Sonrisa

550 45 10
                                    

Al menos 3 meses han pasado desde la partida de Kousei y Kaori, he estado en contacto constante con la pareja, lo primero que hice fue disculparme por no asistir a la despedida, tuve que inventar una excusa tonta pero creíble. También he recibido cartas y fotos, se ven tan felices que me duele el pecho tan solo de mirar como Arima sonríe y saber que ya no soy la causante del brillo que emana del chico con lentes.

Mi mente ha girado en torno a las veces que hice sonreír al pianista con mis ocurrencias o simplemente con las pláticas que teníamos casi a diario, pero hay un momento que jamás podré borrar de mi memoria.

"Una conversación y bromas como las de siempre" Nos encontrábamos sonriendo, yo provocaba una sonrisa en él, como siempre lo hacía.

"A mi lado tenía un chico... mentiroso" La mentirosa siempre fui yo, engañándome a mi misma una y otra vez al no confesar lo que sentía por mi amigo de la infancia.

"Igual que tú estabas a mi lado, yo estaba al tuyo" Éramos dos almas unidas que estaban destinadas a estar juntas por siempre, o al menos eso creí.

"¿Acaso eres tonto? A Kao-chan le gusta Watari" Mentirosa, sabías perfectamente que no era así, manipulaste la situación a tu favor, pero no usaste las palabras correctas.

"No tienes ninguna oportunidad de ganar contra Watari si hay una chica involucrada" ¿En qué demonios pensaba? Solo era rabia contenida que intentaba disipar para poder mover mis fichas y ponerme en ventaja sobre la chica del violín.

"Dijiste que siempre estarías a mi lado... No sabes nada de mí" Mentirosa, eras tú la que no querías conocerte por miedo al abandono de Arima, miedo a decir una palabra que podía resultar en alejar a ese chico.

"Tú... tendrás que enamorarte de mí" El mayor pecado fue no saber manejar las palabras correctamente ¿De verdad era necesario decir eso en un momento tan crucial? Ya no importa.

Quiero creer que lo dije en un momento de debilidad y que Kousei no pensó que era relevante, jamás terminé de entender lo que pasaba por mi mente en ese momento, lo único que sé es que en esa tarde lluviosa terminé por sepultar la única oportunidad que tenía de enamorar al chico que me hacía brillar.

Un día recibí una carta de la pareja, me contaban la posibilidad de grabar una pieza musical, pero estaban faltos de inspiración. Decidí enviar como respuesta algo que había escrito hace un par de días atrás.

"Tu abrazo me cobija, pero tus palabras me acomplejan.
¿Qué pasó? ¿Por qué no me escuchas?
Tu confianza es tan ajena a mí, tus acciones me atormentan.

Quiero que gastes toda tu energía en mi ser,
¿Te sientes bien? Aún me preocupas.
Quiero sentir que a tu lado ya no hay que temer.

Siempre te he admirado, aun así ya no te veo brillar.
¿Por qué no me miras? ¿Mi alma no te gusta?
Como una flor a la lluvia te he de esperar.

La vida junto a ti se ha tornado incompleta.
¿Qué sucedió? ¿Mi realidad te asusta?
Solo queda el polvo de una cuerda que rodea mi tristeza.

Un sueño que pronto se convierte en vapor,
Tus palabras punzocortantes me suenan injustas,
Vapor opacado por mi tristeza y tu rencor.

El calor que me brindas se siente incompleto,
Incompleto como las estrofas que en esta obra resultan,
Cómo la conclusión y la decisión que se llevará el viento."

Empapado del amor que siento hacia el chico de esa relación, envié la carta con el poema que existe por él, esperando que mi dolor al menos sirva de inspiración para la fuente que lo crea. Se escapan mis días, mis noches, mi sueño y mis ganas de continuar con esta mentira que estoy empezando a creer, la mentira de que alguna vez volveré a ser la creadora de la sonrisa de mi amigo de la infancia.

Los tres años que no te quise amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora