Valery Meyer no tenía la mejor vida, pero era feliz al menos podía costearse sus lujos que fue lo que desde niña le enseñaron tener todo era lo que su madre le decía.
Había sido criada por tres personas, aunque ninguna le sirvió mucho, no fue hasta...
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Valery Williams Meyer García, odiaba tener los apellidos del hombre que la había traído al mundo y del que había tratado de ser una figura paterna, lo más cercano a una admiración era su madre aunque ya no podía decirlo mucho.
─No puedes seguir haciendo lo que te plazca Valery, yo no soy Damián ni tu padre ─réplico su madre entrando a la habitación de su hija después de que esta bufara.
─Ya te dije que estaba con Raúl, esta pasando por un momento difícil además ¿desde cuando te importa donde este mamá? ─pregunto con frialdad soltando una risa sin chiste─, Los últimos tres días solo me llamas para saber si papá o mi padre me han enviado dinero
─Me preocupó por ti Valery, estas tan concentrada en hacer lo que quieres que no te fijas en eso ¡Soy tu madre te guste o no!
─¡Yo soy tu hija!, ¡Tambien soy tu maldita responsabilidad!─ reprochó levantando la voz, y prosiguio con frialdad:─¿Esperas que alguien más entre a tu vida mamá?, ¿Esperas que lleve el apellido de alguien más?
─Hazte responsable por una vez Vale, ya no me metere en tu vida si eso quieres, pero arreglate con tu padre, o peor aún habla con tu hermano que esta metido en problemas─ salió de la habitación.
Se tumbo a su cama, su plan era quedarse con Raúl sobretodo después de lo que pasó después de curar el golpe del chico, pero su gran sorpresa su hermano se había metido en problemas por lo que su madre la llamó molesta haciendo que fuera a su casa. Estaba cansada y frustrada de fingir ser única y de tener a su madre y mentir sobre su padre, era mejor ser real pero jodida sorpresa la opinión era importante para la diseñadora y suficientes problemas le habían dado los ilegítimos hijos a su padre para ella causar más.
Cerrando sus ojos intentando dejar de existir aunque sea por un par de horas el sonido vibrante de su celular contra su escritorio la hizo bufar levantándose de la cama tomando el celular teniendo pánico al ver el mensaje de Instagram.
Se tus secretos, alguien tan linda como tu sabe fingir.
Su pulso se aceleró comenzando a temblar pensó en avisarle a Raúl, pero como siempre no quería que el chico cargará con sus problemas, ladeo su cabeza un poco y comenzó a teclear.
¿Quien eres? O mejor aun ¿que quieres?.
El celular no sonó hasta unos minutos después creyendo que era aquel hacker lo tomó con pereza al ver el nombre sonrió contestando la video-llamada.
─Te extraño ya, extraña─ la voz de su amigo la hizo sonreír aun más─, ¿todo bien con tu mamá?
─Todo fabuloso, le salió su lado protector ya la conoces ─soltó una risa triste─, Quisiera tenerte aquí y abrazarte
