Escena 3

961 58 8
                                    

Escena 3

Ojos plomos

 

Desperté en un cuarto blanco y con una luz en mi cara que me chocaba directamente, empecé a examinar el lugar y no reconocí nada. Vi el reloj que marcaban la 2 y supuse era un sueño, ¿qué podía hacer yo en un cuarto blanco a las 2 de la tarde si a esa hora estaba en la escuela?, no había modo. Me levante de la cama en la que estaba y está rechino asustándome y haciendo que me moviera bruscamente y me doliera el estomago

— No te muevas —  me ordena una autoritaria voz masculina

Obesco al instante poniéndome la piel de gallina, volteo para ver de quien era la voz y veo a un hombre en traje leyendo el periódico y tomando un café mientras estaba sentado en un sofá casi tan blanco como la habitación

—  disculpa, ¿quién eres? Y que... carajo ¿me estas robando los órganos? —  chille y me quite la sabana que me cubría para ver mi estomago

¡DIOS MIO! tenía un parche justo en el vientre, ¡DIOS MIO!, recordaba esto de alguna cadena que me habían enviado cuando aun existía el Hotmail y la gente no tenia Facebook, personas sin escrúpulos dopaban a personas sexys y bellas como yo para robarle los órganos , me habían quitado algo, de seguro un riñón , o el hígado, o el páncreas, ¿para que necesitarían mi páncreas y que haría yo sin él?, moriría, estoy muriendo, sentía que el aire me faltaba, estaba mareada y nerviosa y solo quería llamar a Alexan, ¿Por qué tenía tan mala suerte?, ¿era por no reenviar esas cadenas de Hotmail?

—  ¿Qué?—  pregunto indignado— No — dijo molesto

Bajo el periódico que le tapaba la cara y me miro directamente. Habían personas simpáticas, personas bonitas, personas muy guapas, como mis amigas, personas hermosas, como mi hermano, personas que no solo eran hermosas, guapas, maravillosas y con una personalidad impactante, como yo... pero también habían personas que simplemente te dejaban sin aliento con una sola mirada, personas que hacían que la química que siempre odie se volviera un sustantivo que calificaría como algo bueno una situación referente a mí, personas como él.

Sus ojos  plomizos invadieron cada uno de mis sentidos y por un minuto olvide como respirar. Joder, era guapo, muy guapo, demasiado para su propia salud y para la mía, pero también era un ladrón de órganos y no podía darme el síndrome de Estocolmo o algo así y enamorarme de mi captor, debía huir, sí, eso, huir sin mi páncreas que debe estar un frasquito de esos raros transparentes y con agua color amarilla, mi hermoso páncreas —solloce mentalmente—.

—  Te encontré en el estacionamiento, estabas desangrándote y te traje a esta clínica—   me respondió casi ignorando el hecho de que yo me estaba hiperventilando por el pánico

Oh!, cierto, la loca del estacionamiento, como lo olvide, Heather y Salma me las pagarían si esto dejaba marca. Aunque el bombón de ojos plomos merecía toda la pena del dolor.

—  Gracias, yo... debo llamar a mis padres

—  Ya los llame, encontré tu celular en tu cintura. —   Uhmm, Mr. autoritario atacaba otra vez —   Y tus padres estuvieron acá pero se fueron hace horas, tu hermano se fue a las doce y tu amigas están en la sala de espera— saco su celular y sin prestarme mucha atención empezó a llamar a alguien

—Oh, sí— recordé— Mis padres tenían hoy una cena de negocios, no dudo que eso haya pasado, gracias por ayudarme, enserio—

Debía estar muy sonrojada, no por la vergüenza sino por la ira, mis padres siempre hacían esto, pero esta vez se habían excedido, me habían dejado con un completo desconocido. Mr. autoritario, como decidí llamarlo  ya que no sabía su nombre, no me prestó mucha atención y siguió con su llamada, presione el botón a mi derecha que supuse llamaba a la enfermera y me acomode más en la camilla

I'm a Bitch.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora