asegura la de cabello purpura y ojos morados
- ¡Seht, Hannha! - regaña el hombre de cabello negro y ojos oscuros - Recuerden, un asesinato se planea en silencio - susurra cerca de ellas
Las dos damas se disculpan, saben que el mayor tiene razón, no pueden hablar de eso en voz alta, pero aun así quieren planear aquella muerte masiva que pronto cubrirá Obelia.
- ¿Escuchaste? - dicen pronto cerca de ellos
Los tres invasores se entretienen observando con interés las fruta y verduras de uno de los puestos, «Quiero saber todo acerca de ellos, incluso cuantas veces va al baño ese bastardo y cuantas veces esa maldita zorra gasta el dinero del imperio.» esas habían sido las palabras de Andreus, cuando les dio las indicaciones para invadir de manera lenta y segura.
