Fueron necesarias tres semanas para acostumbrarme a mi nueva vida.
Como había prometido, mamá me compró una bicicleta, bastante funcional, a decir verdad. Ella comenzó a trabajar como trabajadora social en un hospital en el centro de la ciudad, era en realidad la razón por la que nos habíamos mudado. Ya que le habían ofrecido el puesto y la paga no era mala.
Tenía libres los domingos así que aprovechábamos para desayunar juntos. El resto de la semana se resumía en ir a la escuela, hacer deberes y leer uno que otro libro. Tenía que admitir que la vida no era mala. El campo siempre estaba silencioso, fresco y verde, perfecto para salir a dar un paseo o para salir a pintar un lienzo al aire libre.
La escuela tampoco era horrible, diría que era algo así como interesante. El colegio al que asistía, a diferencia de la mayoría, no obligaba a sus alumnos a quedarse hasta tarde. La hora de salida eran las 2:20 PM y estaba agradecido por ello. Las clases no estaban mal, no me costó mucho ponerme al corriente. Quizás porque no tenía mucho qué hacer en casa y me pasaba haciendo tareas y estudiando.
No estaba mal, ni la escuela, ni la casa, ni las clases.
Aunque...
Aunque siempre había unos días más difíciles que otros.
—¡Atención!, compañeros ¡Atención! —el bullicio no cesó, pero tampoco aumentó— ¡Si no se callan me voy a quitar la blusa!
Eso funcionó. Más o menos.
—Adelante So-yeon —un chico, Baek Yunjae, que se encontraba sentado sobre su pupitre, habló mientras sonreía— deléitanos con un buen espectáculo cariño, peeero, déjame antes poner un poco de ambiente— entonces sacó su teléfono y puso Poker Face de Lady Gaga— Ahí lo tienes —le guiñó un ojo.
So-yeon estaba roja, quizás un poco molesta y un poco avergonzada. Me sorprendió que no hiciera un escándalo.
—Apaga eso Yunjae, esto es algo serio —el chico rodó los ojos, se cruzó de piernas, sin embargo, apagó la música— gracias, ahora —se aclaró la garganta— ¡Compañeros! ¡Hay terribles noticias!
La mayoría hablaban entre ellos, el salón siempre era muy caótico, pero al parecer a So-yeon no le importaba mucho pues continuó hablando.
—¡Van a quitar el menú vegetariano de la cafetería!
—Lee baja de ahí, a nade le importa.
Una chica bajita de cabello oscuro comentó, So-yeon le dedico una mirada filosa.
—Tenemos que presentar una queja, hay que unirnos, somos muchos. Si nos manifestamos podemos hacer que regrese.
Yunjae pegó un saltó, caminó hasta la mesa donde So-yeon estaba parada y se subió. Él era mucho más alto que ella, pero ella se veía más amenazante.
—Mira, querida, me da mucho gusto que prefieras comer zacate en lugar de carne, y en serio no hay nada en contra del vegetarianismo, pero creo que hablo por todos aquí cuando digo que nos importa una reverenda mierda que dejen de servir pasto en el almuerzo. Es más, creo que todos están felices de tener que dejar de conformarnos con pesto y frijoles cuando se termina el pollo.
Él sonrió, ella lo miraba con chispas en los ojos.
Yunjae y So-yeon se llevaban pésimo, peleaban todo el tiempo.
Si me lo preguntan creo que él disfruta molestarla.
—Yo no te estoy pidiendo tu opinión Yunjae, y baja de aquí, estás incomodando a Jungkook.
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¿Puedo llamarte ésta noche?- KOOKMIN
FanfictionEl día que me reencontré con Jungkook yo tenía diecisiete años, y era lo bastante estúpido para no recordarlo. Tal vez fue ese cabello rebelde que había crecido demasiado, o quizás era esa imagen de chico misterioso y atractivo con el que cualquiera...