3 |✨🎧🎶Jimin🎶🎧✨|

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El sol me sonreía con arrogancia mientras pedaleaba, como si el desgraciado disfrutara ver el humo que salía de mi casco.

Mi cabeza estaba a punto de arder en llamas.

Estúpido sol. Pensaba. Estúpido calor, estúpido Namjoon.

Los viernes eran los días favoritos para un gran porcentaje de la población. También eran los menos favoritos para aquellos idiotas que trabajaban los fines de semana.

Soy uno de esos idiotas.

No me pagan lo suficiente.

A la gente le gustaba trabajar, (cosa que claro no entendía) dieciséis horas al día de lunes a domingo.

No muy lejos de Danbam había una empresa de publicidad, la cual tenía una política que obligaba a sus empleados a salir temprano los viernes. Al parecer el CEO había tenido problemas con derechos humanos por no permitir descansos. Lo cual me parece gracioso teniendo en cuenta que ellos mismos estaban ahí los domingos por voluntad propia, la mayoría al menos. La cosa era que si el tipo no les daba un descanso obligatorio lo terminarían multando por una cantidad considerable. Entonces, desde hace un par de semanas el edificio SEON cerraba a las 5:00PM.

Y bueno, no es que me interesara mucho cómo era que ese hombre manejaba su imperio. O al menos eso pensaba, hasta que el primer viernes que sucedió, una estampida de hombres y mujeres en traje entraron por la puerta de Danbam.

¿Recuerdan esa escena de Bob Esponja en la que el un montón de anchoas entraban a comer al crustáceo cascarudo? ¿Recuerdan el caos que provocaban? Pues cada viernes me sentía como Calamardo.

—¿Hasta Gamcheon? —había preguntado, incrédulo, mientras miraba la dirección que marcaba la bolsa— no puedes hablar enserio ¡Eso queda del otro lado de la ciudad!

Namjoon me ignoró y salió a prisa de la cocina, cargaba tres bandejas llenas de comida.

—Matt lleva esto a la mesa ocho —indicó a uno de mis compañeros.

Mis cejas se fruncieron.

¡Esto es ridículo!

Mi jefe entró y fue directo a la plancha, ignorándome ¡ignorándome!

—¡Llegaré mañana si tengo suerte!, ¡Teniendo en cuenta que un auto no me arrolle antes! —me quejé.

—Jimin el lugar está abarrotado, es viernes, todo el mundo tiene deberes —respondió volteando carnes a toda velocidad—, eres el único disponible para llevar eso.

—¡Pero es hasta Gamcheon! ¡Gamcheon!

Namjoon suspiró.

—Mira, sé que es lejos, lamento enviarte hasta allá, pero ya pagaron la comida y no tengo a nadie más —sacó las carnes y puso una hilera nueva, se veía más estresado que de costumbre. De pronto sentí culpa— Yo... —volvió a suspirar— mira, solo ve, hazme ese favor, cuando vuelvas podrás irte a casa.

Y eso llevó a pedalear hasta el culo rico de la ciudad.

—"Podrás irte a casa cuando regreses" —lo imité de forma lamentable—. Bien, vete al diablo Namjoon, dejaré de llenar el frasco para tu regalo de navidad.

Al menos me había librado de las anchoas, no soporto a los adultos borrachos, y parece que es lo único que saben hacer además de trabajar.

Llevaba casi treinta minutos de camino cuando el paisaje comenzó a verse sofisticado. Casas enormes y ostentosas, jardines impecables, vidas que cualquiera en este país desearía.

¿Puedo llamarte ésta noche?- KOOKMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora