Heridas

244 28 5
                                    

Quiero pensar que lo que estoy haciendo es de utilidad para salir del hoyo en el que me encuentro.

Creo que ha pasado al menos año y medio de la despedida de Miyazono Kaori y Arima Kousei. Yo, Tsubaki Sawabe, estoy recibiendo atención psicológica. Comencé las sesiones hace 3 meses, justo después de mi cumpleaños y del incidente que mi brazo tuvo.

A pesar de ser diagnosticada con depresión, no fui medicada y solo sigo las indicaciones que mi psicóloga me ha dado. Cosas normales como salir a tomar aire fresco y cosas similares.

También le mostré los escritos que había hecho anteriormente, me felicitó principalmente por liberar lo que sentía de un modo sano, y recalcó mi talento con el lápiz y papel.

Siento muy profundamente que he progresado, aunque sea un poco, lamentablemente mi brazo no puede decir lo mismo. Bajo la manga larga de mi playera se encuentra mi secreto más profundo; Múltiples cortes, algunos más profundos que otros.

No encuentro el modo correcto de abrirme sobre ese tema, y aunque sé que está mal, también me ayuda a relajar mi mente.

El calendario dice que hoy es agosto 25, tengo cita. Al llegar me recibe la vista y las preguntas habituales. A media sesión, me comentó la doctora de una actividad diferente a las que solíamos realizar, puso frente a mí una hoja y una pluma. Me pidió escribir un poema sobre todo lo que esté sintiendo ahora o haya sentido en la semana, lo hice sin titubear.

"El reloj marca el inicio de mi agonía

Un paso, un asiento, un abrazo que se lleva el viento
Una hora, dos, tres. Perdí la noción del tiempo
Mi mente gira veloz "Solo fue un mal día"

Pesadez en mis ojos, recuerdos del ayer
Ansiedad en mi cuerpo, un beso inexistente
Una voz conocida resuena estando inerte
"Te estás ahogando, deja morir al pez"

Burlas y contradicciones suenan en mi alma
Mi corazón late con rapidez, guiado por enojo
Mis uñas hicieron llorar a mi brazo un característico rojo
Un rojo que susurra la verdad; no me queda nada

Un beso reconfortante, una silueta esponjada
Una pregunta reconfortante, un abrazo sincero
Un corazón relajado, una frase que siempre espero
"Te amo, no lo olvides", una sonrisa pintada"

Lo escribí de modo veloz y sin pensar, jamás me di cuenta de que indirectamente admitía que me seguía autolesionando. Mi cara de preocupación se notaba a kilómetros y la avalancha de preguntas no tardó en comenzar.

"¿Qué significa para ti este poema?" Difícil explicar, tiene que ver con todos mis sentimientos encontrados.

"¿Dejar morir al pez?" Sí, es complicado, tiene que ver con dejar ir las cosas, pero ser demasiado infantil para rehusarse, como yo.

"¿Alguna línea tiene que ver con Arima?" La segunda línea de la segunda estrofa y la última estrofa.

"Esto me preocupa mucho ¿Brazo rojo y uñas?" Sobre eso... En un ataque de ansiedad del pasado no tuve mayor método de control y rasqué mi brazo hasta sangrar.

"¿Hace cuánto fue eso?" No creo que tenga menos de 2 meses, pero no ha vuelto a pasar.

Sorprendentemente, no me pidieron levantar mis mangas para revisarme. La sesión terminó con normalidad y me dirigí a casa lo más rápido que pude.

Llegué y lo primero que divisé fue una navaja para afeitar con mi sangre seca, se encontraba junto a la carta que Kousei me había dado. Antes de soltar en llanto avancé decidida y me di un baño caliente.

Mis brazos reaccionaban al contacto del agua caliente con las heridas, ardían de un modo horrible. Luego del baño intenté contactar con mis amigos, pero nadie contestó. El golpe de la soledad fue tan contundente que caí desmayada en el piso de mi alcoba.


"Mi mente solo piensa en ti, incluso si no lo sabes, Arima..."

Los tres años que no te quise amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora